?Matar¨ªas por un piso?
La protagonista de Dream home, s¨ª. La cinta hongkonesa, que a¨²na gore y denuncia social, evidencia los estragos que est¨¢ provocando la especulaci¨®n inmobiliaria en la juventud china.
"?Qu¨¦ estar¨ªas dispuesto a hacer para conseguir el piso de tus sue?os?". Es la pregunta que lanza el director Pang Ho Cheung (Hong Kong, 1973). La respuesta m¨¢s bestia la proporciona Cheng Li-Sheung, la dulce mileurista que protagoniza su pel¨ªcula Dream home. El personaje que encarna la actriz Josie Ho se empe?a en desinflar a pu?aladas la burbuja inmobiliaria. "La idea surgi¨® en una cena con unos amigos", recuerda Pang. "Nos quej¨¢bamos del continuo aumento del precio de la vivienda en Hong Kong y nos pregunt¨¢bamos qui¨¦nes y c¨®mo pueden, con lo precios actuales, hacerse con una. Sin duda, nosotros, no. La conversaci¨®n fue derivando hacia lo que ser¨ªamos capaces de hacer por tener una en propiedad. Se nos ocurrieron unas cuantas posibilidades, todas ilegales, y luego pens¨¦ que quiz¨¢ haya quien pueda ir m¨¢s all¨¢ y no dude en matar para conseguirlo".
Los exorbitados precios actuales pueden llevar a una persona normal a la locura
As¨ª naci¨® la joven teleoperadora Cheng, que urde un sangriento plan para combatir a los especuladores que, a su lado, parecen monjas de la caridad. Todo porque, tras sufrir la demolici¨®n del viejo bloque de viviendas que habitaba su familia para erigir en su lugar una de las muchas urbanizaciones de lujo que demandan los nuevos ricos chinos, su situaci¨®n econ¨®mica le impide acceder a la vivienda que ans¨ªa. Ni siquiera endeudando a sus biznietos.
"Supe que ten¨ªa que utilizar violencia extrema para criticar el secuestro de la sociedad a manos de los especuladores y mostrar que los exorbitados precios actuales pueden llevar a una persona normal a la locura". ?Gore como veh¨ªculo de denuncia social? "S¨ª. Quiz¨¢ muchos espectadores busquen solo una estimulaci¨®n sensorial, pero espero que, cuando salgan del cine, la historia les haga pensar sobre el mundo en que vivimos. Con que lo hagan durante un minuto, me conformo", explica Pang.
Ser¨¢ cuando se les haya pasado el shock, claro. Porque los 96 minutos del filme, que pudo verse en la pasada edici¨®n del Festival de Sitges y permanece sin distribuci¨®n en Espa?a, son un cat¨¢logo de barbarie. Cheng eviscera, deg¨¹ella, acuchilla, martillea y hasta rebana un miembro viril para conseguir una eyaculaci¨®n muy particular. No tiene piedad, ni siquiera con embarazadas. As¨ª, no es de extra?ar que a los censores chinos se les haya atragantado la cinta de Pang, que nunca cruzar¨¢ la frontera que divide el pa¨ªs en dos sistemas.
Aunque el director no la considera pol¨ªticamente incorrecta, Dream home pone el dedo en la llaga del Gran Drag¨®n. Y podr¨ªa dar ideas poco deseables a la "tribu de las hormigas", que amenaza su estabilidad y que suma ya un mill¨®n largo. Son los universitarios chinos, a los que el sector inmobiliario ha condenado a vivir hacinados en los s¨®tanos de las grandes ciudades.
Wang Liawei vive y trabaja en Pek¨ªn. Gana 1.700 yuanes (180 euros) al mes y se gasta 600 (65 euros) en la desvencijada habitaci¨®n que alquila en el s¨®tano de un horrible bloque de viviendas que perfectamente podr¨ªa competir con las colmenas de Hong Kong. Este joven licenciado en Historia se ha desternillado con los chispazos de humor negro de la peli de Pang, cuyo DVD pirata ha visto en su port¨¢til. No obstante, el mensaje le ha entristecido. "La pel¨ªcula es una exageraci¨®n, pero la realidad est¨¢ ah¨ª. En nuestro pa¨ªs se trata a la gente como a perros. Si hay que echarla de sus casas, se la echa. La mayor¨ªa no puede tener una vivienda digna. No digo que lo que hace la protagonista sea lo correcto, pero s¨ª que deber¨ªamos movilizarnos". Y eso es, exactamente, lo que el Gobierno chino quiere impedir a toda costa.
Pero Hong Kong es otra historia. Aunque desde 1997 pertenece a la Rep¨²blica Popular, el centro financiero del sudeste asi¨¢tico disfruta de una libertad de creaci¨®n que le proporciona un plus frente a las creaciones que llegan desde la China continental. "Nuestra industria cinematogr¨¢fica es muy peculiar. Juega siempre con el extremo -algo que el propio Pang personifica con su ecl¨¦ctica filmograf¨ªa, que incluye Isabella, una cinta intimista con la que gan¨® hace un lustro el Oso de Plata de Berl¨ªn-, y ha hecho de ello una caracter¨ªstica reconocible a nivel mundial. Podemos cooperar con China, pero no debemos perder esa locura que impregna nuestras pel¨ªculas", concluye el director.
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