Un hombre armado retiene a tres personas en su casa de Pontevedra
Entre las v¨ªctimas del suceso, que dur¨® siete horas, est¨¢n su hijo y su esposa
A. V. R. sonaba alterado al tel¨¦fono ayer por la ma?ana cuando llam¨® a la mujer del jefe de su esposa, en torno a las ocho de la ma?ana. "Dec¨ªa que si se iba a suicidar", comentaba esta con el semblante l¨ªvido y en voz baja, entrecortadamente, pasado el mediod¨ªa. Su marido, que hab¨ªa acudido a la vivienda para ver qu¨¦ suced¨ªa, llevaba al menos desde las 10.00 retenido junto a la mujer del hombre y el hijo de ambos, de 12 a?os de edad. El responsable, de unos 40, cazador con licencia y con armas en casa, no les dej¨® salir hasta cerca de las 17.30.
En las cerca de siete horas y media que mediaron entre ambos sucesos la polic¨ªa mont¨® un amplio dispositivo junto a la casa, una vivienda de dos plantas situada en Freixeiro, a 200 metros del Hospital de Montecelo, en Pontevedra. Varias furgonetas blindadas y veh¨ªculos camuflados estaban estacionadas en el ¨¢rea, a la que tambi¨¦n se hab¨ªan desplazado miembros del Grupo Operativo Especial de Seguridad, mientras un negociador policial trataba de razonar con el sujeto.
Los agentes apuntan a una disputa por una herencia como motivo de los hechos
Ninguno de los vecinos que siguieron el suceso durante todo su desarrollo, mirando cada pocos minutos hacia el camino de acceso a la casa bloqueado por los agentes, acertaba a especular sobre los motivos que le llevaron a actuar as¨ª. "No tiene problemas econ¨®micos", insist¨ªan varios de ellos, que se encog¨ªan de hombros. A. V. R., mec¨¢nico y responsable de un taller en Pontevedra, no se hab¨ªa comportado de manera inusual en las ¨²ltimas jornadas. Un compa?ero suyo, que sol¨ªa proveer a su taller de recambios de autom¨®vil, recibi¨® tambi¨¦n por la ma?ana una llamada del hombre. "Prep¨¢rame unas piezas, pero las quiero ya para esta tarde", relata que le cont¨®, aunque enseguida not¨® que algo no marchaba bien. "Me di cuenta de que no estaba en sus cabales y al poco ya me dijo que se quer¨ªa pegar un tiro", comentaba preocupado. Otro vecino, muy afectado, repet¨ªa entre sollozos que no entend¨ªa lo ocurrido, y que el responsable de los hechos era un vecino "muy bueno". Las teor¨ªas sobre el m¨®vil que habr¨ªa llevado a un hombre normal a actuar as¨ª empezaron a aflorar en los comentarios; desde una supuesta enfermedad de un familiar hasta un problema por unos terrenos de caza, pasando por un perro propiedad del hombre que alguien habr¨ªa matado o robado. Fuentes cercanas a la polic¨ªa apuntaban, no obstante, a un problema con un cu?ado respecto a una herencia.
Otros familiares y conocidos tambi¨¦n recibieron llamadas del autor del suceso, que seg¨²n algunos de los presentes deseaba ponerse en contacto con otro familiar. "T¨² tranquilo, no vayas a hacer nada", le recomendaban.
Fuentes oficiales apuntaron que el hombre parec¨ªa severamente trastornado y culpaba a este familiar de haberle privado de una herencia. El peligro mayor era, de hecho, su impulso suicida, m¨¢s que el de herir a los retenidos. Los negociadores consiguieron calmarlo, y en torno a las 17.30 dos coches y una ambulancia salieron de la casa, camino de la ciudad. La mujer del hombre retenido tuvo tiempo de saludar con la mano a su esposo, que le devolvi¨® el gesto desde el veh¨ªculo con una sonrisa.
Tras entregarse a la polic¨ªa, los agentes registraron la casa, en la que encontraron seis armas -una carabina, un rifle y cuatro escopetas- propiedad de A. V. R. y todas con los permisos en regla.
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