"Si los ni?os te aman, aprenden lo que t¨² quieras"
Si las maestras rusas fueran un ej¨¦rcito, Marina Polisar, vicedirectora de la escuela p¨²blica n¨²mero 1252 de Mosc¨², ser¨ªa general del Estado Mayor, y m¨¢s a¨²n, un general querido por sus tropas. Ha consagrado su vida al espa?ol y no es posible hablar de la ense?anza de esta materia en Rusia sin mencionar a esta mujer apasionada, capaz de trasmitir no solo un idioma, sino tambi¨¦n la curiosidad y el respeto por otras culturas. Polisar acaba de dar una clase a media docena de adolescentes que exhiben un excelente nivel de castellano. La ha impartido en su propio despacho, decorado con el escudo del centro, la letra "e?e" por ser el s¨ªmbolo m¨¢s exclusivo del espa?ol y el lema "quien la sigue la consigue".
La maestra es una instituci¨®n en Rusia por su entrega al espa?ol
La cantina de la escuela tiene aire de bodega. Al fondo, un aparador castellano; sobre la mesa, un mantel estampado de hortalizas. En el autoservicio, la camarera nos cobra a rega?adientes dos men¨²s del d¨ªa. La ensalada y la sopa son aptas para est¨®magos delicados. Polisar, que est¨¢ a dieta, reemplaza el h¨ªgado al estilo Str¨®gonov, cl¨¢sico de las cantinas rusas, con pescado hervido tra¨ªdo de su casa.
"Comenc¨¦ a estudiar espa?ol en la escuela 110, inaugurada en 1962 como resultado del inter¨¦s que la revoluci¨®n en Cuba despert¨® en la URSS", dice. En 1973 se abri¨® el 1252, que lleva el nombre de Miguel de Cervantes, y Marina acept¨® un puesto all¨ª, aunque su padre, f¨ªsico en un instituto secreto, deseaba que se dedicara a la investigaci¨®n. En 38 a?os, ha ense?ado a varias generaciones de moscovitas. Ella prefiere ser el "alma" de la escuela y no la directora, puesto al que renunci¨® para no desgastarse en la burocracia.
Polisar logr¨® que el espa?ol tenga un estatus privilegiado en Mosc¨²-Norte, una zona de la capital donde viven dos millones de personas y donde ya hay ocho escuelas p¨²blicas en las que se imparte el castellano como segunda lengua. Mosc¨²-Norte ha comenzado un intercambio con Las Rozas (Madrid), el primer municipio de Espa?a que introdujo el ruso como idioma optativo en la secundaria. La influencia de Polisar llega hasta Siberia. "Al seminario estatal de profesores de espa?ol, este a?o vinieron maestros de Tuv¨¢, Norilsk y Chit¨¢", dice refiri¨¦ndose a tres localidades a miles de kil¨®metros.
Compartimos mesa con varias profesoras. La escuela tiene 750 alumnos. En el primer curso, hay tres grupos dedicados al espa?ol, 25 alumnos por grupo. En Rusia hay cinco escuelas que otorgan el t¨ªtulo de bachillerato espa?ol y la 1252 fue la primera.
"Cuando los ni?os te aman, puedes hacer que aprendan lo que t¨² quieras", dice la Polisar, distinguida con la orden del M¨¦rito Civil (1992) y el lazo de Isabel la Cat¨®lica (2005). En ¨¦poca dif¨ªcil para los maestros rusos, renunci¨® a pasarse al sector privado, donde sus condiciones materiales hubieran sido mucho mejores, pero donde cree que no hubiera visto "el brillo" en los ojos de sus alumnos. "Muchas de las escuelas privadas se crearon al servicio de ni?os privilegiados y poco motivados", dice. ?Cu¨¢nto gana un maestro? En Mosc¨², gracias a los complementos municipales, puede cobrar cerca de 30.000 rublos (750 euros), el triple que en provincias. Al salir de la cantina, unos estudiantes nos ofrecen bombones y sonrisas. El entusiasmo por ense?ar y aprender, esos excelentes sentimientos que hoy se asocian poco con Rusia, se dan aqu¨ª y son reales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.