Chronic city

Narrativa. El autor de La fortaleza de la soledad (2003), un consagrado del mainstream, ensaya aqu¨ª una gigantesca alegor¨ªa de la desquiciada sociedad poscapitalista, encarnada en la ciudad de Nueva York convertida en una isla rodeada de enigma y niebla, apocal¨ªptica y enajenada, en la que habitan tipos estrafalarios con nombres en clave como Chase Insteadman, antiguo actor infantil, h¨¦roe de esta extra?a novela de aprendizaje; Ralph Warden Meeker, autor de Obstinate Dust (trasunto de David Foster Wallace, autor de Infinite Jest), o el verdadero protagonista, Perkus Tooth, gur¨² extravagante que podr¨ªa emparentarse con el Dr. No. Digresiva, acumulativa y laber¨ªntica, Chronic city se aleja de la ciencia-ficci¨®n que cultiv¨® Lethem en Amnesia Moon (1995), un posible precedente de su ¨²ltima novela en lo referente a una visi¨®n posapocal¨ªptica del mundo occidental, o Chica en el paisaje (1998), y del g¨¦nero negro como Hu¨¦rfanos de Brooklyn (1999), pero en cambio refuerza su imagen de un autor decidido a contaminar los g¨¦neros y a generar h¨ªbridos, entre la cultura convencional y los nichos m¨¢s o menos populares o masivos, hasta el extremo de que Chronic city pasa por un homenaje a la narrativa de Thomas Pynchon, laber¨ªntica y entr¨®pica. La ciudad de Nueva York que dibuja el narrador de Lethem aqu¨ª es un zoo de cristal poblado por criaturas dementes, neur¨®ticas, perseguidas por la paranoia y la excentricidad enfermiza, seres de fantas¨ªa y eg¨®latras irredentos, todos conviviendo en un espacio simb¨®lico de resistencia a la modernidad m¨¢s aterradora y de enrarecida endogamia. Deber¨ªamos ver en la ¨²ltima novela de Lethem el esfuerzo por la construcci¨®n de un mundo singular y la cr¨ªtica velada a una sociedad que nos est¨¢ enajenando, pero lo cierto es que Chronic city es desmesurada, en ocasiones confusa y con frecuencia hiperb¨®lica. Lethem tiene talento m¨¢s que suficiente como para haber logrado que su ¨²ltima y ambiciosa novela fuese un nuevo y brillante punto de inflexi¨®n en torno al tema cl¨¢sico de la ciudad de Nueva York como espacio simb¨®lico del tiempo hist¨®rico, sucesor de Manhattan Transfer de Dos Passos, Ragtime de Doctorow o American Psycho de Bret Easton Ellis; pero Chronic city, imaginativa y bien escrita, aunque ahogada en su propio desorden, queda por debajo de sus propias expectativas, a merced del viento de sus gui?os y referencias a una cultura crepuscular, y de su agorero discurso futurista.