La materia prima
Hay restaurantes brillantes por su decoraci¨®n y armon¨ªa de formas; otros intentan asombrar al comensal con un esmerado servicio pleno de detalles y ceremonias; casi todos pretenden que los platos que en ellos se sirven sean objeto de veneraci¨®n por lo trabajado de sus recetas y por lo agradable que resulta al paladar el juego de las salsas y combinaciones que en ellos se produce cuando el chef muestra su creatividad.
Aunque todos sin excepci¨®n aseguran que las primeras materias que en sus casas se cocinan surgen del mar o de la tierra en los momentos m¨¢s oportunos, ofreciendo la madurez de las carnes y el sabor incuestionable que las acompa?a en cada ocasi¨®n.
Pero la aseveraci¨®n resulta en la mayor¨ªa de los casos exagerada, y el producto ofrecido no muestra excelencia sino mediocridad, sea por razones objetivas -la dificultad de obtener aquello que le mercado no muestra m¨¢s que con cuentagotas-, sea por otras menos disculpables, como la falta de criterio en la compra, intentando modificar en la cocina los ciclos naturales en que los animales y vegetales muestran sus mejores galas, o por otras del todo justificables como no poder asumir el elevado precio de los productos singulares y en saz¨®n.
Todas estas razones no se conciben el El Bressol, donde de forma casi milagrosa surgen, d¨ªa tras d¨ªa, pescados y mariscos de tama?os superiores y texturas y sabores de la misma cualidad.
Hablamos de unas hermosas y bien cuidadas holoturias -en el siglo, espardenyes-, de unos m¨ªnimos pulpos que se guisan en su jugo y poco m¨¢s, y de una imperial dorada que pasada por el horno nos ofrece un sabor puro de pescado como desde hace tiempo no sospech¨¢bamos.
Es necesario destacar al lado de todo ello una inmensa bodega donde los champagnes -sea cual sea su precio original- se sirven con un sutil incremento de diez euros sobre el coste en bodega.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.