Viaje a la mente de McQueen
El Metropolitan celebra el genio oscuro del dise?ador con una muestra fascinante
Gafas oscuras, vestuario hiperb¨®lico, peluquer¨ªa impoluta, perfume en el aire y m¨¢s de una l¨¢grima. Nadie celebraba la muerte de Bin Laden, pero s¨ª la vida de Alexander McQueen. Pocas conferencias de prensa adquieren el tono emotivo y glamuroso que ayer ofreci¨® la primera presentaci¨®n en p¨²blico de la exposici¨®n Savage beauty (Belleza salvaje) que el Costume Institute del Metropolitan Museum de Nueva York dedica desde ma?ana al hombre que hace algo m¨¢s de un a?o dej¨® un vac¨ªo irreemplazable en la moda de este siglo.
La presencia entre cientos de reporteros de varias modelos, benefactores del museo y gente de la industria como Anna Wintour, la dise?adora brit¨¢nica Stella McCartney o Sara Burton -la mujer que ha tomado las riendas de la firma del brit¨¢nico tras su muerte y que dise?¨® el vestido de Catalina Middleton- subrayaba la expectaci¨®n despertada por una retrospectiva exuberante e hipn¨®tica. Mientras la prensa se rend¨ªa ante una de las puestas en escena m¨¢s espectaculares que ha vivido el Costume Institute, una armada de obreros ultimaba preparativos para la gala anual que organiza este centro y que habitualmente es una cita obligada en el calendario internacional de la moda. En este caso, adem¨¢s pasar¨¢ a la historia por el simbolismo que adquiere al haberse cumplido ya un a?o desde el suicidio de McQueen. La gala y la exposici¨®n aspiran a ser una celebraci¨®n y un homenaje de su vida y su genialidad.
Se despliegan 19 a?os de carrera, cien piezas y setenta accesorios
La exposici¨®n coincide con el aniversario del suicidio del creador
"Es un honor que el trabajo de un dise?ador brit¨¢nico se muestre en este museo donde se guardan algunos de los mejores tesoros de la historia del arte. Adem¨¢s, ese hombre era mi amigo". As¨ª se expresaba ayer McCartney durante la presentaci¨®n de una muestra en la que se despliegan 19 a?os de carrera, 100 piezas y 70 accesorios.
McQueen era conocido por sus espectaculares y extravagantes presentaciones, con escenarios dram¨¢ticos y estructuras narrativas cercanas a la performance. De ah¨ª que la puesta en escena de esta exposici¨®n haya tratado de recrear esas sensaciones, transportando al visitante a ese particular universo que siempre provocaba reacciones viscerales y en el que la fascinaci¨®n por lo g¨®tico se mezclaba con su debilidad por el exotismo, su admiraci¨®n por el naturalismo y sus homenajes al primitivismo.
El pr¨®logo a la exposici¨®n arranca con dos vestidos hist¨®ricos de la colecci¨®n de primavera/verano 2001 VOSS, uno rojo escotad¨ªsimo hecho con plumas rojas de avestruz y otro blanco construido con conchas pulidas de navajas de mar. Brillando en la oscura espectacularidad de un ambiente imbuido en luces muy bajas, el comisario de la muestra, Andrew Bolton, ha querido hurgar en los temas que fascinaban al dise?ador, con particular hincapi¨¦ en su obsesi¨®n "esquizofr¨¦nica" por el lado m¨¢s oscuro de la est¨¦tica rom¨¢ntica. Misoginia, sadomasoquismo, pero tambi¨¦n sensualidad y atrevimiento han tomado vida a trav¨¦s de las seis colecciones en las que se ha centrado Bolton y cuyo poder est¨¦tico se multiplica gracias al cuidado puesto en decorar las salas con el objetivo de remover todos los sentidos del visitante. Este queda transportado a un lugar fantasmag¨®rico y fascinante gracias a espejos gigantes envejecidos en cuyos reflejos se intuyen las formas de algunas piezas de la pol¨¦mica colecci¨®n The Horn Plenty; voces de robot que envuelven una sala dedicada a los accesorios oscuros e irreales como una mand¨ªbula de plata o un cuerno de unicornio; o el viento que suena junto a aullidos de lobo para arropar la sala titulada G¨®tico rom¨¢ntico (en ella, un vestido vaporoso se seda negra satinada se mueve como si estuviera vivo).
"Encuentro la belleza en lo grotesco, como la mayor¨ªa de los artistas. Tengo que obligar a la gente a mirar", reza una de las frases de McQueen que se pueden leer en los muros de una exposici¨®n cuyas galer¨ªas tambi¨¦n albergan el holograma de Kate Moss ante el que se rindi¨® el mundo de la moda cuando lo mostr¨® en Par¨ªs en 2006. Las salas se dividen por temas, siempre relacionados con su admiraci¨®n por la est¨¦tica rom¨¢ntica y por el constante di¨¢logo entre horror y belleza.
En la muestra tambi¨¦n pueden verse algunas de las piezas de su primera colecci¨®n de estudiante en Saint Martins cuyo t¨ªtulo marcaba una voluntad est¨¦tica y, en cierto modo, tambi¨¦n su propia tragedia personal: Jack el destripador persigue a sus v¨ªctimas.
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