La alfombra roja de Paco Ib¨¢?ez
El cantautor, que ultima su pr¨®ximo disco, ¡®?rase una vez¡¯, con dibujos de Frederic Amat, comenz¨® por sugerencia del artista visual a actuar en los escenarios sobre un tapiz encarnado
Seg¨²n nos has recordado en alguna ocasi¨®n, de muy ni?o ya cantabas a las vacas que pastaban en el caser¨ªo de tus abuelos maternos en Aduna, Gipuzkoa, e incluso emulabas, como un peque?o charro vasco, al cantor mexicano Jorge Negrete a o¨ªdos de tu madre. Tiempo despu¨¦s, a tus 14 a?os, junto a ella y tus hermanos, cruzar¨ªais los Pirineos clandestinamente al encuentro de tu padre, exiliado en Francia. De ¨¦l aprendiste el oficio de ebanista, que a¨²n ejerces en tu peque?o taller con banco de carpintero, fresadora, gubias y cinceles. Hace unos a?os me regalaste unas casta?uelas de madera de ¨¦bano hechas por ti con estas herramientas y me contaste que as¨ª las hac¨ªa tu padre para un ballet flamenco que actuaba en el teatro Champs-?lys¨¦es, en aquel Par¨ªs de los a?os cincuenta donde se respiraban nuevos aires de rebeli¨®n.
Desde el principio de tu constelaci¨®n de grabaciones discogr¨¢ficas, has sido sol¨ªcito con los artistas pintores. Son memorables tus ediciones de poes¨ªa cantada de la mano de la pintura y he tenido la alegr¨ªa de poder participar en la antolog¨ªa Paco Ib¨¢?ez canta a los poetas andaluces, y tambi¨¦n en un nuevo ¨¢lbum que se llamar¨¢ ?rase una vez ¡ªser¨¢ para ni?os, como t¨² dices, de 0 a 90 a?os¡ª, que fui pintando durante la pandemia, coloreando aquellos d¨ªas y tus canciones.
Algo profundo te ocurri¨® en Par¨ªs el a?o 1958 al leer La m¨¢s bella ni?a, el poema de Luis de G¨®ngora: su lectura se hizo m¨²sica y con ella un poema engarz¨® a otro y otro, como un cesto de cerezas, y as¨ª llegaste a Federico Garc¨ªa Lorca, que has cantado como nadie. Con estos poemas aparece tu primer disco en 1964 y tres a?os m¨¢s tarde una grabaci¨®n con tus versiones cantadas de los poemas de Blas de Otero, Gabriel Celaya, Miguel Hern¨¢ndez, Francisco de Quevedo y otros. Estos dos primeros discos, bellos tanto por su contenido como por el dise?o e imagen de su funda, fueron cimientos de tu larga trayectoria como trovador de la poes¨ªa y simiente para un p¨²blico ¨¢vido que ya azuzaba las espuelas en su galopar m¨¢s all¨¢ del escenario y se alzaba en la platea con un aplauso solidario en tu ic¨®nico recital en el teatro Olympia de Par¨ªs aquel diciembre de 1969.
Tus tres primeros discos forman parte de nuestra memoria colectiva: tus canciones no envejecen porque su esencia po¨¦tica es eterna
Para entonces ya eras un s¨ªmbolo de la resistencia cultural y un referente de la lucha antifranquista. Tus primeros tres discos, como tres negros soles de vinilo, forman parte de nuestra memoria colectiva: generaci¨®n tras generaci¨®n, escuchamos tus canciones que no envejecen porque su esencia po¨¦tica es eterna. Para ti, la m¨¢xima modernidad es saber que venimos de muy lejos y consideras insensata la avidez de novedades del culto al futuro. ?Y con qu¨¦ clamor por la dignidad has dado respuesta a la dificultad de combinar vocaci¨®n est¨¦tica con preocupaci¨®n c¨ªvica! Es as¨ª que como artista te convertiste en referente pol¨ªtico y moral de nuestro tiempo.
Rebobino y me veo con 20 a?os viajando a Par¨ªs en 1973 para asistir a uno de los conciertos de Georges Brassens en el peque?o teatro Bobino. Por un feliz azar conoc¨ª a Rogelio, tu hermano, que nos present¨®, y cuando te cont¨¦ el motivo de mi viaje de inmediato mostraste tu entusiasmo por Brassens: para ti, me dijiste, fue el est¨ªmulo para musicar poes¨ªa. No pude imaginar entonces que aquel primer y breve encuentro ser¨ªa el inicio de una posterior y larga amistad sin fecha de caducidad.
En m¨¢s de una ocasi¨®n has dicho, ante el mosaico de culturas de procedencia o elecci¨®n que has vivido, que ¡°uno no nace, uno se hace. Va siendo de todas partes y, as¨ª, yo me siento vasco, franc¨¦s, catal¨¢n, andaluz, italiano, incluso mexicano¡, ?pero nunca norteamericano!¡±.
Todo poema tiene su tiempo y su lugar, pero todo poema tiende a trascenderlos. Como trovador, tu presencia ha sido un gran s¨ª a la vida y una voz de alarma ante la desigualdad, las enfermedades cr¨®nicas del poder o las guerras que, como escribi¨® Val¨¦ry, siguen masacrando gente que no se conoce para provecho de gente que s¨ª se conoce ¡ªpero que no se masacra¡ª.
Has atendido siempre tus recitales armado de honestidad y tu voz inconfundible, que amplificas al m¨ªnimo para poder hermanarla con la guitarra. A fuego lento, tu presencia esc¨¦nica rezuma sentimiento y rebeld¨ªa sin tapujos ni postizos. Son habituales los comentarios en tus conciertos: entre canciones te muestras cr¨ªtico con alguna injusticia, en otras ocasiones rememoras retazos de tu vida o presentas el poema y sus circunstancias.
El a?o 1994 me pediste un cartel para tus recitales por la Pen¨ªnsula con el poeta Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo bajo el lema ¡°La voz y la palabra¡±. El teatro de Madrid donde actuabais se olvid¨® de encartelar y el d¨ªa siguiente del concierto fuiste a colgar los carteles con tu compa?era Julia: a¨²n conservo las fotos que me mandaste. Fue en aquella ocasi¨®n que me atrev¨ª a sugerirte la propuesta esc¨¦nica que desde entonces ha sido norma en tus conciertos: una alfombra roja de cuatro por cuatro como plataforma m¨ªnima desde donde proyectar tus canciones: en ella has transitado por innumerables escenarios estos ¨²ltimos 30 a?os.
Recuerdo mi emoci¨®n como espectador en un recital tuyo cuando a modo de pr¨®logo del concierto apareci¨® sin m¨¢s y tan s¨®lo tenuemente iluminada por un foco cenital la alfombra, una somera y roja presencia
Recuerdo mi emoci¨®n como espectador en un recital tuyo cuando a modo de pr¨®logo del concierto apareci¨® sin m¨¢s y tan s¨®lo tenuemente iluminada por un foco cenital la alfombra, una somera y roja presencia, mientras la voz en off del poeta Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo dec¨ªa: ¡°En tiempos de ignominia como ahora, a escala planetaria, y cuando la crueldad se extiende por doquier fr¨ªa y robotizada, a¨²n queda gente buena en este mundo que escucha una canci¨®n o lee un poema: ellos saben bien que la patria es de todos, es el canto, la voz y la palabra¡±.
Lejos de cualquier intento de poner tu arte al servicio o sometimiento de una u otra doctrina o creencia, tu compromiso ha sido con el p¨²blico: dar siempre lo mejor y m¨¢s honesto. Como cuando te propuse realizar el peque?o filme Aviso a navegantes basado en El asno y su amo, la f¨¢bula del siglo XVII de Tom¨¢s de Iriarte, y t¨² lo recitaste a capela con toda su moraleja de dar el mejor ¡°grano¡± al p¨²blico que bien sabe apreciarlo y no la paja cotidiana que le dan de comer.
Un teatro hasta la bandera: esto es lo que te gusta, y lo que significa para ti que no todo haya sido borrado por las brigadas anticulturales que desde hace tiempo anidan por doquier. Con frecuencia has declarado que el compromiso est¨¢ en la calidad de las canciones que uno ofrece: al fin y al cabo, desde tu alfombra roja, siempre has sido un atizador de consciencias. Hoy, llegado a los 90 a?os, a¨²n nos revelas las grietas de un tiempo hostil y crepuscular con la voz y la palabra de los poemas cantados por ti y que ya hemos hecho nuestros.
T¨² dices que ¡°la poes¨ªa es como el mar, preg¨²ntale al mar qu¨¦ piensa de la crisis econ¨®mica, cultural o moral¡ El mar est¨¢ ah¨ª y si quieres acercarte te recibir¨¢ con los brazos abiertos, y la poes¨ªa es igual. Si t¨² te alejas de la poes¨ªa, ella seguir¨¢ viviendo y siempre estar¨¢ esperando¡±. ?A m¨¢s mar, m¨¢s vela!
Frederic Amat (Barcelona, 1952) es pintor, artista visual y escen¨®grafo.
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