C¨®mo salir de la derrota
La contundente derrota de los socialistas en las elecciones del pasado domingo tiene un lado positivo: les obliga a hacer cambios en profundidad. No valen medias tintas, ni arreglos cosm¨¦ticos.
Si los socialistas andaluces hubieran retenido alguna de las ocho capitales, hoy estar¨ªamos escuchando un rosario de justificaciones que impedir¨ªan el necesario proceso de regeneraci¨®n interna.
A los hechos me remito. El PSOE ha sufrido una estrepitosa derrota en la capital de la comunidad, Sevilla. A pesar de contar con un buen candidato, el PP le dobla pr¨¢cticamente en concejales y obtiene una holgada mayor¨ªa absoluta. Pues bien, el presidente del PSOE provincial, Fernando Rodr¨ªguez Villalobos, dijo el lunes que los socialistas sevillanos, al menos, han "salvado los muebles" porque en el c¨®mputo provincial superan al PP por menos de dos puntos.
El PSOE cometer¨ªa otro grav¨ªsimo error si, adem¨¢s de lecturas tan simplistas, responsabiliza de la derrota, exclusivamente, a la crisis financiera mundial.
En su primera reacci¨®n la noche del domingo, el presidente Jos¨¦ Gri?¨¢n culp¨® b¨¢sicamente a la crisis y al paro de la p¨¦rdida de casi un cuarto de mill¨®n de votos desde las elecciones de 2007. Al d¨ªa siguiente, fue mucho m¨¢s autocr¨ªtico. Reconoci¨® que ser¨ªa "una ceguera pol¨ªtica no ver que el pueblo ha emitido un voto de castigo al PSOE".
Es cierto que la derrota, en Espa?a y en Andaluc¨ªa, se explica en parte por las medidas tomadas por el presidente Zapatero para hacer frente a la crisis. Pero eso no es todo.
Al PSOE lo han abandonado muchos de sus propios militantes. En las filas del partido cund¨ªa el des¨¢nimo. Desde hace a?os, las otrora din¨¢micas agrupaciones socialistas dormitaban. En vez de mantener la tensi¨®n ideol¨®gica en el barrio, sus responsables andaban enredados en cuitas internas. El ejemplo de Sevilla es paradigm¨¢tico: al d¨ªa siguiente de que Alfredo S¨¢nchez Monteseirin conquistara por tercera vez la alcald¨ªa en 2007, el aparato sevillano, con su secretario general a la cabeza, Jos¨¦ Antonio Viera, comenz¨® a hacerle la vida imposible. Algo parecido sucedi¨® entre el aparato gaditano y la alcaldesa de Jerez y candidata a la reelecci¨®n, Pilar S¨¢nchez. Consecuencia: dos mayor¨ªas absolutas regaladas al PP.
El portazo del hist¨®rico Luis Pizarro fue un bombazo en v¨ªsperas electorales. Por si faltaba poco, se destap¨® un foco corrupto entre quienes manejaban los fondos de los prejubilados, los famosos ERE, que deber¨ªa haber sido detectado hace muchos, muchos a?os.
Con una sincera autocritica, los dirigentes socialistas encontrar¨¢n m¨¢s razones del alejamiento de su electorado y podr¨¢n rectificar errores ante las elecciones auton¨®micas del pr¨®ximo a?o.
Hay tiempo suficiente para recuperar el terreno perdido. Al contrario que en el escenario nacional, Andaluc¨ªa ya tiene su candidato, un buen candidato adem¨¢s, a la presidencia de la Junta. Gri?¨¢n es un dirigente con experiencia, pero atento a las nuevas corrientes del pensamiento pol¨ªtico.
Si quiere ganar, necesita volver a contactar con las bases de la izquierda. Con las propias y con esos miles y miles de j¨®venes (10.000 en Sevilla, 7.000 en M¨¢laga, y otros tantos en el resto de las capitales) que ocuparon las plazas andaluzas para pedir m¨¢s pol¨ªtica. Pero otra pol¨ªtica.
Una pol¨ªtica en la que las decisiones dif¨ªciles se expliquen adecuadamente. Una pol¨ªtica que penalice m¨¢s a los que provocaron la crisis: los especuladores financieros. Una pol¨ªtica a pie de calle y lejos de los despachos. Una pol¨ªtica que recupere el alma solidaria que desde hace 132 a?os alienta al PSOE. Para hacer pol¨ªtica de derechas, ya est¨¢ el PP.
Una pol¨ªtica, en definitiva, y unos pol¨ªticos, que se ocupen m¨¢s de resolver los problemas de todos antes que de guardar los muebles propios.
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