El mal menor
?Por qu¨¦ si todo el mundo sab¨ªa de la imposibilidad de su cumplimiento, atendiendo al sentido com¨²n y a la experiencia hist¨®rica de otras muchas crisis, los pol¨ªticos de Bruselas y los t¨¦cnicos del Fondo Monetario Internacional, impusieron a Grecia tan draconiano plan de ajuste y unas condiciones tan desmesuradas en el plan de rescate de 110.000 millones de euros? ?Qu¨¦ tipo de fundamentalismo ciega sus ordenadas mentes para que ahora, un a?o despu¨¦s y constatado el fracaso, el comisario de Econom¨ªa de la Uni¨®n Europea (UE) o el gobernador del Banco Central Europeo insistan en que Grecia puede pagar sus deudas si acent¨²a su ajuste fiscal, como si esa operaci¨®n fuera matem¨¢tica y no existieran los ciudadanos y sus penalidades?
Los mercados descuentan que Grecia pueda hacer frente a su deuda sin nuevas ayudas
El esfuerzo que tiene que hacer Grecia para honrar el servicio de su deuda es superior, en porcentaje del producto interior bruto (PIB), al que se exigi¨® por indemnizaciones de guerra a la Alemania derrotada en la I Guerra Mundial en el Tratado de Versalles, y ya se sabe c¨®mo termin¨® aquella experiencia. Decididamente contrario a ese volumen de indemnizaciones, Keynes -que pertenec¨ªa a la delegaci¨®n brit¨¢nica que las negociaba en 1919- dimiti¨® y escribi¨® su extraordinario libro Consecuencias econ¨®micas de la paz, uno de los documentos m¨¢s importantes de la Gran Guerra. En ¨¦l dispara contra la Conferencia de Par¨ªs y la describe dominada por un ambiente re?ido con la realidad; critica frontalmente la pol¨ªtica de reparaciones a las que se oblig¨® a la Alemania vencida, que consideraba imposibles de cumplir y nefasta para un futuro de concordia: "La pol¨ªtica de reducir a Alemania a la servidumbre durante una generaci¨®n, de envilecer la vida de millones de seres humanos y de privar a toda una naci¨®n de felicidad ser¨ªa odiosa y detestable, aunque fuera posible, aunque nos enriqueciera a nosotros, aunque no sembrara la decadencia de toda la vida civilizada en Europa". Tras esas reparaciones, Alemania apareci¨® ante los ojos de sus ciudadanos como una v¨ªctima humillada y no como un agresor castigado.
La reuni¨®n de hoy de los ministros de Econom¨ªa y Hacienda de los Veintisiete (Ecofin) deber¨¢ abordar el caso griego como el m¨¢s importante pero no el ¨²nico. Irlanda, otro de los pa¨ªses rescatados (85.000 millones de euros), mueve el rabo cuando oye los problemas de los helenos. Piensa que preanuncian los suyos propios. Para una flexibilizaci¨®n del plan de ajuste irland¨¦s, las partes tienen un arma que no se da con Grecia: Irlanda todav¨ªa no ha cedido en la homologaci¨®n de su impuesto de sociedades, notablemente inferior al del resto de los pa¨ªses europeos, lo que ha facilitado la deslocalizaci¨®n de muchas industrias en una especie de permanente dumping fiscal. Los representantes europeos tambi¨¦n deber¨¢n cerrar el paquete de ayudas a Portugal (78.000 millones de euros) que cuenta con la oposici¨®n de Reino Unido (pa¨ªs que no pertenece al euro) y la dif¨ªcil condicionalidad de Finlandia: que los cr¨¦ditos se garanticen con el patrimonio p¨²blico portugu¨¦s y la participaci¨®n del sector privado, de modo que los acreedores sufran tambi¨¦n las p¨¦rdidas en caso de que exista una quita de la deuda o una suspensi¨®n de pagos. Tambi¨¦n deber¨¢ el Ecofin despejar la presencia de Mario Draghi al frente del BCE, sustituyendo a Trichet a partir de septiembre, para que el Consejo Europeo la apruebe definitivamente en su reuni¨®n de junio. Para facilitar su nombramiento, el exvicepresidente de Goldman Sachs (el banco de inversi¨®n que asesor¨® a Grecia para ocultar sus verdaderas cifras de d¨¦ficit, origen de todos los problemas) multiplica sus declaraciones se?alando su condici¨®n de halc¨®n: es partidario de una subida de los tipos de inter¨¦s, en un momento en el que la mayor parte de Europa (excepto Alemania) enfila renqueante la recuperaci¨®n.
El pol¨ªtico e intelectual canadiense, Michael Ignatieff (recientemente fracasado como l¨ªder del Partido Liberal en las elecciones de ese pa¨ªs), escribi¨® sobre el mal menor a la hora de abordar los problemas pol¨ªticos relacionados con el terrorismo. Los responsables econ¨®micos han de analizar a partir de hoy, en una especie de analog¨ªa econ¨®mica, el mal menor en relaci¨®n con los problemas de la deuda soberana de los pa¨ªses citados. Entre otras cosas, para que el problema no llegue a Espa?a con la misma intensidad.
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