Al Qaeda 2.0
Tanto Osama bin Laden como su Al Qaeda eran del siglo pasado. La Al Qaeda de ahora, y quienquiera que sea el sucesor de Bin Laden, representan la edici¨®n Siglo XXI, Al Qaeda versi¨®n 2.0. Esta nueva versi¨®n tiene capacidades y limitaciones muy distintas, y enfrenta retos estrat¨¦gicos tambi¨¦n diferentes, a la organizaci¨®n que Bin Laden fund¨® en 1988. Claro que los espectaculares ataques de 2001 ocurrieron en este siglo y que Osama acaba de morir pero las ideas y las circunstancias que lo moldearon a ¨¦l y su organizaci¨®n eran del siglo XX. En la d¨¦cada transcurrida desde los ataques del 11-S mucho ha cambiado en el mundo y dentro de la misma Al Qaeda: su organizaci¨®n y l¨ªderes operativos, el origen de sus miembros y de sus fuentes de financiaci¨®n, sus principales teatros de operaci¨®n, as¨ª como sus t¨¢cticas, enemigos y competidores.
Las revueltas ¨¢rabes han dado a los j¨®venes una mejor raz¨®n para luchar que unirse al terrorismo
La Al Qaeda original era una organizaci¨®n operativa que, si bien funcionaba en c¨¦lulas independientes, manten¨ªa un importante grado de centralizaci¨®n. A qui¨¦n, c¨®mo y cu¨¢ndo atacar, la recaudaci¨®n y el manejo del dinero, el reclutamiento y la promoci¨®n de los l¨ªderes y las decisiones m¨¢s importantes las tomaban Bin Laden, su segundo Ayman al Zawahiri y un peque?o grupo de lugartenientes. En cambio, la nueva Al Qaeda es m¨¢s una inspiraci¨®n que una organizaci¨®n que act¨²a siguiendo ¨®rdenes emanadas de una sede central. Su influencia y su futuro ya no residen tanto en su capacidad como organizaci¨®n sino en su capacidad de inspirar a nuevos yihadistas para que se organicen, entrenen, planeen y act¨²en aut¨®nomamente contra blancos que ellos mismos seleccionan. Esto no significa que la vieja Al Qaeda haya desaparecido. Osama bin Laden segu¨ªa planeando ataques terroristas desde su guarida en Abbottabad. Y seguramente sabremos de Al Qaeda en los pr¨®ximos d¨ªas y meses cuando tratar¨¢ de mostrarle al mundo que la muerte de Bin Laden no implica su muerte como instituci¨®n. Hace poco, la polic¨ªa alemana detuvo a un inmigrante de origen marroqu¨ª quien, gracias a Al Qaeda, hab¨ªa viajado a la frontera entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n para entrenarse en el uso de explosivos. Seguramente hay m¨¢s como ¨¦l. Pero este ya no es el perfil ideal para Al Qaeda 2.0. Su terrorista ideal naci¨® y a¨²n vive en Estados Unidos o Europa y act¨²a por su cuenta y, sin jam¨¢s haber tenido contacto directo con la organizaci¨®n, hace estallar -en nombre de Al Qaeda- una bomba en un lugar lleno de gente en alguna importante ciudad.
El problema que confronta Al Qaeda 2.0 para reclutar estos espont¨¢neos es que ahora enfrenta nuevos y sorprendentes competidores: los movimientos antidictatoriales en el mundo ¨¢rabe. Antes, el mensaje de Al Qaeda era m¨¢s f¨¢cil: luchamos contra represivos e imp¨ªos dictadores en los pa¨ªses ¨¢rabes, quienes mantienen a sus pueblos en la miseria mientras ellos se enriquecen gracias a su contubernio con el odiado -y m¨¢s imp¨ªo a¨²n- imperio estadounidense. Para un joven sin trabajo, sin futuro y sin otros canales por donde encauzar sus energ¨ªas, frustraciones y esperanzas; esta llamada a la lucha era irresistible. Hoy, ese mismo joven tiene la alternativa de salir a luchar no para matar inocentes en otros pa¨ªses, sino para cambiar las cosas en el suyo. Y su recompensa la puede vislumbrar ac¨¢ y ahora, no en un m¨¢s all¨¢ poblado con los m¨¢rtires suicidas de Al Qaeda.
El otro problema que confronta Al Qaeda es que tiene que "reparar su marca" en el mundo isl¨¢mico. Una organizaci¨®n que ha asesinado a m¨¢s musulmanes que a estadounidenses o europeos tiene mucho que explicar. Una nueva desventaja es que mientras la Al Qaeda del siglo XX pudo contar con el entusiasta y abierto apoyo de algunos pa¨ªses -el Afganist¨¢n de los talibanes por ejemplo- o la financiaci¨®n de ciertos Gobiernos, hoy en d¨ªa aliarse abiertamente con Al Qaeda es muy mal negocio. Las contorsiones del Gobierno paquistan¨ª para explicar la localizaci¨®n de la guarida de Bin Laden o las contradicciones de los l¨ªderes de Ham¨¢s con respecto a Al Qaeda son muy reveladoras de la radiactividad pol¨ªtica que ha adquirido esta organizaci¨®n. En el caso de Ham¨¢s, su l¨ªder Ismail Haniya denunci¨® la operaci¨®n contra Bin Laden diciendo que "condenaba el asesinato de cualquier guerrero musulm¨¢n" a pesar de que d¨ªas antes hab¨ªa ordenado un ataque similar contra una c¨¦lula de Al Qaeda en Gaza donde resultaron muertos dos de sus integrantes.
El menor apoyo gubernamental a Al Qaeda no quiere decir que su ¨¢mbito geogr¨¢fico se haya reducido. De Argelia a Chechenia y de Somalia a Indonesia, la globalizaci¨®n de las c¨¦lulas de Al Qaeda ha continuado, aunque ya cada vez menos ayudada por Gobiernos o por sus aliados dentro de ellos.
En resumen: Al Qaeda 2.0 seguir¨¢ siendo una amenaza. Pero disminuida, desprestigiada y desplazada por ideas y l¨ªderes m¨¢s atractivos.
mnaim@elpais.es
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