Decepci¨®n ganadera y salmantina
Color¨ªn colorado, el cuento se ha acabado. No gusta ver dos ganader¨ªas especiales en un mismo cartel. Hern¨¢ndez Pla fue algo as¨ª como los Miura de Ciempozuelos que vive, a falta de ¨¦xitos m¨¢s cercanos a la sombra de la gloria de los toros Guitarrero y Capit¨¢n, hist¨®ricos. San Mart¨ªn fue el sue?o de Pepe Chafik, el mejor ganadero que nunca ha tenido M¨¦xico. Una vez conseguido todo en su pa¨ªs, quiso demostrar su val¨ªa desde cero con una ganader¨ªa en Espa?a. Lo avanzado de su edad hizo que desistiera en el empe?o.
Las dos vacadas han terminado en manos del mismo aficionado con posibles, pero se anuncian juntas. Ignacio Huelva intenta reverdecer laurales del encaste Santa Coloma. A la vista est¨¢ que no lo ha conseguido pero tiene su m¨¦rito emplear tiempo y dinero en ello. A otros les da por coleccionar chal¨¦s o coches deportivos.
SAN MART?N, HERN?NDEZ PLA / CHAVES, CASTA?O, GALLO
Toros de San Mart¨ªn, (1?, 5? Y 6?) y de Hern¨¢ndez Pla, (2?, 3? y 4?), correctos de presentaci¨®n, justos de fuerzas y desiguales de juego. Parados.
Domingo L¨®pez Chaves: estocada ca¨ªda, silencio, y pinchazo y estocada delantera, silencio.
Javier Casta?o: pinchazo y dos descabellos, silencio, y estocada, silencio.
Eduardo Gallo: pinchazo y estocada casi entera, palmas, y seis pinchazos y estocada casi entera, silencio tras aviso.
Por si faltaba alg¨²n aliciente, la empresa tuvo a bien poner a tres diestros de Salamanca, tierra ganadera que, de cuando en cuando, aporta matadores de inter¨¦s. O alguna figura como lo fue Santiago Mart¨ªn El Viti. Los diestros ten¨ªan la oportunidad de hacerse un hueco en los carteles de San Isidro. Sin ir m¨¢s lejos, la sustituci¨®n de Curro D¨ªaz, herido el s¨¢bado en Sevilla. No es que la corrida presentase facilidades, pero tampoco fue para dejarla pasar como si tuvieran 20 contratos firmados.
Domingo L¨®pez Chaves tuvo momentos de arrojo hasta que los toros se aplomaron. Eduardo Gallo, a pesar de las coladas del sexto toro por el pit¨®n izquierdo, fue el ¨²nico capaz de practicar algo parecido al toreo.
M¨¢s extra?o es el caso de Javier Casta?o con una cercan¨ªa m¨¢s efectista que efectiva. Sigue la l¨ªnea trazada por Paco Ojeda en los ochenta, la misma que consagr¨® a Jesul¨ªn de Ubrique, excentridades al margen, como un torero de muleta poderosa. Esta t¨¦cnica consiste en reducir los espacios entre toro y torero hasta que el muslo se encuentra entre los pitones, cerca de la testuz. Un espacio de aparente peligro para el tendido pero donde el toro no ve m¨¢s que la muleta del diestro cuando decide sacarla para citar. Una t¨¦cnica que puede resultar v¨¢lida al final de la faena, pero que con el quinto toro solo sirvi¨® para sembrar dudas. ?Era tan parado el toro o el arrim¨®n termin¨® por ahogar las posibles embestidas? En Madrid, ya se sabe, gusta la disecci¨®n de la bravura.
Ni la fiesta de los toros ni la sociedad actual se prestan a repetir fantas¨ªas, sue?os y cuentos como los de Pepe Chafik e Ignacio Huelva, menos si falta un m¨ªnimo de entrega y ambici¨®n por parte de los espadas.
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