?Regresa la derecha?
El viernes, Espa?a estaba m¨¢s cerca de la quiebra, o del rescate, como prefieran. Las dudas sobre Grecia y las im¨¢genes del movimiento del 15-M les pon¨ªan los dientes largos a los especuladores. Vivimos tiempos en los que no sabemos lo que nos espera. No nos atrevemos ni a imaginarlo. La ola de desafecci¨®n ciudadana se extiende ante el fenomenal asalto a las precarias condiciones del Estado de bienestar. En el Obradoiro se pod¨ªan o¨ªr cosas dispares, unas descabelladas y otras razonables. Dos d¨ªas antes, Merkel dec¨ªa sin rebozo que no puede ser que los espa?oles se jubilen antes y tengan m¨¢s vacaciones que los alemanes. Es mentira, pero no importa. Un pel¨ªn m¨¢s y lo dice directamente "esa pandilla de vagos que viven de nuestro dinero". Al tiempo, un peligroso grupo terrorista, formado por sabios germanos, suger¨ªa que habr¨ªa que ponerse a trabajar hasta los 69. No sabemos lo que nos espera. Mientras, cunde la sensaci¨®n de estafa.
En esas circunstancias, ayer hubo un tsunami, un vuelco en el paisaje espa?ol. El PP ha barrido. Era bastante dif¨ªcil que fuese de otro modo. La gente se agarra a cualquier esperanza, aunque la confianza sea un bien cada vez m¨¢s escaso. Adem¨¢s, los votantes del PSOE se est¨¢n haciendo viejos y a las nuevas generaciones nadie les ha contado en qu¨¦ consiste ser progresista. Y el PSOE, tal vez menos que nadie. Subir impuestos a los ricos, redistribuir, cosas b¨¢sicas del marco mental de la izquierda, parecen hoy de un atrevimiento ins¨®lito. Se ha impuesto en la izquierda un lenguaje de madera que a nadie puede convencer. La derecha, abandonado su fondo de cristianismo social para convertirse al evangelio liberal, no tiene tantos remilgos. Va a lo suyo sin contemplaciones. El capitalismo, en sus manos, puede ser una bomba letal para el bienestar.
Tambi¨¦n en Galicia se ha despejado la inc¨®gnita . A priori podr¨ªa pasar de todo. Que los bipartitos conservasen su poder. Que la marea conservadora inundase todos los espacios. O que estuvi¨¦semos ante un empate t¨¦cnico. Todo depend¨ªa de una fracci¨®n ¨ªnfima de votos. Del canto de un duro. Finalmente, la derecha ha hecho pleno. El PP ha ganado A Coru?a, Santiago y Ferrol y ha registrado un avance en el n¨²mero de votos. Lo ha hecho con un incremento significativo de la participaci¨®n, lo que le da m¨¢s valor. El gran damnificado ha sido el BNG que retrocede en todas las ciudades menos en Pontevedra, feudo que revalida. Est¨¢ claro que sus mejores resultados los obtiene en las villas. El PSdeG, llevado por la marea, pierde tres ciudades, y retrocede de modo generalizado, pero aguanta en relaci¨®n a su declive en el conjunto del Estado. Hay que destacar que en porcentaje de votos no se produce un derrumbe electoral de la izquierda y que, en Galicia, el arrase del PP es menos fuerte.
Ambos partidos deber¨¢n reflexionar. Dejar de jugar al gato y al rat¨®n entre s¨ª en perjuicio de sus electores. Hay una mitad del pa¨ªs que no entiende que el PP tenga tan f¨¢cil revalidar sus ¨¦xitos, ni tan siquiera en medio de una tormenta econ¨®mica. PSdeG y BNG, si han de ser algo m¨¢s que colegiales castigados en una esquina, han de reinventarse con una osad¨ªa que no han intentado jam¨¢s. Estamos en el inicio de un ciclo nuevo en toda Espa?a. Tambi¨¦n en Galicia aunque el pobre nivel de los l¨ªderes pol¨ªticos les impida barrunt¨¢rselo. Muchas cosas van a cambiar, y muy r¨¢pido. Con su l¨®gica mezquina y burocr¨¢tica no ir¨¢n a ninguna parte. Han de arriesgar.
El futuro para Galicia se presenta oscuro. Los dineros que vinieron de Europa, o que sirvieron para que la reducci¨®n de poblaci¨®n agraria no provocase un estallido social, como las oscuras golondrinas, no volver¨¢n. De la solidaridad interterritorial hay que irse olvidando. Galicia tendr¨¢ que crecer, tomarse en serio y aprovechar sus oportunidades. Tendr¨¢ que autogobernarse, si sabe hacerlo. De lo contrario, se empobrecer¨¢ y languidecer¨¢. No parece que el PP de Feij¨®o vaya a servir para algo. De momento no lo est¨¢ haciendo. Paraliz¨® la reforma del Estatuto, que es una palanca esencial, por puros prejuicios ideol¨®gicos. Veremos si cuando llegue al Gobierno central Rajoy salva NCG —lo dudo—. Su gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa ha sido de una nader¨ªa absoluta, envuelta en el humo de la austeridad.
Galicia vuelve a la derecha. Es, posiblemente, una reacci¨®n puntual. Un electorado que se agarra a un clavo ardiendo. En un encuadre m¨¢s amplio es probable que ese electorado se contraiga. La polarizaci¨®n econ¨®mica es probable que se trufe con la pol¨ªtica. Es un momento, a pesar de las apariencias, interesante. Ser¨ªa una ocasi¨®n para grandes reajustes ideol¨®gicos y estrat¨¦gicos, si hubiese inteligencia. Los empresarios, sin duda, tienden a confundirse con el PP. Pero los cuadros t¨¦cnicos, los directivos de muchas empresas, los j¨®venes formados pero con pocas esperanzas, est¨¢n buscando qui¨¦n los interpele. Y hay m¨¢s espacio para la transversalidad de la que parece. Aunque dicho hoy suene a temeridad, el horizonte no tiene un sesgo tan evidente. Depender¨¢, entre otras cosas, de a qui¨¦n le atribuyan los ciudadanos en el futuro las estafas, recomendadas por Standard&Poors, que se seguir¨¢n sucediendo.
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