'Nakba' de sangre

Estaba todo, sin duda, planeado. En el aniversario de la nakba -la cat¨¢strofe o tragedia-, como denomina el mundo ¨¢rabe al d¨ªa en que se fund¨® Israel, millares de palestinos, la mayor¨ªa descendientes de los 700.000 que huyeron o fueron expulsados de su tierra en 1948, trataron de penetrar en el Gol¨¢n sirio -ocupado por el Estado sionista-, zonas lim¨ªtrofes de Israel con L¨ªbano, pasos fronterizos en Gaza y puntos de la Cisjordania, tambi¨¦n ocupada. Las manifestaciones, que se extendieron a Egipto y Jordania, y ten¨ªan que contar con el permiso de los Estados lim¨ªtrofes, se ve¨ªan a s¨ª mismas como una prolongaci¨®n de la lucha democr¨¢tica en el mundo ¨¢rabe.

Y ante la protesta, simb¨®licamente invasora pero desarmada, las fuerzas de seguridad israel¨ªes demostraron una vez m¨¢s que no saben manejar el problema. Al menos 13 manifestantes fueron abatidos el fin de semana, varios centenares resultaron heridos o detenidos, y el cr¨¦dito internacional del ocupante volvi¨® a caer por los suelos. La matanza de manifestantes -al menos siete ayer, y ya van 800- segu¨ªa, sin embargo, imperturbable en Siria.

El jueves anunciar¨¢ Washington un plan o f¨®rmula de negociaci¨®n entre palestinos e israel¨ªes, que trata, precisamente, de anticiparse a la visita antes de fin de mes del primer ministro israel¨ª Benjam¨ªn Netanyahu, quien tambi¨¦n comparecer¨¢ ante el presidente Obama con un plan bajo el brazo. Y la culminaci¨®n de tan grandes maniobras habr¨ªa de ser la petici¨®n de la Autoridad Palestina a la asamblea general de la ONU de que apruebe en septiembre la creaci¨®n de un Estado palestino independiente. Tanto el l¨ªder norteamericano como el israel¨ª se oponen, aunque por motivos muy diferentes, a esa declaraci¨®n, que tratan de hacer imposible o innecesaria.

Si Netanyahu tiene algo serio que ofrecer, que tome nota de lo que proponga Obama, y quiz¨¢, no haga falta entonces proclamar Estado alguno, aunque el m¨¢s negro escepticismo est¨¢ aqu¨ª plenamente justificado. La opini¨®n mundial percibe cada d¨ªa con mayor claridad que Israel no tiene prisa en negociar, y que obra como si perder tiempo fuera una forma de ganarlo. Y esa exasperaci¨®n se va a ver potenciada por la revuelta democr¨¢tica, que no cesa en el mundo ¨¢rabe. Por eso hay que repetir, pero con mayor motivo si cabe, que la paz urge hoy en la zona como nunca anteriormente.