Contra el viento de la historia
La sucesi¨®n de levantamientos populares en el mundo ¨¢rabe, doblemente legitimados por las palabras de Barack Obama el jueves, amenazan con situar a Israel y los palestinos en contra del viento de la historia. Los dos bandos se ven crecientemente intransigentes, reaccionarios y anacr¨®nicos frente a la ola de cambios que inunda la regi¨®n.
Tanto Israel como los palestinos han sido durante d¨¦cadas el punto de referencia en Oriente Pr¨®ximo. Aunque enfrentadas a muerte, ambas causas representaban lo m¨¢s noble y motivador de la zona. Ambas estaban cargadas de derechos hist¨®ricos y de justas reivindicaciones de futuro. Aunque rivales irreconciliables, los seguidores de una y de otra compart¨ªan la energ¨ªa y el entusiasmo de quien se siente parte de una empresa superior, y tanto una como otra causa ganaban adeptos en todos los rincones del mundo con una vitalidad envidiable. Israel era, adem¨¢s, la ¨²nica democracia en la regi¨®n, y los palestinos, el movimiento m¨¢s laico y modernizador del mundo ¨¢rabe. Frente a un bur¨®crata egipcio, un militante palestino era, hace a?os, un feliz golpe de aire fresco; frente a la televisi¨®n siria, la de Israel era un gozo indisimulable.
Israel¨ªes y palestinos se muestran intransigentes ante la ola de cambios que inunda la regi¨®n
Las cosas han cambiado. Israel ha perdido toda la m¨ªstica que tuvo un tiempo, y es hoy un pa¨ªs amurallado que ofrece un rostro hosco ante los cambios que observa en su entorno. Esa m¨ªstica se la roban ahora los j¨®venes egipcios o tunecinos y los h¨¦roes an¨®nimos de Libia o Bahr¨¦in. Tambi¨¦n la causa palestina ha envejecido y est¨¢ hoy en manos de funcionarios medrosos o extremistas desfasados. Su fuerza emprendedora se ha trasladado al golfo P¨¦rsico o al norte de ?frica.
El resultado es que tanto los unos como los otros puedan pasar de ser la vanguardia de la regi¨®n al ¨²ltimo obst¨¢culo para su evoluci¨®n. Si no se obtienen progresos r¨¢pidos hacia una negociaci¨®n sincera, la intransigencia de israel¨ªes y palestinos, en pat¨¦tico contraste con la agilidad y el pragmatismo descubiertos en el actual movimiento de cambio, puede dejar a ambos en el vag¨®n de cola.
Israel se aferra a la defensa de unos asentamientos que no podr¨¢ conservar siempre a golpe de fusil. Si era duro hacerlo frente un grupo de dictadores que ladraban m¨¢s de lo que mord¨ªan, mucho m¨¢s dif¨ªcil le va a ser insistir en esas injustas reclamaciones frente a Gobiernos ¨¢rabes democr¨¢ticos y leg¨ªtimos apoyados por un pueblo que todav¨ªa no simpatiza con el Estado jud¨ªo.
En cuanto a los palestinos, pueden seguir adelante con su idea de conseguir en septiembre el respaldo de la Asamblea General de la ONU para su propio Estado. Ganar¨¢n la votaci¨®n, seguro. Obtendr¨¢n otra enorme victoria moral. Obligar¨¢n probablemente a Estados Unidos a quedarse solo en la defensa de Israel. ?Y despu¨¦s qu¨¦? Los halcones ganar¨¢n espacio en Israel, Estados Unidos quedar¨¢ invalidado como mediador, el conflicto se agravar¨¢ y la creaci¨®n de un Estado palestino se postergar¨¢ de nuevo a?os y a?os.
Muchos han visto en estos seis meses de protestas una gran oportunidad para inaugurar una nueva ¨¦poca. Millones de ciudadanos ¨¢rabes, sin duda, la han visto. Obama la ha visto. Algunos Gobiernos ¨¢rabes parecen haberla visto -Jordania, quiz¨¢ algunas monarqu¨ªas del Golfo, tal vez Marruecos-. Quienes desde luego no parecen haberla visto en absoluto son israel¨ªes y palestinos.
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