La violencia irrumpe en el cambio marroqu¨ª
Colaboradores del rey consideran excesivo el proceso de reformas
M¨¢s despacio que algunos de sus vecinos norteafricanos, sin tantos sobresaltos, sin apenas violencia, Marruecos se adentraba por el camino de las reformas, aunque entre lo que ofrece el rey Mohamed VI y lo que reivindica la calle hay a¨²n un abismo.
El atentado de ayer en el lugar m¨¢s emblem¨¢tico del turismo en Marruecos corre el riesgo de frenar en seco la apertura que tanto estaba ilusionando a buena parte de la sociedad marroqu¨ª. Si no logra parar las reformas, por lo menos distraer¨¢ la atenci¨®n de ese objetivo durante un tiempo.
"Al cometer este atentado ahora, cuando el r¨¦gimen arrinconado se ve obligado a soltar lastre, los terroristas, autores intelectuales o materiales del atentado han resultado ser unos aliados estrat¨¦gicos de la autocracia que nos gobierna", escribe en su web Demain Online el periodista marroqu¨ª Ali Lmrabet.
Una nueva marcha juvenil y sindical ha sido convocada para el 1 de mayo
Con un lenguaje menos virulento muchos de los que se han echado a la calle en Marruecos desde hace algo m¨¢s de dos meses -la pr¨®xima gran protesta ha sido convocada el 1 de mayo- dan la impresi¨®n de compartir la opini¨®n de Lmrabet.
Si la calle, que han tomado los j¨®venes, la izquierda y los islamistas, pide cambios a gritos, el entorno del rey Mohamed VI arrastra los pies. A algunos de sus colaboradores les pareci¨® algo excesivo su discurso del 9 de marzo en el que anunci¨® una reforma constitucional que conllevar¨¢ un recorte de sus poderes, seg¨²n fuentes pr¨®ximas al palacio real.
El golpe para el proceso de reformas ser¨ªa a¨²n m¨¢s duro si se confirmase el rumor, que circulaba ayer en Marraquech, de que el autor del atentado era uno de los islamistas indultados por el soberano el 14 de abril.
Ese d¨ªa el monarca concedi¨® su gracia real a 190 presos de los cuales 96 fueron excarcelados de inmediato. Aunque entre ellos hab¨ªa alg¨²n defensor de los derechos humanos, la mayor¨ªa eran islamistas -el m¨¢s c¨¦lebre es el predicador tangerino Mohamed Fizazi- condenados por instigar la violencia, aunque no ten¨ªan las manos manchadas de sangre.
Al d¨ªa siguiente de ese indulto, que buscaba fomentar la reconciliaci¨®n, un barbudo reci¨¦n liberado asesin¨® en T¨¢nger a un joven de 25 a?os e hiri¨® a otros dos, uno de ellos de gravedad, al tiempo que les reprochaba vociferando que hablaran espa?ol con unas turistas. El asesino logr¨® huir aunque los dos heridos le identificaron cuando fueron interrogados por la polic¨ªa.
A varias decenas de presos islamistas que a¨²n permanecen tras los barrotes, la mayor¨ªa condenados despu¨¦s de los atentados de Casablanca en mayo de 2003, las autoridades penitenciarias les dieron a entender hace un par de semanas que probablemente saldr¨ªan de la c¨¢rcel el 30 de julio con motivo de la fiesta con la que se celebra la entronizaci¨®n de Mohamed VI.
Es probable que estos indultos no entusiasmen a las fuerzas de seguridad y, m¨¢s a¨²n, a la temida Direcci¨®n de Supervisi¨®n del Territorio (DST), sobre la que recae el grueso de la lucha antiterrorista y antiextremista. Hasta ahora hab¨ªa tenido ¨¦xito en esta tarea porque desde 2003 Marruecos no ha sufrido ning¨²n atentado de envergadura.
Los j¨®venes del Movimiento 20 de Febrero que protagonizan las protestas sociales ten¨ªan adem¨¢s la intenci¨®n de organizar un picnic en el bosque de Temara que rodea la sede central de esa polic¨ªa pol¨ªtica. La iniciativa irritaba a los agentes.
El atentado perpetrado ayer recuerda a la serie de bombazos que padeci¨® Casablanca hace ocho a?os y que costaron la vida a 33 personas -cuatro de ellas espa?olas en la Casa de Espa?a- y a los 12 kamikazes que se volaron con sus mochilas repletas de explosivos.
Aquella ola de violencia dio la puntilla a las reformas puestas en marcha por Mohamed VI al principio de su reinado, en 1999, pero que cuatro a?os despu¨¦s hab¨ªan perdido fuelle.
A finales de mayo de 2003 el monarca anunci¨® en un discurso "el fin de la era del laxismo" y su intenci¨®n de parar los pies "a aquellos que se aprovechan de la democracia para perjudicar a la autoridad del Estado y a aquellos que difunden ideas que abonan el terreno para sembrar las espinas del ostracismo, del fanatismo y de la discordia". Unos 8.000 marroqu¨ªes fueron entonces detenidos y m¨¢s de 2.000 fueron juzgados por terrorismo.
"Los j¨®venes del Movimiento 20 de Febrero rezan ahora por que no se repita la historia", afirma el periodista Aboubakr Jamai.
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