La Asamblea de Madrid es importante
Fuimos a la manifestaci¨®n del 15 de mayo porque hab¨ªa que sumarse a la expresi¨®n de un descontento que pon¨ªa el foco en un sistema que no ofrece respuestas v¨¢lidas. Si es que responde. Salimos porque sab¨ªamos que hab¨ªa algo latente que llevaba un tiempo dando muestras de vida, sobre todo en las redes sociales y en las universidades. Personalmente, super¨¦ el escepticismo porque Jaime (26 a?os, licenciado, le¨ªdo, viajado, serio, comprometido, becario) me dijo: "Es importante, Ruth". Su certeza fue tan escueta que me convenci¨®. As¨ª que, en principio, sal¨ª a apoyar a las j¨®venes, a tomarles el pulso, a que no se encontraran con un foso generacional que nos deja a todas solas: a ellas a un lado y a nosotras al otro. Para que no se diga.
En Sol comenz¨® el que ser¨¢ el proceso social y pol¨ªtico m¨¢s importante desde la Transici¨®n
Dos fueron las primeras sorpresas refrescantes: que hab¨ªa muchas j¨®venes, lo cual ya hubiera sido bastante, pero no solo, lo cual es mucho mejor; que apenas hab¨ªa banderas, excepto algunas, pocas, republicanas, y ni una sola sigla. Ni partidos, ni sindicatos, solo algunas, pocas, asociaciones estudiantiles y de movimientos sociales. Y decenas de miles de ciudadanos. ?C¨®mo se hab¨ªa logrado que tanta gente secundara esa consigna, lanzada a trav¨¦s de la Red por la convocatoria an¨®nima de Democracia Real Ya? Porque era importante. Era importante cumplir con ella y se cumpli¨®. Para que nadie pudiera manipular ni pudiera tener r¨¦ditos: "Los pol¨ªticos, no nos sirven", acusaba un cartel.
Y era tal marea humana que recorr¨ªa la calle de Alcal¨¢ que supimos que aquello no era una manifestaci¨®n, una protesta m¨¢s. Era importante. Lo que no sab¨ªamos a¨²n era qu¨¦ iba a pasar con todo ese impulso, hacia d¨®nde se dirigir¨ªa despu¨¦s de esa tarde, c¨®mo se canalizar¨ªa. La respuesta, esta vez s¨ª, la dio el sistema. La puso en bandeja al sofocar con violencia lo que qued¨® de esa tarde, y provoc¨® una respuesta inesperada: una masa cr¨ªtica que no solo plant¨® cara al abuso sino que ocup¨® Sol. Ya no hizo falta que un Jaime me convenciera: volv¨ª porque yo misma sab¨ªa que era importante. No sabemos qu¨¦ habr¨ªa pasado de no haber levantado a los 20 que se quedaron a dormir esa noche en la plaza, pero es muy posible que no hubiera llegado a crecer hasta alcanzar la magnitud de una revoluci¨®n. Pues empez¨® a o¨ªrse y a repetirse esa palabra, sin el pudor que producen las frivolidades o las falacias: revoluci¨®n. Y, como por arte de una in¨¦dita magia compartida, comenz¨® el que seguramente sea el proceso pol¨ªtico y social m¨¢s importante desde, al menos, la Transici¨®n. De hecho, termin¨® la Transici¨®n, o acaso comenz¨® de verdad.
Sol se convirti¨® en una gigantesca acampada, con una capacidad de autoorganizaci¨®n de eficacia asombrosa y que, poco a poco, sin dirigentes, con la participaci¨®n de numerosas ciudadanas distribuidas en asambleas que iban formando c¨ªrculos en el suelo de las calles y plazas aleda?as, demostraron que la democracia ya esta madura, que no es un botell¨®n, como muchos esperaban, sino un intercambio constante de ideas, de opiniones, de propuestas.
Ha sido emocionante y esperanzador ver c¨®mo superaban el miedo esc¨¦nico a su propia libertad personas que por primera vez cog¨ªan un meg¨¢fono y, con pulso tembloroso, alzaban la voz sin crispaci¨®n y con un civismo inesperado, acaso aprendiendo en esas asambleas y sobre la marcha m¨¢s pol¨ªtica que en las aulas, los m¨ªtines o los medios. Sin apenas instrucci¨®n, todas hemos aprendido r¨¢pido a levantar las manos para asentir, a cruzar los brazos para mostrar nuestro desacuerdo, a hacer molinillo con los brazos para indicar que la persona que est¨¢ hablando se repite o se extiende demasiado.
Todas hemos aprendido lo que es el consenso, que, a diferencia de la votaci¨®n, no considera acordada ninguna propuesta si alguien, aunque sea una sola persona entre muchas, est¨¢ radicalmente en contra: la manera m¨¢s cercana posible a un acuerdo. Se ha inaugurado as¨ª la aut¨¦ntica Asamblea de Madrid. Qu¨¦ importante.No se puede pretender, sin embargo, que en dos semanas las ciudadanas de a pie resuelvan los desaguisados sociales y econ¨®micos que no han sido capaces de manejar los pol¨ªticos con todos los recursos y fondos p¨²blicos a su disposici¨®n. Pero la pregunta ahora es qu¨¦ hacer con el campamento (casi una ciudad alternativa), hacia d¨®nde ir¨¢ el movimiento del 15-M y qu¨¦ logros alcanzar¨¢.
Hay reformistas a favor de proponer medidas concretas, como el cambio de la ley electoral, frente a refundadores del sistema, que abogan por un mensaje gen¨¦rico. Hay quienes consideran que el movimiento debe continuar sin l¨ªderes y quienes piensan que alguien tendr¨¢ que organizarse y negociar. Lo que parece claro es que el proceso de deslocalizaci¨®n, que ha sido capaz de llevar a los barrios las asambleas populares de Sol para que no se pierda la fuerza conseguida, es en s¨ª mismo un logro democr¨¢tico que inaugura una nueva era pol¨ªtica, cuyo objetivo inmediato es extenderse sin diluirse.
La disoluci¨®n parece poco probable, pues sin duda se ha producido un cambio de actitud hacia la pol¨ªtica, un empoderamiento de la ciudadan¨ªa que es germen y ser¨¢ ADN de otra manera de intervenir en la cosa p¨²blica, es decir, en la nuestra, en la de todas. Salud, Madrid, nos hemos reconciliado.
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