C¨®mo 'adiestrar' a 4.000 madrile?os
C¨¦sar Mill¨¢n, 'El encantador de perros', trae a Espa?a su 'show' televisivo en forma de clase magistral en el Palacio de los Deportes
El auditorio que ayer llen¨® las 4.000 localidades de la platea del Palacio de los Deportes dej¨® claro que El encantador de perros es un show televisivo para toda la familia. Parejas, grupos de amigos, padres e hijos... acudieron a la primera cita que "el l¨ªder de la manada" ten¨ªa en la que es su primera visita a Espa?a. Ma?ana ser¨¢ el segundo y ¨²ltimo d¨ªa en el que se podr¨¢ ver en directo al mism¨ªsimo C¨¦sar Mill¨¢n, ese hombre chaparrito de dentadura profident y "de raza mexicana", que se mete cada ma?ana de s¨¢bado y de domingo en 424.000 hogares espa?oles de la mano de la cadena Cuatro. El hombre que, adiestrando a perros, ha hipnotizado a millones de personas en 135 pa¨ªses de todo el mundo y ha vendido tres millones de libros sobre c¨®mo tratar a los perros. El tipo que se brinc¨® la frontera mexicana a los 20 a?os y que a los 42 tiene montado un imperio canino de 100 millones de d¨®lares. Su siguiente objetivo: conquistar el mercado en espa?ol para Latinoam¨¦rica y Espa?a. Y, aunque le falta l¨¦xico y le falla la pronunciaci¨®n en castellano tras media vida en Los ?ngeles, por lo que se vio ayer, no parece que vaya a resultarle muy dif¨ªcil reconquistar la madre patria.
El presentador sali¨® al escenario con la camiseta de la selecci¨®n espa?ola
El espect¨¢culo logr¨® arrancar suspiros, carcajadas y poner a la gente a bailar
C¨¦sar Mill¨¢n, adem¨¢s de "adiestrador de personas y rehabilitador de perros", como le gusta definirse, es un genio del marketing y sali¨® al escenario con la camiseta de la selecci¨®n espa?ola puesta y con su hijo Kelvin, con aires de Mowgli (el ni?o de la selva) de la mano. El auditorio jale¨® esta entrada estelar a rabiar.
En las dos horas y media que dur¨® el espect¨¢culo, Mill¨¢n consigui¨® arrancar no solo aplausos, sino carcajadas, suspiros, jadeos... Incluso puso a la gente a bailar al ritmo del twist de Pulp Fiction, para detener a ese mismo p¨²blico entregado en cuesti¨®n de segundos. C¨¦sar Mill¨¢n adiestr¨® a 4.000 personas de golpe dirigi¨¦ndose a todos ellos como Espa?a: "?Me entiendes Espa?a?", preguntaba intermitentemente.
El show, que incluye v¨ªdeos de algunos de sus programas, es toda una clase magistral acerca de la psicolog¨ªa perruna y de su interacci¨®n con la psicolog¨ªa humana. C¨¦sar Mill¨¢n trata de meter a su auditorio en la mente del perro y de corregir los vicios de la "sociedad moderna" que, en lugar de entender la naturaleza de los perros, se ha empe?ado en convertirlos en humanos. "El seminario", como ¨¦l llama a esta puesta en escena, incluye la participaci¨®n de perros y due?os con problemas y resulta m¨¢gico comprobar en directo que C¨¦sar tiene ese poder, ese talento natural que le ha venido dado por criarse en un rancho mexicano rodeado de canes que se convirtieron en sus compa?eros de faenas y le convirtieron en "l¨ªder de la manada".
No faltaron an¨¦cdotas que, como buen showman, supo aprovechar. Un fallo de sonido, con gran estruendo, le llev¨® a proclamar: "?Qu¨¦ ha sido eso? Ben Laden no est¨¢ aqu¨ª". O cuando tuvo un lapsus con Obama, al que nombr¨® "presidente de los perros". O el hecho de querer despedir al traductor en directo, "despedido", por no traducirle la palabra que quer¨ªa decir del ingl¨¦s al espa?ol. Adem¨¢s C¨¦sar, utilizando las c¨¢maras con la maestr¨ªa que le han dado a?os de televisi¨®n, imit¨® hasta causar la hilaridad del p¨²blico decenas de actitudes perrunas (el miedoso, el agresivo, el obsesivo...), demostrando que s¨ª, que su vida le ha hecho un poco mitad hombre, mitad perro.
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