La desigualdad no es rentable
La desigualdad en la distribuci¨®n de la renta ha aumentado en los ¨²ltimos a?os de forma significativa en muchos pa¨ªses. La crisis actual est¨¢ ampliando esas diferencias, tambi¨¦n en las econom¨ªas avanzadas. Los economistas Thomas Piketty y Emmanuel S¨¢ez han demostrado, en el caso de EE UU, que el valor de los indicadores de distribuci¨®n de la renta es ahora equivalente a los existentes en 1928, en el umbral de esa otra crisis, parangonable a la actual, la que desencaden¨® la Gran Depresi¨®n. Es en ese pa¨ªs donde se est¨¢n llevando a cabo diversas investigaciones acerca de las causas y consecuencias de la ampliaci¨®n de esa desigualdad. Las notas que siguen comentan algunas consecuencias, de la mano de la evidencia encontrada sobre la influencia de la desigualdad en tres ¨¢mbitos: la confianza en el seno de las sociedades, la determinaci¨®n de la crisis financiera, y la generaci¨®n de conflictos b¨¦licos como los ahora vigentes en algunos pa¨ªses del norte de ?frica y Medio Oriente. Tratar¨¦ de mantener al margen juicios de valor y consideraciones de esa filosof¨ªa moral de la que se ocup¨® Adam Smith en Una teor¨ªa de los sentimientos morales, un cuarto de siglo antes de publicar su Riqueza de las naciones. Anticipo la conclusi¨®n general: la excesiva desigualdad en la distribuci¨®n de la renta no favorece la sostenibilidad del crecimiento econ¨®mico; no es rentable para el conjunto de la sociedad.
Una distribuci¨®n de la renta muy desigual no favorece la sostenibilidad del crecimiento econ¨®mico
- Desigualdad y confianza. La confianza entre los agentes econ¨®micos, y de estos en sus instituciones, forma parte de esa nueva forma de capital, el social, que, sin menoscabo de la necesaria competencia, permite formas de colaboraci¨®n generadoras de ganancias sociales. Se considera un elemento favorecedor del crecimiento y otras variables econ¨®micas. Algunos trabajos recientes demuestran la correlaci¨®n negativa entre la desigualdad en la distribuci¨®n de la renta y la confianza. Shaun P. Hargreaves Heap, Jonathan H. W. Tan y Daniel John Zizzo (Trust, inequality and the market) tambi¨¦n alcanzan conclusiones relevantes sobre la influencia de la distribuci¨®n de la renta en la confianza que proyectan los participantes en un mercado. La evidencia existe tambi¨¦n en el ¨¢mbito de empresa, como Steven Covey ha ilustrado: el mundo de los negocios se resiente si la confianza es erosionada.
Datos de la OCDE ilustran que son las econom¨ªas de Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia y Holanda donde es mayor el porcentaje de individuos que muestra confianza en los dem¨¢s. La competitividad internacional de esas econom¨ªas, la intensidad en ventajas basadas en el conocimiento y en la calidad del capital humano, es tan envidiable como el principal indicador de bienestar, el PIB por habitante. Los analistas de esa instituci¨®n concluyen igualmente que la elevada desigualdad en la distribuci¨®n est¨¢ correlacionada negativamente con la confianza.
- Desigualdad y crisis financiera. De las consecuencias que est¨¢ teniendo la crisis sobre la desigualdad de la renta y de la riqueza las evidencias son numerosas. Tambi¨¦n lo son los efectos en t¨¦rminos de desafecci¨®n, de aumento de la desconfianza, de los agentes econ¨®micos respecto de instituciones b¨¢sicas del sistema econ¨®mico en las econom¨ªas desarrolladas. M¨¢s sugerente, por menos f¨¢cil de intuir, es la verificaci¨®n de que ha sido precisamente la ampliaci¨®n de esa brecha entre ricos y pobres una de las causas de la crisis. En un documento del FMI (Inequality, leverage and crises), difundido el pasado noviembre, se sostiene que el elevado apalancamiento de las familias y las subsiguientes crisis financieras surgen como consecuencia de cambios en la distribuci¨®n de la renta. El an¨¢lisis emp¨ªrico, basado en EE UU, se centra en 1920-1929 y 1983-2008. Ambos periodos presiden un muy apreciable aumento en la participaci¨®n de los ricos en la distribuci¨®n de la renta y de la riqueza, un ascenso en el apalancamiento de los dem¨¢s y, finalmente, una crisis financiera y real. Ello es el reflejo, seg¨²n los investigadores, de cambios en el poder de negociaci¨®n sobre las rentas de unos y otros.
Desde otra perspectiva, una reciente investigaci¨®n de los economistas O. Dijk y R. H. Frank y el polit¨®logo A. Levine en los 100 condados m¨¢s poblados de EE UU concluye que all¨ª donde la desigualdad en la distribuci¨®n de la renta creci¨® m¨¢s r¨¢pidamente tambi¨¦n se registraron los mayores aumentos de tensiones financieras, medidas por diversos indicadores, incluidas las quiebras.
La tesis m¨¢s conocida a este respecto es la de R. Rajan, execonomista jefe del FMI y profesor de Chicago. En un art¨ªculo del pasado julio (How inequality fueled the crisis) detalla conclusiones que ya avanz¨® en su libro FaultLines. Sus afirmaciones son contundentes: "Por c¨ªnico que pueda parecer, el cr¨¦dito f¨¢cil ha sido utilizado a lo largo de la historia como un paliativo para aquellos gobiernos incapaces de atender directamente las m¨¢s profundas ansiedades de la clase media". Seg¨²n Rajan, la expansi¨®n de la propiedad de la vivienda -uno de los elementos esenciales del sue?o americano- a las familias de renta baja fue la pieza clave para alcanzar los m¨¢s amplios objetivos de expansi¨®n del cr¨¦dito y del consumo. Fue el creciente gap en la distribuci¨®n de la renta el que estimul¨® el boom crediticio que acab¨® precipitando la crisis financiera. La paradoja, que tambi¨¦n constata este autor, es que la severidad de la crisis est¨¢ contribuyendo a reducir de forma significativa ese n¨²mero de propietarios por la v¨ªa m¨¢s dram¨¢tica de las ejecuciones hipotecarias.
Aun cuando otros economistas, como los profesores del MIT, D. Acemoglu, o S. Johnson hayan matizado la relevancia de esos objetivos pol¨ªticos de distribuci¨®n indirecta, concediendo mucha mayor importancia a la din¨¢mica de innovaci¨®n financiera creada por los propios operadores bancarios, las vinculaciones causales de Rajan disponen de gran relevancia.
- Desigualdad y conflictos b¨¦licos. La desigualdad excesiva tambi¨¦n est¨¢ siendo convocada como una de las causas m¨¢s importantes en todos los diagn¨®sticos que se formulan sobre los conflictos abiertos en el norte de ?frica y Oriente Medio. Lo han hecho, es verdad que un poco tarde, el Banco Mundial y el FMI. Entre los economistas acad¨¦micos, Keneth Rogoff ha sido el m¨¢s contundente. Tambi¨¦n exresponsable de investigaci¨®n en el FMI y profesor de Harvard, en un art¨ªculo del pasado febrero (Inequality wildcard in current crisis), tras subrayar que "en el seno de los pa¨ªses la desigualdad de la renta, de la riqueza y en las oportunidades es superior que en cualquier otro momento del ¨²ltimo siglo", destaca el "elevado desempleo, la evidente desigualdad en la distribuci¨®n de la renta y de la riqueza, y los elevados precios de materias primas b¨¢sicas", como principales factores desencadenantes de los conflictos en ?frica y Oriente Medio.
CONCLUSI?N . Sin invadir el campo de los fil¨®sofos morales, ateni¨¦ndonos al m¨¢s concreto an¨¢lisis coste-beneficio, parece existir suficiente evidencia de que la desigualdad no es rentable. Evitar su ampliaci¨®n es cuidar la confianza y reducir las probabilidades de otras formas de inestabilidad. Har¨ªamos bien, por tanto, en convertir en una prioridad de las pol¨ªticas p¨²blicas ese objetivo. Tambi¨¦n en la econom¨ªa espa?ola, citada precisamente en el art¨ªculo de Rogoff como uno de los casos en los que es m¨¢s complicado compatibilizar la formulaci¨®n de medidas de austeridad presupuestaria con la reducci¨®n de una tasa de desempleo que, cuando ese art¨ªculo se public¨®, todav¨ªa estaba en el 20% de la poblaci¨®n activa.
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