Desacuerdo silencioso con el mundo
En los a?os ochenta se public¨® en nuestro pa¨ªs Zama, la novela de un escritor argentino casi desconocido. Se trataba de Antonio Di Benedetto. Su publicaci¨®n (por la editorial Planeta en una colecci¨®n dedicada a la novela latinoamericana) pas¨® sin pena ni gloria. Su autor, que hab¨ªa nacido en la provincia de Mendoza en 1922, estuvo en Espa?a casi al final de su vida. Con una salud (f¨ªsica y psicol¨®gica) muy maltrecha a causa de las torturas que sufri¨® durante la dictadura de Videla, su vida se apag¨® en 1986. Ahora se nos brinda la oportunidad de saldar la inmensa deuda que los lectores espa?oles tienen con la obra de Di Benedetto. Tres son las novelas que se editan. Blindadas con un pr¨®logo de Juan Jos¨¦ Saer y un ep¨ªlogo de Sergio Chejfec, salen al p¨²blico con el t¨ªtulo de Trilog¨ªa de la espera. En realidad las novelas que conforman esta trilog¨ªa se publicaron por separado y en distintos a?os: Zama en 1956, El silenciero en 1964 y Los suicidas en 1969. Sabemos que el t¨ªtulo originario de Zama iba a ser Espera en medio de la tierra. Saer y Chejfec coinciden en la relevancia casi irrepetible en la manera de novelar de Di Benedetto. Y, sobre todo, coinciden en diagnosticar una escritura que aparece en el escenario de la novela argentina como un idioma narrativo distinto, sin genealog¨ªa, ap¨¢trida.
Trilog¨ªa de la espera Zama / Los suicidas / El silenciero
Antonio Di Benedetto
Pr¨®logo de Juan Jos¨¦ Saer
Ep¨ªlogo de Sergio Chejfec
El Aleph. Barcelona, 2011
503 p¨¢ginas. 25 euros
Juan Jos¨¦ Saer y Sergio Chejfec coinciden en la relevancia casi irrepetible en la manera de novelar de Di Benedetto
De Zama se podr¨ªa decir que es la novela que describe la decadencia de un imperio: el espa?ol en la Am¨¦rica del Sur (Paraguay). Tambi¨¦n se podr¨ªa agregar que su protagonista y narrador es un funcionario que espera su paga y mientras llega, para entretenerse, se entrega a algunos juegos er¨®ticos. Si se tratara de tal novela, estar¨ªamos ante un pastiche de novela licenciosa del siglo dieciocho. Zama con hacer referencia a algunos de estos asuntos argumentales, nada tiene que ver con ello. Esta es la novela de un funcionario que espera una paga, s¨ª, pero fundamentalmente que espera. (En Perder teor¨ªas, Enrique Vila-Matas defiende la idea de que todos los libros de Julien Gracq son met¨¢foras de la espera. Tampoco hay que olvidar que uno de los textos capitales de la b¨²squeda del ser argentino se titula El hombre que est¨¢ solo y espera, de Scalabrini Ortiz). El letrado Diego de Zama, al servicio de la Corona espa?ola, est¨¢ instalado en su larga espera como los personajes de Dino Buzzati lo est¨¢n a la espera de un invasor que nunca llega. Quiero decir con ello que est¨¢n descritos con una lengua literaria desafectada, ajena a la expresividad, s¨®lo atenta a dibujar un absurdo, un desacuerdo silencioso con el mundo. En Zama no falta la marca kafkiana, ese oscuro funcionario llamado Manuel Fern¨¢ndez que escribe una obra ignota a hurtadillas. Las dos novelas restantes son una resultante de aquella. Lo son en su fundamento filos¨®fico y en su estructura estil¨ªstica. El silenciero es el relato de un hombre que espera un silencio definitivo, y Los suicidas, am¨¦n de una historia ontol¨®gica del suicido, es la espera de una conciencia de estirpe camusiana que en el ¨²ltimo instante de su contrato con la nada se rebela contra ella. La Trilog¨ªa de la espera es una luminosa endecha a la herida de todos los desarraigos. Y una obra mayor contra el dispendio de las palabras.
![<i>Calle Suipacha esquina avenida Presidente Roque S¨¢enz Pe?a</i> (1936), Buenos Aires, foto de Horacio Coppola.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WAYZDJWS6K5FAEMGZHG4N4XTDU.jpg?auth=b564a990456e0767afe703c83f7ebf01be5a4b5cabcc93aaf38d749f132d6f14&width=414)
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