El G¨®ngora renace como teatro
Rafael de la Hoz reforma un edifico se?ero en C¨®rdoba, obra de Guti¨¦rrez Soto
En pleno centro de C¨®rdoba, junto a la plaza de las Tendillas, se levanta uno de los edificios para espect¨¢culos m¨¢s singulares de la ciudad. Es el cine G¨®ngora, construido entre 1929 y 1932, obra del arquitecto Luis Guti¨¦rrez Soto. El inmueble ha estado m¨¢s de un lustro abandonado pero, despu¨¦s de haber sido adquirido por el Ayuntamiento y tras dos a?os de restauraci¨®n a cargo de Rafael de la Hoz, abrir¨¢ sus puertas convertido en un teatro. Hoy acoge su primer acto: la entrega de los premios Maximinos, en el marco de los premios Max de las Artes Esc¨¦nicas, que reconocen el trabajo de las compa?¨ªas locales.
Restaurar, reformar y ampliar un inmueble con tanta carga hist¨®rica y sentimental no es tarea f¨¢cil. De la Hoz explica que ha tratado de ser lo m¨¢s respetuoso posible con el trabajo de Guti¨¦rrez Soto, un arquitecto que dej¨® obras emblem¨¢ticas en Madrid, como el cine Callao (1927) o el Europa (1928). "El cine G¨®ngora forma parte de esta ¨¦poca cuando, a ra¨ªz de una nueva normativa se oblig¨® a que los cinemat¨®grafos fuesen edificios independientes de ladrillo, para prevenir incendios", comenta el arquitecto.
El espacio se reabre hoy con la entrega de los premios de teatro Maximinos
La remodelaci¨®n incluye una nueva sala polivalente en la terraza
Guti¨¦rrez Soto naci¨® con el siglo XX, en 1900, y empez¨® a tener ¨¦xito desde muy pronto. Los cines fueron el pasaporte a la fama. En ellos hizo gala de su dominio de los estilos.
"En el G¨®ngora vemos rasgos de un peculiar casticismo andaluz en la fachada que, ya dentro, da paso a un racionalismo italiano m¨¢s marcado. Es casi desconcertante la capacidad que ten¨ªa de armonizar tantos estilos y tan distintos. Y fue un aviso de lo que era capaz de hacer", explica De la Hoz. Es cierto, Soto no le ten¨ªa miedo a nada. Y de ello dio prueba el resto de su carrera. Al t¨¦rmino de la Guerra Civil y tras quedar en el bando de los vencedores, el arquitecto se convirti¨® en uno de los favoritos del r¨¦gimen. Suyos son, por ejemplo, el Ministerio del Aire de Madrid que calca la imagen de El Escorial y que marca una fase del franquismo. Tambi¨¦n construy¨® el Palacio March, en Palma de Mallorca, de escrupuloso lenguaje historicista y regionalista. "Si bien es cierto que, m¨¢s adelante, Guti¨¦rrez Soto evolucion¨® a un dibujo m¨¢s racionalista", apunta De la Hoz.
La reforma del cine G¨®ngora, ahora teatro, planeada por De la Hoz, ha tratado de preservar al m¨¢ximo el original, adapt¨¢ndolo en lo posible al siglo XXI. En algunos aspectos, el trabajo ha sido casi de arque¨®logo. Por ejemplo, para recuperar, tras capas y capas de pintura, los colores originales que ten¨ªa la fachada (una almagra que est¨¢ pendiente todav¨ªa de terminarse) y el gris verdoso de las paredes interiores. Pero la propia libertad ecl¨¦ctica con la que jugaba Guti¨¦rrez Soto en sus planeamientos arquitect¨®nicos, batiendo sin miedo distintos estilos, le ha hecho m¨¢s f¨¢cil a De la Hoz aportar el cambio m¨¢s importante al edificio: sustituir la terraza que se usaba como cine de verano en la azotea del edificio, por un espacio cerrado y polivalente, a modo de caja negra, especialmente pensado para espect¨¢culos de teatro contempor¨¢neo y de vanguardia.
"Una de las premisas del Ayuntamiento al adquirir el edificio era que su uso fuese muy flexible. Pero eso requer¨ªa alterar demasiado la sala principal y opt¨¦ por plantear la soluci¨®n de la terraza", argumenta el arquitecto.
El resultado es un espacio que emerge como un cuerpo acristalado sobre la sala del antiguo teatro y multiplica sus usos. Desde teatro a la italiana o frontal, a tener la escena en el centro, servir como sala de ensayos, plat¨®, para m¨²sica de c¨¢mara, sala de exposiciones, conferencias, presentaciones, coloquios o incluso sal¨®n de baile o banquetes. Su diafanidad y sus seis metros de altura le dan semejante versatilidad.
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