"Estoy harta de que me den un m¨®vil rosa y con curvas"
"?Todav¨ªa sigues con eso?", le pregunta su madre cada vez que come en casa. Por "eso" se entiende no comer carne. Leslie Sobon, nacida en Rochester (Nueva York) un a?o que no desvela, es vegetariana desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, pero los mayores de la familia no acaban de aceptarlo. "Es mi forma de vida, me siento m¨¢s sana", se justifica.
Recorre el mundo como vicepresidenta de AMD, el segundo fabricante mundial de chips. Al tiempo aprovecha para hacer campa?a para que las mujeres se sumen al sector. En su empresa ha puesto en marcha un programa de promoci¨®n femenina. Sobon es tutora de 14 empleadas. Este compromiso se materializa en numerosas visitas y encuentros. "Cuando viajo trato de quedar con ellas. No solo para escuchar sus problemas y progresos, sino para crear comunidad. Mi sensaci¨®n es que en Asia lo tienen m¨¢s dif¨ªcil", afirma.
La vicepresidenta de la firma de chips AMD dice que la tecnolog¨ªa margina a la mujer
Escogi¨® este restaurante de amplias mesas compartidas y comida ecol¨®gica porque conoce sus comienzos en B¨¦lgica y frecuenta sus locales en Nueva York. "En Austin [Tejas, EE UU] no lo tenemos tan f¨¢cil". Se decide r¨¢pidamente por el hummus. Declara su pasi¨®n por las berenjenas. Quiere probar algo espa?ol, as¨ª que se debate entre las patatas bravas y la minitortilla de patata con salsa alioli. Se decide por la segunda para evitar un exceso de hidratos.
Su bolso, con gran fondo, es un para¨ªso para los amantes de la tecnolog¨ªa. No lleva uno, sino dos port¨¢tiles, un tel¨¦fono avanzado, cables para cargarlos o sincronizarlos. El netbook es su ¨²ltimo capricho. Dice que no se separa de ¨¦l y que valora sus 10 horas de autonom¨ªa. A primera vista, llama la atenci¨®n por su color verde, muy lejos del habitual negro industrial o aluminio pulido. "Se trata de hacer aparatos que se puedan conjuntar sin perder sus propiedades t¨¦cnicas", incide. Y aprovecha para lanzar una cr¨ªtica: "La tecnolog¨ªa ha dejado a la mujer al margen durante mucho tiempo. Somos pr¨¢cticas y cada vez m¨¢s sabemos lo que queremos. El error no est¨¢ solo en el dise?o, sino en c¨®mo nos tratan cuando vamos a comprar". En este punto frunce el ce?o: "Estoy harta de que el tendero me diga qu¨¦ necesito y me d¨¦ algo con l¨ªneas curvas y de color rojo o rosa. Seguramente, lo que quiero es una bater¨ªa mejor. En 2009 el 66% de los PC vendidos en EE UU los compramos las chicas".
Su compa?¨ªa todav¨ªa no se ha introducido en el mercado de los m¨®viles avanzados o las tabletas. Tiene sentimientos encontrados con respecto a estas ¨²ltimas: "No creo que sustituyan al ordenador, al menos en lo profesional. Est¨¢n muy bien para ver contenidos y divertirse, pero no las veo como una herramienta. En cambio, no me separo de mi BlackBerry".
Vuelve a meter el aparato con cuidado para no untarlo con el pat¨¦ de boletus que tanto le gusta. Pide un poco m¨¢s de pan para apurarlo. "Estas visitas a Espa?a me van a costar un aumento de talla", se reprocha con una amplia sonrisa.
Da un sorbo atropellado al t¨¦ verde y echa un vistazo a su agenda. De paso revisa su Twitter (http://twitter.com/lesliesobon). Se disculpa por tener que partir ya. En un ¨²ltimo adem¨¢n de arrebato, rebusca en el bolso y saca un paquete de chicles. Ofrece, introduce dos en su boca y sale directa al taxi batiendo la mand¨ªbula.
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