Fronteras de quita y pon
La simple llegada de 20.000 tunecinos hace tambalear la libertad de movimientos de Schengen, el logro europeo m¨¢s perceptible - La confianza entre pa¨ªses salta por los aires con el avance de la ultraderecha y muestra la fragilidad de la UE
"?Acaso quiere usted una cola de 1,2 millones de veh¨ªculos este verano esperando a pasar un control de fronteras en Holanda?". Una eurodiputada europe¨ªsta salt¨® como una furia con esa pregunta a la intervenci¨®n euroesc¨¦ptica y antischengen del eurodiputado holand¨¦s Daniel van der Stoep. El interpelado no respondi¨® directamente, pero reiter¨® su opini¨®n: "Antes ¨¦ramos due?os de nuestro destino. Ahora tenemos a 25.000 tunecinos circulando por Europa. No hab¨ªa ni que haberles permitido entrar". Ese intercambio en el debate en la Euroc¨¢mara sobre Schengen y la pol¨ªtica migratoria de la UE -puestos en cuesti¨®n por la primavera ¨¢rabe en el Norte de ?frica y los intentos de Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi de restringir la libertad de movimientos en la UE- resumi¨® en un fogonazo el estado de la cuesti¨®n, encarnado en la resurrecci¨®n de los pasaportes para cruzar fronteras europeas que se cre¨ªan desaparecidas y que ahora se revelan como fronteras de quita y pon.
"Bruselas debe intervenir ante esta degeneraci¨®n", dice de un 'think tank'
La UE detect¨® 570.000 residentes ilegales en 2009 y repatri¨® a 250.000
Bonino: "Cerrar las puertas es se?al de que Europa no est¨¢ sana"
Shultz: "No hay que ceder al populismo de dos gobernantes contra las cuerdas"
Tambi¨¦n el jefe de los eurosocialistas, el alem¨¢n Martin Shultz, empadronado en una localidad vecina a la confluencia de las fronteras de Alemania con B¨¦lgica y Holanda, se pregunt¨® en el debate: "?Acaso voy a tener que usar el pasaporte para cruzar de Aquisgr¨¢n a Maastricht?". "No, ni usted ni yo debemos esperar controles de pasaportes", le respondi¨® con iron¨ªa el verde Daniel Cohn-Bendit. "El control ser¨¢ facial. Los de piel oscura o los diferentes no pasar¨¢n. Ser¨¢ una Europa a la carta", dijo, recordando la vieja Europa a la carta en la que no hab¨ªa lugar para los jud¨ªos. "Esa era la Europa que ten¨ªamos".
Que ten¨ªamos, de la que hab¨ªamos cre¨ªdo salir con el sue?o de la construcci¨®n europea y que ahora asoma amenazadoramente por un horizonte en el que populistas, nacionalistas y xen¨®fobos sacan r¨¦ditos may¨²sculos de una sociedad desencantada, en crisis econ¨®mica, que asocia emigrantes con delincuencia, se siente molida a impuestos y burlada por una clase pol¨ªtica cortoplacista e incompetente. El eurodiputado Van der Stoep es uno de los beneficiarios de la situaci¨®n. Su Partido por la Libertad, liderado por el efectista Geert Wilders, es la tercera fuerza pol¨ªtica de los Pa¨ªses Bajos y en las euroelecciones de 2009 fue el segundo m¨¢s votado por los holandeses.
Pero ninguno ha conseguido tanto como el Partido Popular Dan¨¦s, tercera fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs con un programa xen¨®fobo, que ayer forz¨® al Gobierno centroderechista de Copenhague a imponer este mismo mes controles en sus fronteras con Alemania y Suecia, con la excusa de combatir la inmigraci¨®n ilegal y la delincuencia organizada, seg¨²n su l¨ªder, Pia Kjaersgaard.
"No hay que ceder ante las medidas populistas de dos jefes de Gobierno con la espalda contra la pared", reclama Shultz en referencia a a Sarkozy y Berlusconi, acuciados ambos por las urnas y presiones por su flanco derecho, que han conseguido que la Comisi¨®n Europea estime digna de consideraci¨®n su propuesta de retocar Schengen para facilitar la reintroducci¨®n de controles fronterizos.
"Cerrar otra vez las fronteras y modificar Schengen por 20.000 tunecinos o menos es un claro ejemplo de que Europa no est¨¢ sana", comentaba la excomisaria europea Emma Bonino antes de la decisi¨®n del Gobierno dan¨¦s. Las cifras muestran la verdadera dimensi¨®n del problema, un problema menor que puede degenerar en uno de grandes proporciones si se cede al populismo. Seg¨²n datos de la UE, el n¨²mero de ciudadanos no comunitarios que resid¨ªan irregularmente en la UE en 2009 y fueron descubiertos rondaba los 570.000, a?o en que fueron repatriados alrededor de 250.000. Con el 7,3% de su poblaci¨®n, Espa?a es el pa¨ªs comunitario (excepci¨®n hecha de dos b¨¢lticos por la fuerte impronta rusa) con mayor presencia de naturales de pa¨ªses no pertenecientes a la Uni¨®n.
Al cuarto de siglo de su concepci¨®n en la peque?a localidad luxemburguesa de Schengen, fronteriza con Francia y Alemania, y a los 16 de vida real, est¨¢ contra las cuerdas el acuerdo para la libertad de circulaci¨®n en Europa, uno de los grandes logros de la construcci¨®n europea perceptibles por los ciudadanos.
Pertenecen a Schengen 22 pa¨ªses de la UE (son la excepci¨®n Irlanda, Reino Unido, Chipre, Bulgaria y Ruman¨ªa) y los extracomunitarios Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein. No hay en ellos controles en el movimiento de personas, siempre y cuando se hayan adoptado "las medidas adecuadas con respecto a los controles en la fronteras externas", como estipula el acuerdo. Todos los pa¨ªses tienen fronteras externas (un viajero que llegue a Viena por avi¨®n desde un pa¨ªs que no pertenezca a Schengen pasar¨¢ un control de pasaportes, aunque luego ya se podr¨¢ mover por el ¨¢rea Schengen sin cortapisas), pero la geograf¨ªa hace que algunos Estados, en especial los mediterr¨¢neos y el sureste de Europa, se hayan convertido en fronteras terrestres de la Uni¨®n.
Schengen es un descomunal ejercicio masivo de confianza mutua porque autom¨¢ticamente los socios del club reconocen las decisiones sobre acceso de personas a la zona que toma uno de ellos. De ah¨ª que los controles trasciendan el inter¨¦s nacional para convertirse en materia de inter¨¦s y preocupaci¨®n de todos los pa¨ªses del ¨¢rea Schengen. Esa confianza es la que ha saltado por los aires en el pulso entre Roma y Par¨ªs por la llegada a Italia de m¨¢s de 20.000 tunecinos y el deseo italiano de quit¨¢rselos de encima export¨¢ndolos a Francia y otros pa¨ªses de la Uni¨®n. En el pulso se ha visto metida de mala manera la Comisi¨®n, a la que el presidente franc¨¦s y el primer ministro italiano han pedido que examine "la posibilidad de restablecer temporalmente los controles en las fronteras interiores en caso de dificultades excepcionales en la gesti¨®n de las fronteras exteriores comunes".
Ante la primavera ¨¢rabe y, en particular, la guerra civil en Libia, Italia ha venido pronosticando un ¨¦xodo de proporciones b¨ªblicas hacia Europa, y ha pedido infructuosamente ayuda a los otros socios europeos para hacer frente a la vanguardia de ese ¨¦xodo. Como los europeos no se han conmovido con la jeremiada romana ni creen que el pa¨ªs est¨¦ al borde de la invasi¨®n, Berlusconi y su ministro de Interior, Roberto Maroni, pilar de la xen¨®foba Liga Norte, decidieron el mes pasado cortar por lo sano y conceder "un permiso temporal de residencia a los emigrantes que han manifestado su intenci¨®n de ir a otro Estado" de la Uni¨®n, en confesi¨®n parlamentaria del propio Maroni, reveladora del juego sucio pol¨ªtico con los socios comunitarios.
La Francia de Sarkozy solo necesit¨® 24 horas para contraatacar. Su ministro de Interior, Claude Gu¨¦ant, cuestion¨® la legalidad de los permisos concedidos por Maroni, orden¨® a sus polic¨ªas que controlaran a los emigrantes sospechosos y que les aplicaran estrictamente una serie de criterios para estar en Francia, entre ellos el de contar con un documento v¨¢lido de viaje (por ejemplo, un pasaporte con visado) y tener suficientes recursos financieros (31 euros por d¨ªa de pretendida estancia en el pa¨ªs, unos 900 euros mensuales). Los otros ministros de Interior de la UE, que tambi¨¦n hab¨ªan cuestionado la legalidad de la iniciativa italiana, se hicieron solidarios de las medidas francesas y aplaudieron. "Les vamos a pedir papeles que no tienen, as¨ª que los tunecinos no se van a mover de Italia", celebr¨® ir¨®nicamente en Luxemburgo Alfredo P¨¦rez Rubalcaba.
Pero se han movido, y a Francia han llegado unos 3.500, catalizadores de la propuesta de Sarkozy y Berlusconi de poner orden en su carrera de medidas unilaterales mediante el arbitraje de la Comisi¨®n para sus planes de restablecer nuevos controles fronterizos. La improvisada nueva pol¨ªtica francesa qued¨® en evidencia el domingo de Ramos en Ventimiglia, cuando se impidi¨® la entrada desde Italia del Tren de la Dignidad en que viajaban unos centenares de activistas italianos y franceses junto a unas decenas de tunecinos. El inesperado cierre unilateral franc¨¦s del ¨¢rea Schengen sacudi¨® los cimientos de la UE.
La comisaria de Interior, Cecilia Malmstr?m, niega que la llegada a Italia de los tunecinos ponga al pa¨ªs en situaci¨®n l¨ªmite y son muchas las voces en la UE que subrayan c¨®mo la aut¨¦ntica crisis migratoria es la que afrontan T¨²nez y Egipto con la llegada de unos 600.000 refugiados que huyen de Libia.
A la hora en que Estados Unidos abre la mano a la regularizaci¨®n de millones de indocumentados, Malmstr?m va a discutir hoy por primera vez con los ministros de Interior de la UE su estrategia sobre la migraci¨®n, con m¨²ltiples vertientes por desarrollar, en la que introduce las ideas de Sarkozy y Berlusconi para retocar Schengen. A ella, liberal, no le terminan de convencer las pretensiones de ambos dirigentes e insiste en que lo que hasta ahora ha sido una gesti¨®n intergubernamental de Schengen pase a la esfera comunitaria, una vieja idea ya rechazada por los Gobiernos.
En su estrategia, Malmstr?m reconoce, sin detallar todav¨ªa c¨®mo y a la espera de escuchar a los ministros, que "puede ser necesario introducir un mecanismo que permita decidir a nivel europeo cu¨¢les ser¨¢n los Estados que volver¨¢n a introducir con car¨¢cter excepcional el control en la frontera interior y por cu¨¢nto tiempo". La comisaria insiste en que "este mecanismo se utilizar¨ªa como ¨²ltimo recurso en situaciones verdaderamente cr¨ªticas".
Los acuerdos de Schengen "fueron muy dif¨ªciles de negociar", recuerda Javier Solana, ministro en el Gobierno con el que Espa?a se sum¨® en 1991 al pacto. "No debemos cambiar nada. No hay que ir hacia atr¨¢s", mantiene quien fuera coordinador de la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n. La marcha atr¨¢s ser¨ªa tanto en la imagen exterior de una UE que se encierra en s¨ª misma como entre los propios socios. "La fuerza tras la propuesta de Sarkozy y Berlusconi no es la confianza mutua y la solidaridad, sino la desconfianza", se?ala Yves Pascouau, del European Policy Center, un centro de estudios de Bruselas. "Supondr¨ªa un giro de 180 grados en la filosof¨ªa sobre la que descansa Schengen".
M¨¢s dram¨¢tica es la conclusi¨®n a que llega Massimo Merlini, del Centre for European Policy Studies, otro think tank bruselense y coautor de un estudio sobre Schengen y el affair franco-italiano. "Est¨¢ en juego la libertad de circulaci¨®n, un pilar fundamental de la UE. La propuesta de Sarkozy y Berlusconi es un paso atr¨¢s en el proceso de integraci¨®n europea", dice Merlini. "Lo que estamos viendo es un escenario preocupante. La UE debe intervenir para atajar esta degeneraci¨®n".
Los ministros de Interior de los Veintisiete, divididos sobre los planes de Sarkozy y Berlusconi -"eso es matar moscas a ca?onazos; Schengen tiene sus mecanismos para responder a situaciones nuevas", dice Rubalcaba-, comienzan hoy a preparar el trabajo para que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE diriman la cuesti¨®n en el Consejo Europeo de finales de junio. Jos¨¦ Manuel Durao Barroso asegur¨® en la Euroc¨¢mara que resistir¨¢ las presiones de populistas y extremistas. Los hechos demuestran que Sarkozy pastorea a placer los bueyes de la Uni¨®n. Y Berl¨ªn apoya sus planes para Schengen. Lo mismo que Dinamarca, que predica con el ejemplo, Holanda y Austria.
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