Curro D¨ªaz, herido grave
La peor parte de un festejo pl¨²mbeo, pesado y sopor¨ªfero por culpa de los toros y los toreros se la llev¨® el diestro Curro D¨ªaz, que result¨® feamente prendido por la pantorrilla de la pierna derecha cuando muleteaba con la mano izquierda al quinto de la tarde. Eran los compases finales de la faena; el animal, de corto viaje y de cierta bronquedad en su embestida, se revolvi¨® con rapidez y sorprendi¨® al torero enganch¨¢ndolo con un derrote seco que hizo carne. La hemorragia brot¨® de inmediato y Curro fue trasladado con celeridad a la enfermer¨ªa, mientras Juan Mora se limitaba a montar la espada y mandar al desolladero a un toro manso y con genio con el que Curro D¨ªaz estuvo voluntarioso. Insisti¨® por el lado izquierdo y los pases fueron surgiendo sin gracia ni hondura porque el torero cit¨® siempre fuera de cacho y al hilo del pit¨®n. La verdad es que hoy no se cruza casi nadie en la cara del toro, y los muletazos resultan insustanciales y vulgares. Curro es torero fino y elegante, pero cuando las cosas no se hacen bien, lo ¨²nico que destaca es el aburrimiento. En ello estaba cuando lleg¨® la cogida y lo trastoc¨® todo.
GONZ?LEZ/MORA, D?AN, EL FANDI
Cinco toros de Manolo Gonz¨¢lez y uno, el quinto, de Salvador Domecq, desiguales de presentaci¨®n, blandos, mansos y descastados.
Juan Mora: estocada trasera y cuatro descabellos (silencio); estocada (ovaci¨®n); en el quinto, media baja, un descabello y el toro se echa.
Curro D¨ªaz: estocada perpendicular y un descabello (palmas); cogido en el otro (silencio). David Fandila El Fandi: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada tendida y baja (silencio).
Plaza de la Maestranza. 7 de mayo. D¨¦cimocuarta corrida de feria. Casi lleno.
Parte m¨¦dico de Curro D¨ªaz: Herida asta de toro en cara externa de pierna derecha que presenta dos trayectorias, una ascendente de 7 cm con fractura a nivel de 1/3 superior de perone y otra en sentido descendente de 15 cm con destrozo de musculatura tibial y gemelo asi como desgarro de vena tibial.
Ciertamente, la tendencia actual a la comodidad parece innata en la inmensa mayor¨ªa de los toreros. Es condici¨®n humana, claro est¨¢, aunque de tal modo no se produce la necesaria emoci¨®n en la fiesta de los toros. Curro lo hace bonito, pero todo su toreo supo a bisuter¨ªa barata porque estuvo ayuno de hondura.
Por eso, tampoco luci¨® en su primero, otro manso desclasado, y otra vez aburri¨® el torero con esa man¨ªa de guardarse las espaldas fuera de los terrenos del toro. Y as¨ª es imposible.
De la misma condici¨®n parece labrado Juan Mora, quien volv¨ªa despu¨¦s de varios a?os de ausencia empujado por su sonoro triunfo en la pasada feria de oto?o madrile?a. Sus toros no merecieron la pena, pero a ¨¦l le sobraron frialdad y fragilidad. Decepcion¨®, en una palabra. Se esperaba un torero diferente, y resulta que es tan sopor¨ªfero y triste como los dem¨¢s. Dio la impresi¨®n de que no estar dispuesto a arriesgar; sin mando, sin decisi¨®n, sin voluntad de triunfo, muy desangelado todo. Se limit¨® a acompa?ar a su primero y no dijo nada; el otro, dificultoso, se raj¨® pronto. En fin, que para este viaje no hac¨ªan falta alforjas.
As¨ª las cosas, el ¨²nico que divirti¨® fue El Fandi en el tercio de banderillas. Aunque clava casi siempre a toro pasado, su fortaleza y seguridad encandilan al p¨²blico, que se lo pasa en grande. Recibi¨® a su primero con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio, y se mostr¨® animoso y alegre con la muleta durante la poca vida de su oponente; ante el sexto, le super¨® el ambiente, y la vulgaridad del toro puso el resto. Acab¨® pronto y todo el mundo se lo agradeci¨®.
Que no se olvide un detalle torero: Jos¨¦ Manuel Calvo Montoli¨², hijo del malogrado banderillero del mismo nombre y muerto en esta plaza, rememor¨® a su padre con un precioso par de banderillas al segundo de la tarde. Salud¨®, montera en mano, mirando al cielo.
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