Una ejecuci¨®n extrajudicial
Hay delitos de Estado, como la ejecuci¨®n extrajudicial de Bin Laden, que son absolutamente inaceptables desde la moral y las leyes de las que presume cualquier democracia. Como tampoco se puede admitir que se viole el territorio de otro pa¨ªs para buscar terroristas. O que no se haya intentado capturar con vida al l¨ªder del integrismo isl¨¢mico para juzgarle conforme a las garant¨ªas que establecen los Gobiernos occidentales.
Demencial resulta la desaparici¨®n de su cad¨¢ver arrojado presuntamente al mar, sin ning¨²n documento gr¨¢fico ni prueba material que lo confirme. Pero algunos defensores de la libertad y la justicia responden que el fin justifica los medios ?No resulta sospechoso que todo esto surgiera ante la necesidad de sofocar el clamor sobre el horror de los m¨¦todos usados en Guant¨¢namo? Justo antes de que Obama tuviera que renovar en las urnas. Cuando su popularidad estaba cayendo a causa de las promesas incumplidas y la crisis. Como man¨¢ del cielo.
Me importa poco si ese teatral acto de venganza acab¨® o no con el saud¨ª. Vulnera los valores de cualquier sociedad civilizada que se manifiesta a favor de los derechos humanos. Es parte del atrezo que esconde la pol¨ªtica del nuevo orden. El fin justifica los medios. El imperio neoliberal ladra esta consigna y sus ac¨®litos europeos corean juntos.
Llamazares ha sido el Pepito Grillo del Congreso nacional, Puede que Bin Laden se haya buscado morir as¨ª, como dice el presidente Zapatero. Pero un Gobierno con un m¨ªnimo de ¨¦tica reprobar¨ªa este asesinato justiciero. El mundo no ser¨¢ m¨¢s seguro despu¨¦s de su estramb¨®tica cacer¨ªa. Adem¨¢s, no es bueno echar le?a al fuego isl¨¢mico con charadas de este calibre. Pero lo que s¨ª ser¨¢, me temo, es m¨¢s s¨®rdido e irrespirable. M¨¢s proclive a justificar las p¨¦rdidas de los derechos y libertades de los individuos. Un lugar m¨¢s injusto y hostil para la mayor¨ªa.
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