La acampada sobrevive a las urnas

La acampada de la plaza de Catalunya ha sobrevivido a las elecciones municipales. La presencia de gente durante el d¨ªa es mucho menor, pero los varios cientos de personas que pululaban ayer por la tarde entre los tenderetes instalados estaban como en casa. Adem¨¢s de una cocina bien organizada, en la plaza ya hay una biblioteca, donde algunos j¨®venes preparan sus ex¨¢menes, y ayer incluso se pod¨ªa ver a una joven cortando el pelo a los afincados. A su alrededor, grupos de varias decenas de personas debat¨ªan los contenidos de la asamblea de la noche. A la cacerolada acudieron 3.000 personas, seg¨²n la Guardia Urbana, frente a las 6.000 del domingo y las 8.000 del viernes pasado.

"Me da igual qui¨¦n haya ganado las elecciones. De todas formas, aunque hubieran ganado los que se supone que son de izquierdas, tampoco aplicar¨ªan todas las cosas que pedimos aqu¨ª los ciudadanos", razonaba Joan, de 25 a?os. Ojeaba un peri¨®dico junto a otros dos acampados. Todos se?alaban que les gustar¨ªa que se debatiera algo, a su juicio, m¨¢s importante que el ascenso de CiU o del PP en muchos municipios. "Lo que hay que ver es tambi¨¦n cu¨¢nta gente no ha votado o ha votado en blanco. Si se suma todo eso, es mucha gente descontenta", se?alaba uno de ellos.

?Le afectar¨¢ al campamento la final de la Liga de Campeones que el Bar?a juega el s¨¢bado, en Londres, contra el Manchester United? La pregunta flotaba ayer en el aire. "No creo que instalen pantallas aqu¨ª. Y si el Bar?a gana y hay gente que va a Canaletes a celebrarlo, pues cada uno a lo suyo", le quitaba hierro Aina, que fregaba su vaso en un cubo.

Entre los grupos que debat¨ªan, no aparec¨ªa el nombre de partidos pol¨ªticos ni el miedo al partido de f¨²tbol. Se han organizado "subcomisiones" que debaten ¨¢reas tem¨¢ticas: vivienda, derechos de los animales, educaci¨®n... Quieren elaborar antes del fin de semana un documento que recoja las inquietudes del campamento. En la reuni¨®n de econom¨ªa, medio centenar de personas escuchaban atentas a una mujer de unos 50 a?os. "Propongo la objeci¨®n fiscal, es decir, que pueda decidir que la parte de mis impuestos que va destinada al Ministerio de Defensa se reserve en un fondo con fines sociales", explicaba. Algunos aplausos. A pocos metros, dos hombres ebrios cantan y golpean un banco. El grupo les ignora. El debate contin¨²a, en torno a los derechos de emisi¨®n "con los que los pa¨ªses especulan". A las nueve en punto, blanden cacerolas.