Ocho d¨ªas de libro
Una conjunci¨®n de factores heter¨®clitos ha conseguido que este a?o el D¨ªa del Libro se prolongue en una octava que comenz¨® en Sant Jordi, cuando lo festej¨® Barcelona, y cuyo segundo pico importante tiene lugar hoy en Madrid, a lo largo de la diurna-nocturna Noche de los Libros. El descomunal capital de esperanza e ilusi¨®n invertido estos d¨ªas por todos los agentes de la cadena del libro refleja las dificultades que atraviesa un sector al que, finalmente, ha llegado (y c¨®mo) la crisis, a pesar de las panglosianas voces que hasta hace muy poco hablaban de una presunta excepcionalidad del libro como valor-refugio. Cuando las cifras de ventas sean analizadas con el rigor del que carecen las proporcionadas al d¨ªa siguiente de Sant Jordi, sabremos si podemos hablar del comienzo del fin de la traves¨ªa del p¨¢ramo librero.
Los verdaderos protagonistas de esto son los autores. Ellos son los que alimentan el negocio, y nuestros sue?os y nuestro saber
Los primeros meses de 2011 han sido tremendos. Mientras los editores siguen empe?ados en lograr sus objetivos de facturaci¨®n a costa de incrementar una hiperproducci¨®n que no se corresponde con los h¨¢bitos lectores (ni de consumo de libros) de nuestra sociedad, y los libreros devuelven incesantemente vol¨²menes invendidos cuyo almacenamiento no pueden permitirse a causa de la escasez crediticia, la rotaci¨®n de los t¨ªtulos en las mesas de novedades ha alcanzado velocidades vertiginosas. Las compras institucionales, que antes pod¨ªan salvar las cuentas de resultados, han descendido dram¨¢ticamente y, para colmo, de entre la oferta monstruosa y permanente de "apuestas" (hay quien se empe?a en maquillarla de "pluralidad cultural") no ha surgido hasta la fecha ning¨²n best seller con un potencial econ¨®mico semejante al que exhib¨ªan los superventas de a?os anteriores, de modo que Stieg Larsson o J. K. Rowling llevan camino de convertirse en patrones laicos de los libreros. Todo eso en el marco de una contracci¨®n del consumo que ha propiciado que ese 57% de espa?oles que dice leer libros se lo piense mucho m¨¢s a la hora de comprarlos. Y que, cuando al final se decide, se lleva a casa menos t¨ªtulos que antes.
De modo que, a falta de otra cosa, se impone cruzar los dedos y ver c¨®mo se anuncia la primavera libresca, con tanta conmemoraci¨®n y tanta feria por delante. Para empezar, hasta el s¨¢bado continuar¨¢ con descuentos esta larga semana del libro: esperemos que, a pesar del partido del siglo de hoy y de la boda del milenio del viernes (menos mal que la beatificaci¨®n de la d¨¦cada cae en domingo), dos espect¨¢culos que, sin duda, incrementar¨¢n sensiblemente los habituales 261 minutos diarios que los espa?oles pasan delante del televisor, la gente encuentre tiempo para darse un paseo por las librer¨ªas y comprar el libro que prefieran (incluso otra novela hist¨®rica). Y no importa que no lo lean ahora, ya les llegar¨¢ el momento: hoy m¨¢s que nunca, la biblioteca personal es, como dijo Jos¨¦ Gaos, un proyecto de lectura, adem¨¢s del repositorio de esa parte importante de nosotros que son los libros que nos han ido haciendo.
Por lo dem¨¢s, el D¨ªa del Libro -y su octava- debe servir para que no olvidemos un truismo del que no siempre somos conscientes. Los verdaderos protagonistas de todo esto, la aut¨¦ntica materia prima de una industria que supone el 0,7 del PIB de Espa?a (4.000 millones de euros en 2010) y da empleo directo o indirecto a 30.000 personas, son los autores. Ellos son los que alimentan la m¨¢quina y el negocio y, lo que es m¨¢s importante, nuestros sue?os y nuestro saber. Es verdad que solo algunos (y no siempre los mejores) han logrado convertirse en (peque?as) celebridades sujetas a escrutinio popular -los que venden m¨¢s, los que m¨¢s firman-, pero todos son piezas imprescindibles. Comprar sus obras y leerlas es la mejor forma de homenajearlos. Al fin y al cabo, y para llegar a ser escritores, ellos tambi¨¦n lo hicieron. Feliz Noche de los Libros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.