Poder, dinero y muchas mujeres
El director del FMI, el mayor rival de Sarkozy, sufr¨ªa cr¨ªticas por su comportamiento sexual y sus h¨¢bitos de millonario
El dirigente socialista con m¨¢s posibilidades de derrotar a Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012, Dominique Strauss-Kahn (DSK), arrastraba desde hac¨ªa varios a?os dos puntos d¨¦biles y peligrosos: una vida sentimental explosiva producto de su fama de mujeriego y un tren de vida de millonario de cat¨¢logo poco acorde con el de un l¨ªder que aspira a reunir a su alrededor a la izquierda francesa.
El mismo Sarkozy le record¨® a DSK la primera de sus debilidades cuando se dispon¨ªa a dejar Par¨ªs en direcci¨®n a Washington a fin de hacerse con las riendas del Fondo Monetario Internacional (FMI). La escena se cuenta en el libro Les secrets d'un pr¨¦sidentiable, publicado el a?o pasado y escrito por una ex colaboradora de Strauss-Kahn que firma como Cassandra. En septiembre de 2007, en El El¨ªseo, el presidente de la Rep¨²blica le advirti¨®: "Ten cuidado: ah¨ª en EE UU no se bromea. Evita coger el ascensor t¨² solo con una becaria, ya sabes a lo que me refiero. Francia no puede permitirse un esc¨¢ndalo".
Un a?o despu¨¦s del consejo, en octubre de 2008, saltaba el esc¨¢ndalo: la prensa estadounidense se hac¨ªa eco de una relaci¨®n sentimental entre Strauss-Kahn y una economista h¨²ngara empleada del FMI que acusaba a su superior de haber abusado de su cargo para aprovecharse de ella. "No puede trabajar con mujeres a sus ¨®rdenes", aseguraba entonces la economista por carta. DSK sufri¨® una investigaci¨®n por parte del FMI de la que sali¨® exculpado aunque noqueado. D¨ªas despu¨¦s ped¨ªa disculpas por esa "aventura de una noche" y su mujer le perdonaba p¨²blicamente en las p¨¢ginas de su blog.
Ahora, a?os despu¨¦s de ese episodio, tras gestionar con brillantez el FMI en los periodos turbulentos de la crisis planetaria, haberlo hecho crecer en influencia y haberse forjado, de paso, una estatura pol¨ªtica internacional capaz de hacer sombra (mucha sombra) a ese mismo Sarkozy que le dio una recomendaci¨®n algo maligna el d¨ªa de la despedida, Dominique Strauss-Kahn se encuentra de nuevo en la cuerda floja por un esc¨¢ndalo sexual, eso s¨ª, de otra naturaleza y, de confirmarse la acusaci¨®n, much¨ªsimo m¨¢s grave que el de la economista h¨²ngara. Siempre ha soportado cierta fama de obseso sexual, desde sus tiempos de ministro. "Es un seductor, le gustan las mujeres, pero no es un violador. No es alguien que est¨¦ frustrado", replicaba ayer Michel Taubmann, autor de una biograf¨ªa de Strauss-Kahn, titulada La verdadera novela de DSK, publicada la semana pasada y, visto lo visto, ya antigua.
DSK, de 62 a?os, apasionado de la tecnolog¨ªa y del ajedrez, pol¨ªglota y diletante, de espaldas anchas y de porte cuadrado, naci¨® en Neully-sur-Seine, en el seno de una familia de origen jud¨ªo. Su curr¨ªculum asombra: es diplomado en Comercio, Ciencias Pol¨ªticas, Derecho y profesor de Econom¨ªa. Fue diputado con 37 a?os y ministro de Industria y Comercio con 42, en 1991, con Pierre Beregovoy. En 1997, Lionel Jospin, su mentor en el Partido Socialista franc¨¦s (PS), le confi¨® el puesto clave de ministro de Econom¨ªa y Finanzas, desde donde pele¨® contra el d¨¦ficit p¨²blico —un problema end¨¦mico en Francia—, privatiz¨® varias empresas claves, como Air France y France T¨¦l¨¦com y batall¨® por la entrada de Francia en el euro. Siempre se ha confesado socialdem¨®crata, seguidor a cierta distancia del intervencionismo econ¨®mico de Keynes.
Se ha casado tres veces: su actual esposa, Anne Sinclair, es una famosa periodista de televisi¨®n, antigua estrella de TF1, y nieta heredera de la inmensa fortuna del conocido marchante de arte neoyorquino Paul Rosenberg.
En 2007 aspir¨® a ser el l¨ªder del socialismo franc¨¦s. Pero perdi¨® en las primarias de entonces frente a S¨¦gol¨¨ne Royal. Ahora cabalgaba en todos los sondeos aunque en las ¨²ltimas semanas se hab¨ªan hecho p¨²blicas ciertas informaciones sobre su tren de vida de millonario que debilitaban su imagen: paseos por Par¨ªs en el Porche Panamera de 100.000 euros de un amigo, trajes de modistos exclusivos de 30.000 euros, cocinas de 100.000 incrustadas en palacetes del siglo XIX en Marraquech?
El mismo Sarkozy, al que se le han criticado siempre sus maneras de nuevo rico, se hab¨ªa re¨ªdo tambi¨¦n de este segundo punto d¨¦bil de su enemigo m¨¢s poderoso: en una conversaci¨®n con diputados de su grupo coment¨®: "A su lado, yo soy un monje trapense".
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