'Mestre Joan' Gelman, el breve
El bardo argentino cierra con un sentido recital el Festival de Poes¨ªa de Barcelona
Dice Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) que es "un mendigo que persigue una magia que no se le da", pero nadie lo hubiera dicho ayer, cuando hechiz¨® a unas 400 personas en el teatro Romea recitando sus versos. Dif¨ªcil mejor broche final para el XXVII Festival Internacional de Poes¨ªa de Barcelona.
Modesto, t¨ªmido el premio Cervantes 2007, les dio, inversamente, poco trabajo: apenas media hora en un sill¨®n verde claro que ocup¨® solo en su extremo, junto a a una l¨¢mpara de pie y frente a una mesita chica donde deposit¨® cuatro de sus libros, marcados con jirones de papel.
Y volvi¨® a darse la magia: los grandes, con muy poco, hacen mucho. Y as¨ª "Joan Jelm¨¢n", como le present¨® apresuradamente el actor Carles Canut de paso hacia su funci¨®n en otra sala, quiso mostrar de nuevo que la poes¨ªa quiz¨¢ tenga hoy menos valor de mercado que nunca, pero que sigue muy cargada de vida, como ¨¦l mismo suele decir.
La voz grave y queda y el verso profundo crearon un clima intimista en el Romea
"No se asusten, no los leer¨¦ todos: solo quiero mostrarles mis distintos esfuerzos de estos ¨²ltimos 40 a?os por intentar agarrar a esa se?ora tan fugitiva que es la poes¨ªa", confes¨® aprovechando la salida de su ¨²ltimo libro, El emperrado coraz¨®n amora (Tusquets), t¨ªtulo de un poema anterior de los a?os sesenta, recogido en C¨®lera buey.
Y s¨ª, hay un puente de cierta musicalidad, un tono en lo tem¨¢tico, algo m¨¢s de oscuridad y aliento m¨ªstico entre los primeros versos y los ultim¨ªsimos. Pero no fue obst¨¢culo: la voz grave y queda y el deje porte?o crearon el clima por el que Gelman fue depositando con mimo sus versos, vivenciales, profundos: la poes¨ªa y el compromiso ("y el padre dar¨ªo que a los yanquis dijo no/ como sandino dijo no/ y el frente amplio de la poes¨ªa y de la guerra les volvi¨® a decir no/ y nicaragua brilla en su ejercicio de amar...", rescat¨® de su Ruise?ores de nuevo); pero tambi¨¦n la infancia y la madre perdida ("mam¨¢ se levantaba con los ojos llenos de roc¨ªo/ le crec¨ªan cerezas en los ojos y cada noche los besaba el roc¨ªo/ en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas creciendo", de Cerezas). "?Qu¨¦ bonito!", se le escap¨® al fin a alguien de un p¨²blico que hasta entonces se hab¨ªa quejado hasta de los clicks de las c¨¢maras de los fot¨®grafos -"?Y de qu¨¦ se quejan?", amonest¨® dulcemente el bardo, a quien la dictadura arrebat¨® el hijo, la nuera y m¨¢s de 20 a?os de nieta. "?Mestre!, exclam¨® otra mujer, ante el enarcar de cejas de un Gelman que quiz¨¢ no comprendi¨® pero que, a pesar de un vistazo al reloj, tranquilizaba: "No se preocupen, que sigo".
Y lo hizo un ratito m¨¢s. No mucho, el suficiente para deslizar poemas que pasan "como un monstruo que no deja dormir", incluidos los de la misma fragua po¨¦tica ("el oficio perdi¨® prestigio/ para un poeta es cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil/ conseguir el amor de una muchacha/ ser candidato a presidente/ que alg¨²n almacenero le f¨ªe/ que un guerrero haga haza?as para que ¨¦l las cante/ que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro / y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron las muchachas/ los almaceneros/ los guerreros/ los reyes/ o simplemente los poetas/o pasaron las dos cosas").
No hab¨ªa reyes en la sala (apenas el delegado de Cultura del Consistorio, Jordi Mart¨ª), pero s¨ª una cuarentena de lectores que, estrechando la acera frente a la Capella del Antic Hospital de la Santa Creu, con americana o con tejanos y jers¨¦is, j¨®venes o viejos, esperaban la impresi¨®n a pluma de las palabras de Gelman en sus ejemplares. Porque, a pesar de la que cae, "lo lindo es saber que uno puede cantar p¨ªo-p¨ªo / en las m¨¢s raras circunstancias". Y otros, escucharlo.
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