El c¨ªrculo mediterr¨¢neo
Espa?a ha renunciado a la copresidencia de la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo (UpM) y propone que la asuman las instituciones comunitarias europeas. La UpM agoniza. Su secretar¨ªa, con sede en Barcelona, est¨¢ vacante desde que hace meses dimitiera el jordano Ahmed Masadeh. El gesto de Madrid, m¨¢s que una renuncia, es un intento de reintegrar la pol¨ªtica euromediterr¨¢nea al espacio del que nunca debiera haber salido: la Uni¨®n Europea.
Fue Nicolas Sarkozy quien lanz¨® este ambicioso -y tramposo- proyecto que pretend¨ªa articular a los pa¨ªses de las dos orillas del mar, al margen de la UE y con Francia como eje; una especie de renacionalizaci¨®n del modelo entonces existente, el llamado Proceso de Barcelona, un sistema dirigido desde Bruselas, con menor peso de los Estados, mucho menos grandilocuente y, como ahora se ha podido comprobar, mucho m¨¢s efectivo en proyectos de cooperaci¨®n, de formaci¨®n y de interacci¨®n con la sociedad civil de los pa¨ªses de la ribera sur.
A Sarkozy no le interesaba la sociedad civil, sino el poder. Su principal socio en esta aventura no era otro que Hosni Mubarak, que asumi¨® la otra copresidencia. No es de extra?ar, ahora, que no aparezca tampoco un candidato para sustituir a Egipto. En el excitante momento actual, con las sociedades de los pa¨ªses del sur en plena ebullici¨®n, el Proceso de Barcelona hubiera podido asumir un papel similar al que en su d¨ªa tuvo la llamada Carta de Helsinki, que apoy¨® los movimientos democratizadores de las sociedades del bloque sovi¨¦tico. La UpM, al contrario, existe, si existe, para apuntalar a los tiranos que ahora escapan, si pueden, con las alforjas llenas, perseguidos por los que fueran sus s¨²bditos.
La decisi¨®n espa?ola, pues, va en buen sentido. Si no fuera... si no fuera porque en el caso de que las instituciones comunitarias acepten asumir la copresidencia esta caer¨ªa en manos de Catherine Ashton, la responsable de Exteriores de la UE, la persona que parece elegida para adormecer, si no anular, el embri¨®n de diplomacia europea que hab¨ªa creado Javier Solana. El c¨ªrculo, pues, se cierra. Y el papel de Europa, tambi¨¦n.
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