El rechazo al inmigrante llega a Finlandia
El partido populista que triunf¨® en los pasados comicios pone fin a la tradicional correcci¨®n pol¨ªtica - Los extranjeros constituyen apenas el 3%
Hay veces que los discursos de los pol¨ªticos poco tienen que ver con las preocupaciones de los ciudadanos. Hay otras en las que los pol¨ªticos son capaces de crear con sus mensajes nuevas realidades y problemas hasta entonces inexistentes. Es lo que ha sucedido en Finlandia, un pa¨ªs con un n¨²mero de inmigrantes muy reducido -en torno al 3% de la poblaci¨®n- y sin grandes conflictos interculturales, en el que la inmigraci¨®n ha ocupado un lugar central en el debate previo a las elecciones del pasado domingo.
De los atriles de los pol¨ªticos ha saltado a la calle, donde se escucha una ret¨®rica antiinmigraci¨®n inimaginable hasta hace bien poco en el pa¨ªs de la tolerancia y la correcci¨®n pol¨ªtica. Aut¨¦nticos Finlandeses, el partido populista que ha multiplicado por ocho su n¨²mero de esca?os, ha sido el encargado de inundar la campa?a de mensajes antiinmigraci¨®n con un lenguaje claro y directo que ha seducido a parte del electorado.
"Ahora hay mucha tensi¨®n, esto es nuevo", asegura un somal¨ª
"Que les pongan un sello en la frente y los devuelvan a su pa¨ªs", dice un nativo
Es en los barrios del este de Helsinki, los m¨¢s empobrecidos y en los que se concentra un mayor n¨²mero de inmigrantes, donde la tensi¨®n es m¨¢s palpable. All¨ª, nativos y reci¨¦n llegados, m¨¢s o menos recientes, compiten por los recursos de un Estado generoso, pero que nunca reparte a gusto de todos.
Itakeskus es uno de esos barrios. All¨ª, en una cafeter¨ªa regentada por un somal¨ª, se dan cita Abdul Bari Yusef y sus compatriotas para comer arroz con carne picante con las manos, ver las noticias que retransmite el canal pan¨¢rabe Al Yazira y charlar un rato. "Ahora hay mucha tensi¨®n en la atm¨®sfera. Esto es nuevo para nosotros los extranjeros. Lo vivimos como una amenaza, porque no sabemos qu¨¦ va a pasar despu¨¦s de las elecciones [y el consiguiente ascenso de los populistas], si van a cambiar las leyes y c¨®mo", dice Yusef, un joven mediador somal¨ª que lleg¨® a Finlandia a principios de los noventa, cuando apenas se ve¨ªan negros por las calles de Helsinki.
Hoy, los somal¨ªes son la tercera comunidad extranjera m¨¢s numerosa -despu¨¦s de los rusos y los estonios- y sin duda la m¨¢s estigmatizada y discriminada. Cuenta Yusef que hoy mismo, un hombre le ha lanzado un mensaje amenazador desde la ventanilla de su coche en un sem¨¢foro: "Jodido negro, se te est¨¢ acabando el tiempo". Como numerosos analistas, Yusef cree que tras las pasadas elecciones se ha propagado un sentimiento antiinmigraci¨®n, despu¨¦s de que los Aut¨¦nticos Finlandeses exigieran machaconamente restricciones, por ejemplo, a la reunificaci¨®n familiar de los inmigrantes.
Un par de paradas de metro m¨¢s all¨¢, cerca de la conocida como avenida de Mogadiscio, unos j¨®venes desempleados ilustran con claridad las teor¨ªas de Yusef. "Yo no soy racista, pero lo cierto es que a los negros les dan subsidios y a nosotros nada. Por m¨ª, que les pongan un sello en la frente y los devuelvan a su pa¨ªs", dice Topi Jokinen, quien perdi¨® su empleo en un astillero y ahora malvive como puede.
A su lado, otro joven, con ch¨¢ndal gris, cuello tatuado y una botella de vodka en la mano, echa un trago a las once de la ma?ana para aclarar la garganta antes de hablar. "Mire, a m¨ª no me gustan los somal¨ªes. ?Por qu¨¦ tienen que venir aqu¨ª a quitarnos el trabajo?", se pregunta este hombre, que dice haber votado a los Aut¨¦nticos Finlandeses.
Escuchar argumentos como estos, en voz alta y en plena calle, constituye una aut¨¦ntica novedad en este pa¨ªs, explican los expertos. "Cuestionar la llegada de inmigrantes y refugiados es algo que estaba latente, pero ahora, a pesar de nuestra tradici¨®n de correcci¨®n pol¨ªtica, se ha convertido en aceptable hablar de ello", explica Katja Vilkama, investigadora de la Universidad de Helsinki especializada en temas de segregaci¨®n urbana. "Los Aut¨¦nticos Finlandeses han pedido que se pongan trabas a la reunificaci¨®n familiar y, aunque han sido muy cuidadosos con las palabras, han sabido despertar las emociones de muchos finlandeses", a?ade.
Al margen de estrategias electorales, los expertos explican que parte del rechazo a los inmigrantes tiene que ver tambi¨¦n con la historia del pa¨ªs y piensan que tal vez era solo cuesti¨®n de tiempo que el debate migratorio aterrizara en Finlandia como lo ha hecho en otros pa¨ªses n¨®rdicos. Los inmigrantes y refugiados comenzaron a llegar a principios de los noventa, en oleadas que coincidieron con el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica primero y con conflictos como el de Somalia despu¨¦s. Pese a que hoy todav¨ªa son muy pocos comparados con los que acogen pa¨ªses como Suecia o Noruega, su llegada a Finlandia se ha producido en un periodo corto de tiempo y se ha concentrado en las ciudades. Los inmigrantes han desembarcado adem¨¢s en un pa¨ªs muy homog¨¦neo -tal vez con la excepci¨®n de la minor¨ªa suecohablante, el 5%-, donde la poblaci¨®n no estaba acostumbrada a tratar con gente de distinta religi¨®n o color de piel.
Creen los observadores que a¨²n es pronto para extraer conclusiones y que la prueba de fuego que determinar¨¢ el grado de integraci¨®n y de rechazo a los extranjeros ser¨¢ la segunda generaci¨®n de inmigrantes, los que han nacido y estudiado en Finlandia y que pronto saldr¨¢n al mercado laboral. Es cuando se ver¨¢, dicen, si el admirado modelo social finland¨¦s funciona tambi¨¦n para los inmigrantes.
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