Una metr¨®polis sin Fritz Lang

En los a?os del constructivismo, el futurismo y las vanguardias, directores como Radlov, Meyerhold y Eisenstein se apropiaron del lenguaje circense para hacer un teatro popular revolucionario. Ahora es el circo qui¨¦n le pide prestado al teatro su sentido de la estructura dram¨¢tica. Autochtone, tercer espect¨¢culo del Collectif AOC, da un paso m¨¢s all¨¢ en esa b¨²squeda en la que andan embarcadas las troupes de circo contempor¨¢neo. Dirigida en esta ocasi¨®n por la core¨®grafa belga Karin Vyncke, la compa?¨ªa francesa convierte la pista en alegor¨ªa de un mundo oscuro por donde circulan a sus anchas propagandistas, especuladores y vendedores de humo pasteurizado.

Autochtone es un continuo cin¨¦tico tejido sobre el vocabulario de variadas disciplinas circenses, en el que los n¨²meros de virtuosismo propiamente dichos tardan en aparecer. Al principio, un tipo siniestro (Jules Beckman) imparte consignas demag¨®gicas a un grupo de personajes que luchan por hacerse un sitio en una pista hostil, invadida repentinamente por un torrente de objetos que bajan rodando con estr¨¦pito por una rampa met¨¢lica: cuanto sucede durante un buen rato es un mix de teatro gestual, circo y coreograf¨ªa. Una vez fijado este ambiente desasosegador con aguafuerte, Fabian Wixe protagoniza en el m¨¢stil chino el primer n¨²mero circense puro, que adquiere as¨ª un car¨¢cter inquietante impensable en disciplina tan vertiginosa.

Perezoso al cuadrado

Luego, en la cuerda a¨¦rea, donde Fanny Soriano es un perezoso al cuadrado, y en las prodigiosas escaladas verticales de Ga¨¦tan Lev¨¨que, impulsado desde la cama el¨¢stica, el virtuosismo cin¨¦tico se impone al movimiento dram¨¢tico en ese pugilato que mantienen ambos lenguajes a lo largo del espect¨¢culo. El n¨²mero de equilibrios mano a mano entre Fernando Melki y Jonathan Gagneux y el de mazas, planteado como una cadena de montaje industrial, nos devuelven de sopet¨®n al sombr¨ªo universo de partida. Autochtone rezuma tensi¨®n dram¨¢tica: no es para ni?os chicos ni para aficionados casados por la iglesia con el circo cl¨¢sico. ?Un gui?o? Al riesgo, cuando Chlo¨¦ Duvauchel rebana una lombarda a mil por hora. Un hallazgo, el personaje de Beckman, que a¨²na el de jefe de pista y la orquesta. El d¨²o de trapecio de Marlene Rubinelli-Giordano y Marc Pareti es una bocanada de ox¨ªgeno en la tiniebla.