"Creo que Franco orden¨® un asesinato para empezar la guerra"
Angel Vi?as est¨¢ convencido de que Franco orden¨® asesinar al general Amado Balmes Alonso, responsable militar en Gran Canaria, para dejar expedito su paso e iniciar la Guerra Civil el 18 de julio de 1936.
El historiador no tiene los documentos, pero mantiene que de otro modo ser¨ªa inexplicable la versi¨®n que el franquismo dio desde un principio de que el militar se hab¨ªa disparado su pistola al desatascarla contra su bajo vientre.
Franco hizo que el Dragon Rapide, el avi¨®n que le sirvi¨® para salir de Canarias y empezar la rebeli¨®n en ?frica, aterrizara en Gran Canaria. Balmes muri¨® el 16 de julio; Franco dej¨® Tenerife para estar en el entierro, y desde la isla de enfrente emprendi¨® un viaje que cambi¨® su destino, y el de la Rep¨²blica.
"Hubo una entrevista a solas Balmes-Franco en torno al mes de mayo del 36. Balmes sali¨® muy serio de esa entrevista"
"Al liquidar a Balmes Franco se hace con la guarnici¨®n. Con Balmes en contra se trastocaban los tiempos del golpe"
Vi?as es catedr¨¢tico, ha ejercido la diplomacia, es autor de El escudo de la Rep¨²blica (sobre el oro de Mosc¨²), El honor de la Rep¨²blica (sobre el acoso fascista, la hostilidad brit¨¢nica y la pol¨ªtica de Stalin), y recientemente public¨® la edici¨®n de las memorias de Paulino Az¨¢rate, pol¨ªtico y diplom¨¢tico muy ligado a Juan Negr¨ªn.
El libro en el que explica sus sospechas sobre el posible asesinato de Balmes que ordenar¨ªa Franco est¨¢ publicado, como la mayor¨ªa de los suyos, por C¨¢tedra, se titula La conspiraci¨®n del general Franco y naci¨® de su deseo de investigar la hostilidad brit¨¢nica hacia la Rep¨²blica. Como tuvo que buscar en el origen ingl¨¦s del Dragon Rapide y de su tripulaci¨®n, hall¨® que este avi¨®n vol¨® a Las Palmas en circunstancias que permiten dudas; esas dudas le llevaron a hacer pesquisas que est¨¢n a medias entre el historiador y el detective. Juntos en la misma persona el historiador y el detective, Vi?as lleg¨® a conclusiones que arrojan dudas muy serias sobre la versi¨®n oficial: la muerte de Balmes pudo haber sido un asesinato premeditado y alevoso.
En el libro, adem¨¢s, Vi?as se muestra muy enfadado con parte de la historiograf¨ªa espa?ola que dio por sentado que Balmes muri¨® en un accidente sin hacerse las preguntas que hubieran incriminado a Franco, y tambi¨¦n con la desfiguraci¨®n interesada de los inicios de la guerra para ocultar lo m¨¢s oscuro de la conspiraci¨®n.
Pregunta. Est¨¢ usted indignado, se ve en el libro.
Respuesta. Soy de los que creen que el franquismo mont¨® una historia, un dogma, un corpus de doctrina para explicar los or¨ªgenes y el desarrollo de la Guerra Civil y sus consecuencias. Y ese dogma no tiene mucho que ver con la realidad.
P. Lo manipularon.
R. S¨ª, manipularon ese pasado un tanto mitol¨®gico en funci¨®n de sus conveniencias pol¨ªticas. Un poco como lo que pas¨® en la URSS en la ¨¦poca de Stalin. En el caso sovi¨¦tico fue mucho m¨¢s exagerado porque tambi¨¦n los cr¨ªmenes eran de otra magnitud, pero en la sustancia, cuando rascas, el enfoque de Franco no es diferente del enfoque de Stalin, o de los servidores del poder en uno y en otro caso. Inventaron ambos una historia que sirviera para explicar lo que es dif¨ªcilmente explicable. Por ejemplo, la muerte del general Balmes.
P. Dota usted a Franco de una enorme capacidad maquiav¨¦lica.
R. No, no. No es que Franco sea maquiav¨¦lico; es un hombre astuto. Tampoco es que sea un gran general; no tiene experiencia en el manejo de la guerra, la suya es una experiencia con la Legi¨®n en Marruecos, que es una guerra colonial completamente subdesarrollada. Es un general cortesano y un general pol¨ªtico. Eso es lo que hace en la Rep¨²blica. El hombre de Estado que sabe anticipar el futuro... eso son bobadas inventadas para alimentar su ego. En tiempos de la Rep¨²blica tiene muy claros cu¨¢les son sus intereses, a los que sirve con disciplina y rigurosidad. Un hombre disciplinado.
P. Que se subleva.
R. Si es cierto lo que Pedro Sainz Rodr¨ªguez ha dicho en varias ocasiones, toda la operaci¨®n que Franco monta en Las Palmas est¨¢ orquestada para ponerse al frente del ej¨¦rcito de Marruecos. Hace tiempo, antes de morir, don Pedro me cont¨® que quiz¨¢ lo que quer¨ªa Franco era ser alto comisario de Espa?a en Marruecos y que ese era su objetivo inmediato en julio de 1936. Ponerse a la cabeza de esa poderosa m¨¢quina de guerra que le hubiera dado un peso muy importante en el conjunto de los sublevados. Luego las cosas no fueron como ¨¦l pensaba. Le fueron mejor. Lo que le allana el camino es la muerte del general Jos¨¦ Sanjurjo, en accidente. Ese s¨ª que fue un accidente.
P. Porque usted cree que la muerte de Balmes no fue un accidente.
R. Yo estaba siempre con la mosca detr¨¢s de la oreja mientras estudiaba la imbricaci¨®n de los servicios de inteligencia brit¨¢nicos en el vuelo del Dragon Rapide. Y empec¨¦ a buscar documentos hasta que llegu¨¦ al suceso de Balmes...
P. Y ah¨ª empez¨® su pesquisa, como un detective.
R. S¨ª, puede decirse as¨ª. Estaba muy sensibilizado con el tema de Balmes. Que se pegara un tiro en las condiciones que se lo peg¨® me parec¨ªa raro. Fui a Canarias, habl¨¦ con unos y con otros y me encontr¨¦ con alguien emparentado con el ayudante de Balmes en julio de 1936. Este me cont¨® que hubo una entrevista a solas Balmes-Franco en torno al mes de mayo de 1936. Fue a solas. Balmes sali¨® muy serio de esa entrevista... En la familia del ayudante del general se coment¨® mucho esta circunstancia: qu¨¦ le dir¨ªa Franco a Balmes que sali¨® tan circunspecto de una reuni¨®n supuestamente amistosa.
P. ?Y qu¨¦ le pareci¨® raro a usted mismo?
R. Que habiendo tanta literatura sobre esa ¨¦poca, nunca se dijera nada de esa reuni¨®n secreta. Lo coment¨¦ con Gabriel Cardona, el extraordinario historiador militar que acaba de fallecer. "?C¨®mo te suena?", le dije. "?Me suena muy mal!", me dijo. Y me aconsej¨® que leyera el libro de Pinto de la Rosa, que era, cuando muri¨® Balmes, el juez militar que se hizo cargo de aquel accidente. Claro, por el hilo tiras del ovillo. Y aquellos disparates que ¨¦l cuenta, apoyados por las cosas a¨²n m¨¢s absurdas que publicaba la prensa de la ¨¦poca, me encendieron las luces. No fue una muerte casual. Alguien empuj¨® la pistola, parece evidente.
P. Dice usted que Franco estuvo activ¨ªsimo y una de sus actividades podr¨ªa haber sido acabar con Balmes...
R. Su objetivo era sublevar las guarniciones de Tenerife y de Las Palmas. La de Tenerife la ten¨ªa en su mano porque ¨¦l estaba all¨ª, pero no dispon¨ªa de la de Las Palmas, necesitaba hacerlo a trav¨¦s de personas interpuestas. Yo sospecho de las personas interpuestas. Por ejemplo, de Rafael D¨ªaz-Llanos, que est¨¢ en una misi¨®n de larga duraci¨®n en Las Palmas, enviado por Franco. Eso aparece en la hoja de servicios de D¨ªaz-Llanos. Podr¨ªa haber ido para otras cosas, pero a m¨ª me resulta sospechoso. La mayor¨ªa dice que todos los oficiales de Las Palmas estaban a favor de la sublevaci¨®n. No, no, no. No lo sabemos. Es posible que algunos lo estuvieran, otros no lo estaban.
P. ?Y Balmes?
R. Balmes era el general. Pues Balmes no estaba convencido. Luego se dice que s¨ª, pero eso todo es a posteriori. Este es un asesinato, creo yo, bien planeado, bien ejecutado, pero hay que disimularlo. No solo el d¨ªa 17 de julio. Pues al d¨ªa siguiente es el alzamiento y ya hay que preparar argumentos para que la historia se diga como Franco quer¨ªa. As¨ª que cuando se decreta el bando de guerra (?y qu¨¦ bando!), a ver qui¨¦n se mueve para explicar lo de Balmes.
P. Pero Franco va al entierro.
R. Va al entierro porque quiso matar a Balmes y quiere estar en su sepelio en Las Palmas. All¨ª lo espera el Dragon Rapide; ¨¦l hace la carambola de obligar a que el avi¨®n brit¨¢nico aterrice ah¨ª porque ese es su plan, y para eso ha de tener un pretexto que le lleve a Las Palmas.
P. Todo planificado, pues.
R. Exactamente, lo tiene todo planificado. Adem¨¢s, lo sabemos por el testimonio del marqu¨¦s de Luca de Tena, que tiene que ir a Las Palmas a principios de julio. El marqu¨¦s no tiene por qu¨¦ saber lo que est¨¢ pensando Franco, y Franco, naturalmente, no le dir¨ªa nada. Lo que Franco s¨ª dice es: "Quiero el Dragon Rapide en Las Palmas". Ah¨ª es cuando puede planificar tambi¨¦n su acci¨®n sobre Balmes.
P. ?Y qui¨¦n mata a Balmes, seg¨²n sus sospechas?
R. Hay unos papelitos en el Gobierno militar. Dicen que ese d¨ªa de la muerte Balmes est¨¢ revistando armas de la secci¨®n de destino. ?Un general revistando armas de los cuatro gatos que hay en esa secci¨®n? ?Un general no hace eso! ?Por qu¨¦ lo hace? Probablemente porque se quiere cerciorar de que su guardia, los que est¨¢n m¨¢s cerca de ¨¦l, est¨¦n armados. En el regimiento hay un oficial que se encarga de la gesti¨®n de armas. Su nombre no aparece. Por consiguiente, deber¨ªa haber estado all¨ª, y a ¨¦l se dirige Franco unos d¨ªas despu¨¦s, y acomete misiones ultrasecretas... Pudo haber sido ¨¦l.
P. ?Y por qu¨¦ no dice el nombre?
R. Porque no tengo la certidumbre. Es que en realidad no sabemos c¨®mo muri¨® Balmes, pero s¨ª s¨¦ que la versi¨®n que siempre se ha manejado no se sostiene bajo ning¨²n concepto... Al liquidar a Balmes, Franco se hace con la guarnici¨®n y deja el camino expedito, pues con Balmes en contra se trastocan todos los tiempos del golpe, y ese era un riesgo grave.
P. Como el asesinato.
R. Por eso lo disimulan. Si trascend¨ªa el asesinato, era un asunto de importancia capital: mataba, o mandaba matar, a un compa?ero suyo antes de que se haya declarado el bando de guerra. Parece algo banal tal como fueron las cosas, pero no, ?es un asesinato con premeditaci¨®n y alevos¨ªa. Y punto!
P. Pues el silencio dura hasta hoy.
R. Conven¨ªa. F¨ªjate que cuando la viuda de Balmes pide la pensi¨®n completa, los juristas del Cuartel General se la niegan porque no muri¨® en acto de servicio, sino por "una gran imprudencia" al ponerse el ca?¨®n de la pistola con la mano izquierda en el bajo vientre... ?A qui¨¦n se le ocurre! Y Franco se hace el distra¨ªdo. Y a qui¨¦n se le ocurre no indagar qu¨¦ pas¨® con la pistola, que el ch¨®fer se deja olvidada en alg¨²n sitio...
P. Lo que llama la atenci¨®n es que sus sospechas sean in¨¦ditas...
R. S¨ª ha levantado sospechas. Paul Preston se las hace en su biograf¨ªa de Franco. ?Por qu¨¦ Balmes no tiene un monumento, ni est¨¢ entre las v¨ªctimas de los ca¨ªdos? Algunos desaprensivos dicen que esa manera de tratar la pistola era una t¨¦cnica del general... ?Pamplinas!
P. Trabaj¨® usted como un detective.
R. S¨ª, he trabajado como un detective, pero que no me pidan la orden de asesinato. Eso se dice de palabra, se da una orden y ya est¨¢. Personalmente no tengo ninguna duda. Pero eso no lo puedo decir, no puedo decir que haya encontrado la orden de asesinato. Adem¨¢s, eso no se encuentra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.