Los muebles de Porro no enganchan
Indiferencia ciudadana en la apertura de la exposici¨®n para subasta de los enseres que adquiri¨® la exregidora para la sede de la alcald¨ªa de Vigo
Hab¨ªa c¨¢maras de varias cadenas de televisi¨®n apostadas desde primera hora con el objetivo puesto en la avalancha ciudadana que acudir¨ªa a la sede de la alcald¨ªa viguesa de la calle Areal como a grandes almacenes en el primer d¨ªa de rebajas. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Era, s¨ª, el primer d¨ªa de la apertura al p¨²blico de esas dependencias de la alcald¨ªa que exponen, con su precio en respectivas etiquetas, los "muebles de lujo" que la anterior regidora y actual candidata del PP, Corina Porro, compr¨® antes de dejar el cargo. El actual alcalde, Abel Caballero, ha querido exponerlos con vistas a subastarlos. Pero sobran dedos de las manos para contar los interesados que acudieron este primer d¨ªa a la pol¨¦mica exposici¨®n.
Caballero devuelve el uso del "despilfarro" que el PP hizo en las auton¨®micas
Caballero ha prendido la misma mecha que el PP encendi¨® hace dos a?os, en v¨ªsperas de las elecciones auton¨®micas, con las sillas y otros enseres, m¨¢s los audis, como castigo a "los despilfarros" de la Xunta bipartita. Porro se gast¨® hace cuatro a?os 375.000 euros en amueblar las dependencias de Areal para dar a la alcald¨ªa un relumbr¨®n institucional que no pod¨ªa hallar entre las goteras y apagones del Ayuntamiento. Caballero se aplic¨® a reparar las goteras de la torre consistorial, en la Praza do Rei, y reneg¨® -aunque no del todo, como se ver¨¢- de la largueza de su predecesora al disparar en Areal con p¨®lvora del Rey que, al cabo, pas¨® a las cuentas del nuevo Gobierno local porque Porro se fue sin pagarla. Tal es el fondo de la exposici¨®n para la subasta inaugurada ayer. Pero si el PP obtuvo unos resultados con aquel hostigamiento a la Xunta bipartita, la p¨®lvora de Caballero parece haberse pasado: no quema.
En la Oficina Municipal de Vivenda, instalada en la misma planta que ocup¨® el despacho y dem¨¢s dependencias que Porro amuebl¨® ex novo, hubo ayer una cola permanente de ciudadanos en busca de informaci¨®n y ayudas para darse techo. Con inquietudes de verdad. Nadie de esas colas perdi¨® un minuto en caminar 20 metros para asomarse a la exposici¨®n o pensar -en su situaci¨®n- en pujar por las sillas -en la hipot¨¦tica subasta, que a¨²n no tiene fecha- a partir de los 394 euros que se?alan las etiquetas de las m¨¢s baratas.
Tampoco acudi¨® ninguno de los 10.000 cruceristas que ayer -con cuatro trasatl¨¢nticos amarrados en el puerto, "d¨ªa hist¨®rico", seg¨²n el PP, que corrobora la buena gesti¨®n de Porro al frente de la Autoridad Portuaria- deambularon unas horas por la ciudad. La propia Porro aprovech¨® la jornada para presentar en el Tinglado del Puerto, casi enfrente del edificio municipal de Areal, una gu¨ªa en ingl¨¦s para los turistas que tuvo, seg¨²n parece, efectos autom¨¢ticos: los directivos de las asociaciones de comerciantes que acompa?aron a Porro en la presentaci¨®n de la gu¨ªa destacaban unas horas despu¨¦s la "presencia masiva de turistas" en las tiendas, singularmente de la calle Pr¨ªncipe, y la "mejora evidente de la caja con respecto a la media habitual".
En Areal hay alfombras tarifadas en torno a 5.000 euros, casi tanto como una mesa presidencial; butacas a 1.128, un sill¨®n de 1.500 y un sof¨¢ de 1.762. Pero ni esos enseres ni las mesitas de centro o esquina -744 y 398 euros respectivamente- re¨²nen las condiciones de bicoca o de lujo versallesco que pudieran motivar una visita de los cruceristas, que tampoco habr¨ªan entendido c¨®mo se puede exponer para subasta un forrado de pared (4.523 euros) o un pulido, lijado y barnizado de suelo (12.998).
Ni ciudadanos, pues, ni turistas. Y mientras, el PP mostraba las fotograf¨ªas que demuestran el uso por Caballero de ese entorno "de lujo" de Areal para sus propias recepciones a ministros y otros actos, o que incluso alg¨²n mueble ha viajado en cami¨®n de mudanzas, ida y vuelta, entre esa sede y la Praza do Rei. C¨¢maras de televisi¨®n, fot¨®grafos y periodistas tuvieron que cazar a lazo a todos y cada uno de los visitantes de la exposici¨®n para forzarles a poses y declaraciones tras vencer su perplejidad por la atenci¨®n que merec¨ªan.
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