Israel y las revueltas ¨¢rabes
La existencia del Estado palestino contribuir¨ªa a desactivar al actual Ham¨¢s. Este movimiento tendr¨ªa que reconvertirse en un islamismo moderado a lo turco o egipcio, en sinton¨ªa con la ola democratizadora ¨¢rabe
A la luz del siempre impredecible tablero de Oriente Pr¨®ximo, parece l¨®gico pensar que lo verdaderamente positivo para Israel es la creaci¨®n de un Estado palestino. Hay voces all¨ª que creen que, ante los problemas de otra ¨ªndole que est¨¢n en el horizonte de Israel (econom¨ªa, ansiedad por el futuro, creciente inmigraci¨®n ilegal, ceguera de los grupos religiosos, asentamientos), la creaci¨®n de ese Estado supondr¨ªa una v¨ªa para las soluciones.
Pero la creaci¨®n del Estado palestino supone fundamentalmente modificar la relaci¨®n clave en el eterno proceso de paz: el pulso con Ham¨¢s. Parece que ambos, Ham¨¢s e Israel, se necesitan mutuamente en todo, pero para lo malo, para mantener ese statu quo de cada uno en su inamovible papel, ya que los dos se justifican bien en una situaci¨®n de par¨¢lisis. Prueba de ello es que ante las revueltas ¨¢rabes y el desv¨ªo del foco hacia ellas, Ham¨¢s ha incrementado el lanzamiento de cohetes, con vistas a conseguir volver al primer nivel de actualidad mediante la provocaci¨®n, e Israel ha respondido como suele, tambi¨¦n para incidir en que Ham¨¢s es la principal amenaza, y de paso tambi¨¦n la mayor excusa. Parece evidente que el cambio en esta ecuaci¨®n perversa es la base de la construcci¨®n del futuro. Ham¨¢s e Israel se necesitan incluso para acabar con su mutuo enfrentamiento.
El actual Gobierno de Israel no parece ni clarividente ni capaz, y la oposici¨®n es nula
Las revueltas ¨¢rabes han debilitado la posici¨®n de Ir¨¢n y reforzado la de Turqu¨ªa
Las revueltas ¨¢rabes, todas diferentes, huelen un poco a precipitaci¨®n y a prisa. Pero de pronto la Historia le brinda a Ham¨¢s una oportunidad valios¨ªsima de demostrar su papel real en la pol¨ªtica de su futuro Estado. Podr¨ªa ahora demostrar no solo una voluntad de solucionar el conflicto con Israel desde una posici¨®n pol¨ªtica, sino una voluntad de resoluci¨®n de los problemas internos entre las facciones palestinas, con la mirada puesta en la convivencia. ?Est¨¢ preparado Ham¨¢s para hacer esa pol¨ªtica de Estado? ?Es algo m¨¢s que un movimiento t¨ªtere o una banda de terroristas que oprime a su pueblo, como insiste en proclamar ante la opini¨®n mundial? Tendr¨¢ que demostrarlo. La fundaci¨®n del Estado ayudar¨ªa mucho a ello, qu¨¦ duda cabe.
Por otro lado, cada vez son m¨¢s los que en el propio Israel est¨¢n dispuestos a esas "concesiones dolorosas" que desde hace a?os se vienen anunciando. Hay un alto porcentaje de israel¨ªes que revisar¨ªa las fronteras del 67, que compartir¨ªa la capitalidad de Jerusal¨¦n y que dejar¨ªa la parte Este totalmente para los palestinos. Ya crear¨¢n ellos una gran y pr¨®spera ciudad m¨¢s al oeste. Estar¨ªan dispuestos a una negociaci¨®n por fases, sin tener que negociarlo todo a la vez, con el consiguiente bloqueo. Un Estado palestino, como sucedi¨® con Israel en su d¨ªa, abrir¨ªa una agenda de prioridades y de acciones paulatinas y verificables totalmente distintas. Y en ese contexto, la visi¨®n pol¨ªtica permitir¨ªa posponer sin traumas cuestiones como la cocapitalidad y los asentamientos. No son prioridades, sino elementos de negociaci¨®n sobre la base de dos Estados. Los israel¨ªes y los palestinos lo saben, el problema es que tambi¨¦n saben que el primer paso es una cuesti¨®n de fe.
La existencia del Estado palestino contribuir¨ªa a desactivar al actual Ham¨¢s y ponerlo frente a su responsabilidad hist¨®rica. Esto ser¨ªa lo verdaderamente prioritario. Luego se fijar¨ªan, escalonadamente, otros objetos. La realidad misma de las revueltas parece que est¨¢ marcando este nuevo orden de prioridades. Si Siria se democratiza, esto es bueno para Israel. Como ser¨¢ buena para Israel la democracia en Egipto. Siempre y cuando sea una aut¨¦ntica democracia. Y el garante de que puede serlo es precisamente Turqu¨ªa, que ha encontrado una v¨ªa para hacer cohabitable el islamismo con la democracia real. Una Siria sin Ir¨¢n, que no apoye como ahora a Hezbol¨¢ ni a Ham¨¢s, obligar¨¢ a rebajar la radicalidad de ambos movimientos terroristas. Ni Egipto ni Turqu¨ªa, a medio plazo, permitir¨ªan que Ham¨¢s, en circunstancias democr¨¢ticas, sea una amenaza para Israel.
Pero ?de qu¨¦ manera Turqu¨ªa o Egipto pueden influir, directa o indirectamente, en Ham¨¢s? Ya se ha hablado hasta la saciedad de que el papel de Turqu¨ªa ha crecido hasta ser ejemplar para la regi¨®n, a la hora garantizar futuro y bienestar dentro de un marco de respeto al islam. Es lo que las poblaciones desean y por lo que han ido a la revuelta.
En Egipto est¨¢ a¨²n por ver qu¨¦ deparar¨¢ su nueva Constituci¨®n y qu¨¦ mapa crear¨¢n las elecciones. Unas elecciones que seguramente no ganar¨¢n todav¨ªa los Hermanos Musulmanes, porque no les convendr¨¢ tanta significaci¨®n en una primera ¨¦poca, pero es obvio que se reservan un papel estelar para el futuro cercano. En cuanto a Siria, este tiene con Israel el conflicto, desactivado, de los Altos del Gol¨¢n, algo que hasta Israel estar¨ªa dispuesto a conceder. Si Siria logra salir con bien de lo que todo parece anunciar como un dur¨ªsimo tr¨¢nsito a la democracia, dejar¨ªa de ser una correa de transmisi¨®n de Ir¨¢n. A su vez, Ir¨¢n, despu¨¦s de las revueltas ¨¢rabes, se ha ido debilitando a corto plazo porque ha delatado la fragilidad de su estabilidad interna, su trazo grueso en pol¨ªtica exterior, y, encima, su gran baza at¨®mica se ha descafeinado despu¨¦s de Fukushima. Ha perdido predicamento y sus coartadas se han esfumado. Veremos la ¨²ltima revuelta en Ir¨¢n, donde fue la primera.
Ham¨¢s, por tanto, ha de asumir su responsabilidad de futuro, que no es otra que acercarse al modelo egipcio, a su vez reflejo inevitable del modelo turco. Pero est¨¢ muy lejos a¨²n, porque eso pasa antes por la disputa, v¨ªa elecciones o v¨ªa acuerdo de concentraci¨®n, con Fatah. Un Estado palestino lo facilitar¨ªa. Porque incluso contar¨ªa con el respaldo expl¨ªcito de quienes ahora lo tratan como grupo terrorista. Kosovo es un ejemplo y hay otros. M¨¢s que nunca, Ham¨¢s tiene la llave. ?Tiene para ello alguna estrategia compatible con una pol¨ªtica palestina de Estado y democr¨¢tica?
Ham¨¢s podr¨ªa tener la tentaci¨®n de seguir demostrando la fortaleza de la intransigencia, pero eso va en contra de la corriente democratizadora de la calle ¨¢rabe. V¨¦anse las manifestaciones en Gaza, no muy difundidas, o en Cisjordania, donde, no nos olvidemos, Ham¨¢s tambi¨¦n se presentar¨¢ a las elecciones cuando toque. Pero Ham¨¢s sabe que su supervivencia en un Estado palestino requiere una apuesta por la moderaci¨®n. Los partidos islamistas con futuro en Turqu¨ªa, en Egipto, en T¨²nez, se encargar¨¢n de llevarlo a ese terreno. No les conviene la mala imagen que Ham¨¢s pueda dar a sus promesas de pluralidad democr¨¢tica. ?C¨®mo podr¨ªan, si no, aducir los Hermanos Musulmanes que se puede contar con ellos sin que sean una amenaza contra las esperanzas de la poblaci¨®n que, con sus revueltas, ha permitido lavar su cara pol¨ªtica y propiciar su redenci¨®n incluso para Occidente? Por tanto, no es la v¨ªa radical la que le conviene a Ham¨¢s. Adem¨¢s, la sociedad palestina sabe que no todos sus problemas provienen del "yugo" de Israel. La miseria y la econom¨ªa estrangulada en los territorios palestinos tambi¨¦n tienen algo que ver con Ham¨¢s, ya por corrupci¨®n, ya por impericia, ya por obcecaci¨®n.
?Y Israel? Se mover¨¢ cuando perciba indicios claros de cambio en Ham¨¢s. El primero, reconocer la existencia de Israel; el segundo, ser una opci¨®n pol¨ªtica nacional en un Estado palestino. Los problemas internos de Israel pasar¨ªan a un primer plano y eso posibilitar¨ªa cambios en su devenir pol¨ªtico, ya sin excusas paranoicas por la seguridad. Pero lo cierto es que el actual Gobierno no parece muy clarividente ni muy capaz, la oposici¨®n es poco activa y nula, ya que es consciente de que si gana necesitar¨¢ el apoyo de muchos de quienes est¨¢n ya gobernando. Y hay que a?adir la inmigraci¨®n ilegal y los problemas de asunci¨®n de la diversidad en un contexto de identidad jud¨ªa frente a las minor¨ªas ultraconservadoras, que tienen demasiado peso pol¨ªtico y ninguna visi¨®n de futuro. La oportunidad hist¨®rica de Ham¨¢s es, entonces, evidente: podr¨ªa cambiarlo todo si cambia lo suficiente de s¨ª.
Adolfo Garc¨ªa Ortega es escritor y editor.
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