40 a?os dando mal rollo
Un rostro desafiante mirando a c¨¢mara, unas pesta?as postizas acentuando un solo ojo y un bomb¨ªn negro. Ese es Malcolm McDowell y lo ser¨¢ siempre. Porque da igual que este a?o se cumpla el 40? aniversario de su ¨®pera magna, La naranja mec¨¢nica; solo el genio de Stanley Kubrick supo encontrar en este actor brit¨¢nico ahora arrugado, aunque igual de arrogante, el talento maligno que marc¨® a todas las generaciones por venir. Kylie Minogue copi¨® su estilo (para su Fever Tour de 2002), como antes o despu¨¦s lo han hecho David Bowie, Led Zeppelin, Bart Simpson, Blur, Usher, Lady Gaga o Madonna, por citar unos pocos iconos de la cultura pop. Y a McDowell lo dejaron seco a juzgar por una carrera con m¨¢s tumbos y malos de clich¨¦ que trabajos de alcurnia.
"Sab¨ªa que hac¨ªamos algo bueno, pero nunca imagin¨¦ que marcar¨ªa un hito"
Pero ?c¨®mo superar el peso de una obra maestra tan influyente? Las generaciones venideras se apropiaron del look transgresor del filme, pero domesticaron su contenido. A la hora de la verdad, solo la bravuco-
ner¨ªa de McDowell y el ojo de Kubrick fueron capaces de hacer de La naranja mec¨¢nica ese cl¨¢sico que el propio director retir¨® de cartelera en Inglaterra, su pa¨ªs de residencia, por miedo a las represalias por su excesiva violencia. Su protagonista ahora disfruta de su merecida vuelta al ruedo con su nueva edici¨®n restaurada que fue estrenada en Cannes, y llega tambi¨¦n en Blu-ray para que sigamos ante el televisor con los p¨¢rpados despegados. Cuatro d¨¦cadas m¨¢s tarde, el c¨ªrculo se ha cerrado.
ep3. ?Le gustan los cumplea?os?
Malcolm McDowell. A veces, pero este es de los gordos. ?Cuarenta tacos! Espero seguir por aqu¨ª cuando lleguemos a los 50. A estas alturas, vivo la pel¨ªcula como ese miembro de la familia al que solo ves en estas grandes celebraciones.
ep3. ?Y qu¨¦ siente al volverla a ver?
M. M. Algo muy diferente a lo que sent¨ª durante el rodaje. Sab¨ªa que hac¨ªamos algo bueno, pero nunca me imagin¨¦ que marcar¨ªa un hito. La novela de Anthony Burgess era genial, una obra maestra, pero Kubrick fue quien hizo de ella una pel¨ªcula incre¨ªble. El libro era tan denso que se necesitaba una mente como la de Stan para diseccionarlo y contarte de qu¨¦ va.
ep3. ?Y de qu¨¦ va La naranja mec¨¢nica?
M. M. Yo siempre la vi como una comedia negra, tan maravillosa como hilarante. Pero cuando se estren¨®, me sorprendi¨® y me toc¨® las narices que nadie le pillara la s¨¢tira. Solo ahora el p¨²blico es capaz de re¨ªrse con la cinta. Hicimos algo revolucionario que ha sido copiado hasta el infinito. Desde David Bowie hasta Madonna, no falta quien se ponga el bomb¨ªn y la cojonera y emule sus im¨¢genes.
ep3. ?No cree que en esos homenajes nos venden una versi¨®n domesticada?
M. M. Las cosas son como son. Si nos copian toda la imaginer¨ªa futurista de la pel¨ªcula glorificando estas im¨¢genes y vaci¨¢ndolas de su contenido, qu¨¦ le vamos a hacer. El mensaje est¨¢ ah¨ª. La naranja mec¨¢nica es un filme controvertido pol¨ªticamente hablando y adelantado para su ¨¦poca. Todo lo que dice sobre las pandillas, las drogas y la violencia se ha hecho realidad. En la pel¨ªcula, en cuanto llega la noche, todos est¨¢n metidos en sus casas viendo la televisi¨®n. Sal una noche cualquiera en EE UU a la hora de American idol y dime qu¨¦ ves. ?No hay ni un alma en las calles!
ep3. ?Cu¨¢nto de este mensaje estaba en la mente de Kubrick y cu¨¢nto en esa d¨¦cada prodigiosa que fueron los setenta?
M. M. Supuestamente, la idea del tratamiento Ludovico nace de los experimentos en las prisiones californianas en los cincuenta y los sesenta. Claro que en Inglaterra siempre que ve¨ªamos algo raro dec¨ªamos que ven¨ªa de California [risas].
ep3. Pero Kubrick, ?c¨®mo era?
M. M. En otras cosas era muy meticuloso, pero no era un director demasiado bueno dando explicaciones. Si le preguntaba algo, dec¨ªa: "Malcolm, ?yo no soy la escuela de arte dram¨¢tico!", a lo que yo le respond¨ªa gui¨®n en mano: "?Ves lo que pone aqu¨ª? 'Director, S. Kubrick".
ep3. En el Blu-ray se explaya recordando las rarezas de Kubrick.
M. M. Y eso que rod¨® La naranja mec¨¢nica antes de caer en la locura del n¨²mero inacabable de tomas. Fue en Barry Lyndon cuando perdi¨® el tornillo. Uno de los electricistas me dijo que Stanley estaba intentando matarme. Y creo que iba en serio. Stanley pensaba que los actores estaban ah¨ª para trabajar y no para quejarse.
ep3. Y despu¨¦s de La naranja mec¨¢nica vino... ?la nada?
M. M. No habr¨ªa podido interpretar este papel en otro momento de mi vida, pero super¨¦ r¨¢pido las trampas que acompa?aron a su ¨¦xito. A Stanley nunca le interes¨® el ser humano. Era brillante en sus s¨¢tiras y un genio de la innovaci¨®n. Pero como persona, en mi inocencia de primerizo, pens¨¦ que mantendr¨ªa con ¨¦l una relaci¨®n como la que me uni¨® para siempre con el director Lindsay Anderson. No fue as¨ª. Acabada La naranja mec¨¢nica, no s¨¦ si lleg¨® a media docena el n¨²mero de veces que nos volvimos a ver.
El libro que a nadie gust¨®
El origen de la pel¨ªcula es una pol¨¦mica novela firmada por el autor brit¨¢nico Anthony Burgess.
EL AUTOR. John Anthony Burgess Wilson naci¨® en 1917 cerca de Manchester. Public¨® su primera novela, Time for a tiger, con 39 a?os. En 1960, cuando era profesor del British Colonial Service en Malasia, le diagnosticaron de forma err¨®nea un tumor cerebral y los m¨¦dicos le dieron un a?o de vida. Es entonces cuando empieza a escribir profesionalmente. Acuciado por la pronosticada falta de tiempo, escribe ocho novelas en dos a?os, un ritmo que ya no abandonar¨ªa hasta su muerte en 1993 de c¨¢ncer de pulm¨®n. A clockwork orange se edita en 1962.
ULTRAVIOLENCIA
En algunas biograf¨ªas se dice que la violenta banda de Alex y sus Drugos fue inspirada por la violaci¨®n que sufri¨® su primera mujer durante un bombardeo nazi en la Segunda Guerra Mundial a manos de cuatro soldados estadounidenses acantonados en Londres. En su autobiograf¨ªa remite a la impresi¨®n que le causaron las primeras bandas de teddy boys, rockers brit¨¢nicos vestidos con trajes que ¨¦l describe como eduardianos, y a las peleas de estos con los mods en 1960. "Esos j¨®venes parec¨ªan amar la violencia en s¨ª misma", escribe tras presenciar una trifulca.
NADSAT. Decide ambientar el libro en un futuro cercano, alrededor de 1970. El narrador es Alex, un joven gamberro que debe hablar su propio argot. Durante unas vacaciones en un crucero ruso, descubre que las palabras en ese idioma encajan mejor con las construcciones inglesas que las francesas o alemanas, y as¨ª surge el nadsat (sufijo ruso para adolescente), la jerga de Alex. El nadsat lo componen alrededor de 200 t¨¦rminos cuya traducci¨®n se incluye en un glosario al final de la novela. Algo a lo que se neg¨®, pero que asegura que fue una imposici¨®n del editor.
LA PEL?CULAA Burgess le preocupaba que la visi¨®n de su libro por Kubrick fuera fallida como, a su parecer, lo hab¨ªa sido la de Lolita, de Nabokov. En 1971 acude a un pase privado en Londres con su segunda mujer y su agente. Tras 10 minutos de proyecci¨®n, tiene que convencerlas para que no se vayan, asustadas por la violencia. Pero la sorpresa llega al ver que el final de la pel¨ªcula corresponde a la versi¨®n estadounidense del libro, a la que se le hab¨ªa suprimido un cap¨ªtulo contra la voluntad del autor, lo que cambiaba el mensaje por completo. Supuso que le causar¨ªa problemas. As¨ª fue.
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