El mundo de nuestra fantas¨ªa
Estaba lloviendo espesamente, pero para Esther aquella terraza salpicada donde se encontraba no perd¨ªa un ¨¢pice de su encanto. Y es que Par¨ªs es muy rom¨¢ntico. Mientras miraba, sin ver, esa cortina de agua, tuvo la absoluta certeza de que Juan coger¨ªa un avi¨®n y se presentar¨ªa. Quiz¨¢ con un ramo de rosas rojas. Ve¨ªa la escena a todo color en su mente. Al otro lado de los Pirineos, en Barcelona, Juan estaba en una maldita reuni¨®n y ni pensaba en Esther, de hecho ni siquiera recordaba su nombre (el nombre de esa chica nueva que hab¨ªa empezado a trabajar hac¨ªa solo un mes en su despacho).
El cerebro de Esther se las apa?¨® durante un rato para hacer factible esta historia. Sus neuronas practicaron mil piruetas para que se creyera sin dificultad que un hombre a quien casi no conoc¨ªa estaba locamente enamorado de ella, hab¨ªa conseguido averiguar d¨®nde se encontraba y lo hab¨ªa dejado todo para ir a su b¨²squeda. Esta ficci¨®n dur¨® solo unos minutos porque, despu¨¦s de un largo suspiro, Esther, que goza de una buena salud mental, volvi¨® a lo que ella sabe que es la realidad.
"Nos podemos sentir infieles mentalmente. Pero las fantas¨ªas se encuentran en un mundo muy aparte, en otra dimensi¨®n"
"Las personas m¨¢s indecisas, las que postergan las decisiones y las actuaciones, son las que fantasean en mayor medida"
Las fantas¨ªas son un producto natural de nuestra mente. Cuando nuestro cerebro no est¨¢ ocupado en una actividad que requiere nuestra atenci¨®n, empieza a divagar. De hecho, Malia F. Mason y su equipo de la Facultad de Medicina de Harvard han descubierto las regiones cerebrales del c¨®rtex dedicadas a ese pensamiento errabundo. Existe una red cortical que se conecta o desconecta dependiendo de si estamos fantaseando o atentos a una tarea determinada.
Amor, sexo, venganza...
"El beso es el contacto de
dos epidermis y la fusi¨®n
de dos fantas¨ªas"
(Louis Charles Alfred de Musset)
Las fantas¨ªas se definen como un guion imaginario en el que se halla presente la persona que las genera. Las tem¨¢ticas pueden ser de lo m¨¢s variadas, igual que las pel¨ªculas cinematogr¨¢ficas. Cuando estamos enamorados, sobre todo las mujeres, las rom¨¢nticas inundan nuestro cerebro.
Las fantas¨ªas m¨¢s estudiadas son las sexuales. Un alto porcentaje tanto de hombres como de mujeres al masturbarse o practicar el sexo en compa?¨ªa suelen utilizar las fantas¨ªas para aumentar su excitaci¨®n. Esas creaciones pueden representar escenas habituales o constituir una alarde de imaginaci¨®n extravagante. En algunos casos, tanto ellas como ellos pueden sencillamente recordar escenas pasadas con su pareja. Aunque el objeto de sus fantas¨ªas tambi¨¦n pueden ser otros hombres o mujeres. Y por ello pueden traer consigo la culpa. Nos podemos sentir infieles mentalmente. Hemos de saber que las fantas¨ªas se encuentran en un mundo muy aparte, en otra dimensi¨®n. Que los protagonistas de nuestras fantas¨ªas no sean nuestra pareja no significa que forzosamente queramos acostarnos con otro, ni que esa fantas¨ªa traspase al mundo real. Tambi¨¦n se puede dar el caso de mujeres que imaginen sexo l¨¦sbico o de hombres que mentalmente disfruten de compa?eros varones. Eso tampoco tiene que poner en duda obligatoriamente nuestra tendencia sexual.
Existen diferencias entre las pel¨ªculas mentales masculinas y las femeninas. En la mente de los hombres podemos encontrar m¨¢s argumentos donde ellos sean agresivos o dominantes, mientras en las mujeres una fantas¨ªa bastante habitual es la de ser raptada y forzada. Existen diferentes estudios al respecto. Jenny Birona y Joseph Critelly, en una investigaci¨®n llevada a cabo con 355 estudiantes femeninas, comprobaron que un 62% ten¨ªa este tipo de fantas¨ªas una media de cuatro veces al a?o.
Las fantas¨ªas son como una v¨¢lvula de escape, una grieta en las gruesas paredes de la l¨®gica que nos permite expandirnos. Y muchas veces nos liberamos, bien liberados. ?Cu¨¢ntos jefes deben estar siendo asesinados en este momento en la cabeza de millones de trabajadores? Y es que cuando sentimos ira o frustraci¨®n, cuando nos sentimos tratados injustamente, es muy dif¨ªcil frenar este tipo de fantas¨ªas. Incluso con gente que queremos. Despu¨¦s de una tremenda discusi¨®n con nuestra pareja, a nuestras neuronas les puede dar por inventarse una historia donde muere y nosotros nos quedamos dichosamente anchos. El problema viene despu¨¦s, cuando la culpa empieza a invadirnos. Todos aceptamos sin problema que no podemos controlar lo que so?amos bajo las s¨¢banas, pues no dejar escapar de la cabeza nuestras enso?aciones diurnas tambi¨¦n suele resultar imposible.
Luces y sombras
"La imaginaci¨®n sirve para
viajar y cuesta menos"
(George William Curtis)
Las fantas¨ªas nos permiten evadirnos de la realidad, realizar nuestros deseos, ser creativos... La existencia sin ellas ser¨ªa realmente aburrida, insoportable. Sin embargo, tambi¨¦n tienen sus sombras.
Existen imaginaciones catastrofistas. Nuestro hijo no llega a casa a la hora prevista y todo nuestro mecanismo mental se pone r¨¢pidamente en marcha fabricando un argumento en el que no falta un accidente y, en el peor de los casos, la muerte. Podemos sufrir a chorro cuando estas im¨¢genes cruzan nuestra mente. Y el peligro es que la repetici¨®n puede convertir las fantas¨ªas en verdades para nosotros. Podemos llegar a cre¨¦rnoslas. Si empezamos a confundir, la patolog¨ªa mental nos abrir¨¢ sus puertas.
?Qui¨¦n no ha fantaseado que le tocar¨¢ la loter¨ªa? Lo imaginamos a conciencia. En qu¨¦ nos gastaremos el dinero, con qui¨¦n lo repartiremos, c¨®mo lo celebraremos, c¨®mo invertiremos... ?Es tan divertido imaginarlo por un rato! Lo malo es cuando la imaginaci¨®n se pone en un plan tan convincente que estamos impacientes de que llegue el d¨ªa porque sabemos a ciencia cierta que nos tocar¨¢. En los d¨ªas de sorteo, el bar¨®metro de terribles decepciones se?ala muy alto.
Fantasear repetida e intensamente sobre un tema nos puede empujar a querer protagonizar nuestra pel¨ªcula en la realidad. Edward A. Selby, de la Universidad de Florida, ha estudiado detenidamente el comportamiento de los suicidas. Un alto porcentaje ha experimentado con fantas¨ªas antes de llevar a cabo el suicidio. Normalmente recrean escenas en su mente sobre el m¨¦todo que emplear¨¢n, sobre c¨®mo van a reaccionar los dem¨¢s, incluso sobre c¨®mo va a ser su funeral. En algunos casos, esos montajes mentales tienen cierto halo de romanticismo. Es dif¨ªcil escudri?ar el camino de nuestras intenciones m¨¢s profundas. Podemos suponer que estas personas primero sintieron la necesidad de suicidarse, empezaron a fantasear y finalmente lo consumaron. ?Qu¨¦ papel impulsor tienen aqu¨ª las fantas¨ªas? Quiz¨¢ el barniz que las fantas¨ªas pusieron a su idea la convirti¨® en m¨¢s atractiva. Su imaginaci¨®n quiz¨¢ desempe?¨® el papel de trampol¨ªn.
Ya hemos visto dos inconvenientes que en algunas ocasiones pueden conllevar ciertos tipos de fantas¨ªas recurrentes: cre¨¦rnoslas y realizarlas. Existe otra trampa. ?Constituye una conducta insana ir al cine? En principio no, solemos disfrutar, evadirnos de nuestro d¨ªa a d¨ªa. Sin embargo, si vamos tanto al cine que no podemos atender las obligaciones, podr¨ªa empezar a constituir un problema. En el caso de las fantas¨ªas ocurre lo mismo. En la vida debemos afrontar problemas, actuar; unas dosis de evasi¨®n pueden ayudarnos a coger fuerzas, pero cuando la fuga de la realidad se convierte en nuestra principal estrategia de afrontamiento es cuando todo se complica. J. S. Harriot y su equipo publicaron un estudio en Journal of Social Behavior and Personality donde administraron a 107 sujetos un cuestionario de indecisi¨®n y otro para evaluar las enso?aciones diurnas. Concluyeron que las personas m¨¢s indecisas, las que postergan m¨¢s las decisiones y las actuaciones, son las que fantasean en mayor medida.
Somos expertos guionistas
"La imaginaci¨®n abre a veces
unas alas grandes como el cielo
en una c¨¢rcel grande como la
mano" (Louis Charles Alfred de Musset)
Las fantas¨ªas saltan a nuestra pantalla mental normalmente sin que nosotros les hayamos dado permiso. Pero una vez all¨ª, podemos tomar conciencia y recrearnos en ellas, retocarlas y perfeccionarlas hasta que las dejamos dignas de ser galardonadas para los Oscar. Pensemos si no en las conversaciones imaginarias. En algunos casos est¨¢n basadas en alg¨²n di¨¢logo real perteneciente al pasado. Nuestra mente lo rescata y le da unas pinceladas para que quede patente nuestra brillante elocuencia. En otros casos se trata de alguna conversaci¨®n que nos gustar¨ªa mantener con nuestro jefe en la que dejamos claro qui¨¦nes somos, o con nuestra pareja, a quien le confesamos nuestros sentimientos de una manera que por fin nos entiende.
Lo rid¨ªculo o, seg¨²n como se mire, entra?ablemente humano es que en nuestras fantas¨ªas tambi¨¦n tenemos problemas. Imaginemos que esta tarde vamos a la presentaci¨®n de un libro de nuestro autor favorito, no lo conocemos y estamos realmente ilusionados. La mente se dispara y empieza a elucubrar algo ingenioso para decirle mientras nos firma el libro. Obvio que en nuestra pel¨ªcula se nos ocurre una frase brillante, y m¨¢s obvio todav¨ªa es que a ¨¦l le vamos a caer estupendamente. Pero, claro, le gustamos tanto que nos invita a cenar. ?Qu¨¦ hacemos? ?Aceptamos o no? ?Qu¨¦ dir¨¢ nuestra pareja...? Igual nuestras sinapsis pueden pasarse trabajando a todo gas 10 minutos para solucionar este dilema.
De repente lo veo clar¨ªsimo. Este art¨ªculo va a gustar mucho. La gente, muy entusiasmada, lo va a recomendar a sus amigos... S¨ª, incluso me van a invitar a dar una conferencia para hablar del tema... ?En las islas Fiji! Ahora que lo pienso, no s¨¦ qu¨¦ me voy a poner. No tengo nada adecuado en el armario. ?Me compro algo? Bueno, ya lo solucionar¨¦... ?Y la persona que va a presentar mi ponencia ser¨¢ un hombre muy atractivo...! Benditas fantas¨ªas.
PARA IMAGINAR Y SO?AR
PEL?CULAS
- 'American beauty', de Sam Mendes.
- 'El laberinto del fauno', de Guillermo del Toro.
- 'R¨¦quiem por un sue?o', de Darren Aronofski.
LIBROS
Dos libros imprescindibles donde la realidad y la fantas¨ªa juegan a desvelarse mutuamente:
- 'La loca de la casa', de Rosa Montero (Alfaguara, 2003).
- 'El mundo', de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s (Planeta, 2007).
OTROS LIBROS
Para saber m¨¢s sobre fantas¨ªas sexuales:
- 'Tu sexo es tuyo', de Sylvia de Bejar (Planeta, 2011).
- 'El mundo ¨ªntimo de las fantas¨ªas sexuales femeninas', de Wendy Maltz y Suzie Boss (Paid¨®s, 1998).
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