Oscuro asesinato de un exmilitar franc¨¦s en Bengasi
Los rebeldes acusan a la v¨ªctima de ser "una amenaza para Libia"
Pierre Marziali lleg¨® en la tarde del mi¨¦rcoles a Bengasi. Le acompa?aba un socio de su empresa, Secopex. En la capital de los rebeldes libios les esperaban otros tres compa?eros, la avanzadilla de esa firma francesa de seguridad: al d¨ªa siguiente se reunir¨ªan con las nuevas autoridades para negociar un contrato de asesor¨ªa. Apenas un par de horas despu¨¦s de su llegada, Marziali ingresaba en el hospital Jalaa con el abdomen destrozado de un balazo. Sus compa?eros desaparecieron de la escena.
Comenzaba as¨ª un oscuro episodio que ninguno de los interesados parece dispuesto a aclarar. El Gobierno franc¨¦s se limit¨® a anunciar, pasadas 24 horas, la muerte "de un ciudadano franc¨¦s" en un control de seguridad y la detenci¨®n de sus cuatro acompa?antes. Las autoridades rebeldes rompieron anoche su silencio y afirmaron que el equipo franc¨¦s "pon¨ªa en peligro la seguridad de la Libia libre". Los cinco, dice la nota del Consejo Nacional de Transici¨®n, iban a ser detenidos, pero "desgraciadamente se resisti¨® y fue alcanzado por accidente".
En el hospital Jalaa de Bengasi, Jaled Bashir, encargado de administraci¨®n, juguetea con el pasaporte de Marziali. 48 a?os. 1,85 metros de estatura. Ojos azules. Entre 2009 y 2011 hab¨ªa viajado a Mauritania, N¨ªger, Mal¨ª, Rep¨²blica Centroafricana... Nada raro si se tiene en cuenta que este exparacaidista, fundador de Secopex, ten¨ªa en los pa¨ªses africanos buenos clientes. A Libia hab¨ªa entrado ya en abril desde T¨²nez, a la zona controlada por Muamar el Gadafi, y apenas hab¨ªa estado cuatro d¨ªas.
Una fuente hospitalaria indic¨® ayer a EL PAIS que Marziali no fue tiroteado en un control, sino junto a su vivienda, en el barrio de Fuayed. El exmilitar recibi¨® el disparo por la espalda. "Una bala de Kal¨¢shnikov", asegura la misma fuente. Su cad¨¢ver, a¨²n en la morgue, ser¨¢ repatriado hoy por avi¨®n.
El tiro por la espalda no acaba de corresponderse con una situaci¨®n en la que alguien "opone resistencia". La versi¨®n oficial de los rebeldes presenta otros puntos oscuros. En primer lugar, los expertos franceses manten¨ªan un estrecho contacto con ellos, y el jueves se iban a reunir nada menos que con el vicepresidente del Consejo Nacional de Transici¨®n, Abdel Hafiz Ghoga. Adem¨¢s, desde el principio, un portavoz militar culp¨® del asesinato a "una c¨¦lula gadafista" que pretend¨ªa "generar un conflicto" con Francia, el gran aliado de Bengasi.
Otros rumores, sin embargo, apuntaban a la acci¨®n de una milicia rebelde. ?Intenta el Gobierno interino encubrir un crimen perpetrado por alguna de sus brigadas? ?O efectivamente los especialistas franceses realizaban "actividades ilegales"? El asunto es una patata caliente para Bengasi, que tiene en Francia a su principal valedor internacional, y para Par¨ªs, que siempre ha mirado con suspicacia las actividades de Secopex.
Llegados hace tres semanas, Eric, Fr¨¦deric y Pierre, la avanzadilla de la empresa, eran unos tipos afables. No iban armados. Uniformados con botas y chalecos de color beige, paseaban por la plaza de los juzgados, coraz¨®n de la revuelta. "No tenemos nada que ver con los mercenarios, ni vendemos armas", comentaba Pierre a este peri¨®dico pocas horas antes del suceso. "Los rebeldes libios nos han pedido asesor¨ªa y material, m¨¢s que nada camiones y equipos de telecomunicaciones". Desde el jueves, nadie contesta su tel¨¦fono.
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