El presidente candidato
El 22 de abril, es decir, un a?o antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, el El¨ªseo ha dado a conocer un peque?o op¨²sculo titulado Cuatro a?os de acci¨®n, el manual de campa?a para quien quiera apoyar la candidatura de Nicolas Sarkozy a su propia sucesi¨®n.
Este ¨²ltimo se concede pues un a?o para intentar rehacerse, y lo hace partiendo del punto m¨¢s bajo: tras cuatro a?os de mandato, es el presidente de la V Rep¨²blica que suscita mayor desconfianza. As¨ª que vamos a vivir un a?o marcado en todos los sentidos por ciertas decisiones electorales.
En efecto, Francia vive al ritmo de unos sondeos que tienen un punto en com¨²n: todos dan a Nicolas Sarkozy como perdedor y al socialista Dominique Strauss-Kahn como vencedor. La novedad es que otros candidatos socialistas son susceptibles de derrotarlo, sobre todo Fran?ois Hollande, que aventaja a Martine Aubry. Nicolas Sarkozy parece estar siendo completamente rechazado por la opini¨®n p¨²blica francesa.
Pese a que las encuestas le dan como perdedor, Sarkozy exhibe la certeza de ser el que puede ganar
En su situaci¨®n, solo tiene un recurso: intentar revertir en su beneficio las fuerzas movilizadas contra ¨¦l
Sin embargo, el presidente exhibe la certeza de ser el que m¨¢s posibilidades tiene de ganar. M¨¢s all¨¢ de la postura obligada -si ¨¦l no creyera en ella, la derecha buscar¨ªa inmediatamente un general de recambio-, ?cu¨¢les son los elementos que le permiten decir que se muestra confiado ante la cita de 2012?
Partamos de la idea de que es antes que nada pragm¨¢tico y solo se siente concernido por aquello que puede hacerlo avanzar. En su situaci¨®n, solo tiene un recurso: intentar revertir en su propio beneficio las fuerzas movilizadas contra ¨¦l. Por ejemplo: se le reprocha que no es un presidente "como es debido". Por eso ¨¦l destaca la idea de que no es un pol¨ªtico como los dem¨¢s y que, por tanto, no forma parte de esas ¨¦lites tan denigradas.
El reverso de esta postura es por supuesto manifestar una inclinaci¨®n populista en una Francia a la que ¨¦l anima a no dividirse entre derecha e izquierda, sino entre "Francia de arriba" (a la que ¨¦l no ser¨ªa asimilable) y "Francia de abajo".
De igual modo, lo menos que se puede decir es que no es el favorito de estas elecciones. Pero as¨ª como otros piensan que Francia los espera -el deseo claramente mayoritario es que gane la izquierda-, ¨¦l toma su bast¨®n de peregrino y, al ritmo de dos visitas por semana, ha emprendido un recorrido expiatorio a la voz de "?lo ven? A¨²n aguanto" (como dec¨ªa Fran?ois Mitterrand) o m¨¢s bien, con el lenguaje de los deportistas que lo caracteriza: "No cedo terreno".
El que ahora comienza ser¨¢ un periodo para la comparaci¨®n. Constatarlo cambiar¨¢ mucho la percepci¨®n que los franceses tienen de la perspectiva presidencial. Desde ese punto de vista, Nicolas Sarkozy y la derecha cuentan con desarrollar un argumentario contra el proyecto socialista. As¨ª, nos explicar¨¢n que est¨¢ desfasado, es caro, est¨¢ fuera de lugar (especialmente la promesa de volver a fijar la edad de la jubilaci¨®n a los 60 a?os) y, sobre todo, reposa en una visi¨®n desfasada de la sociedad: Nicolas Sarkozy cree que esta se ha derechizado a medida que la corriente populista progresa por doquier, desde los Tea Party norteamericanos hasta los Aut¨¦nticos Finlandeses.
Le corresponde a la izquierda demostrar que, por el contrario, es portadora de valores y soluciones capaces de contradecir este an¨¢lisis. El esquema presidencial reposa antes que nada en las supuestas o esperadas debilidades de una izquierda que va a tener que someterse a la dura prueba de las primarias.
En todo caso, ya est¨¢ avisada: tendr¨¢ que enfrentarse a un presidente-candidato que, al mismo tiempo, es un en¨¦rgico contrincante, ocupado en captar la atenci¨®n con temas escogidos para marcar las diferencias, en una pura l¨®gica de primera vuelta, es decir, de concentraci¨®n de los electores de todas las derechas frente a una izquierda que ¨¦l espera tan dispersa como sea posible, y que se presenta como un candidato al que el ejercicio del poder no ha momificado, sino que, por el contrario, ha sabido aprender.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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