Donde el Doncel lee y los bares seducen
Del castillo medieval a la renacentista sacrist¨ªa de las cabezas. El paseo por Sig¨¹enza pasa por la Alameda, parando a tomar tapas, y por un aula gastron¨®mica donde se aprende a trufar patatas
Desde que el viajero se acerca y la ve reposar sobre una loma, Sig¨¹enza (Guadalajara) ofrece una contundente mezcla de piedra y campo que la mirada asume con emoci¨®n. De lejos transmite esa integridad que identifica los lugares con genio. Sig¨¹enza se aviene con las letras. Est¨¢ cargada de referencias literarias y de escritores que la veneran. Tiene mucho que ver con las novelas buenas, porque es una ciudad que cuando uno la termina no deja de recomendarla.
10.00 Parador sobre la alcazaba
No hay mejor lugar para comenzar la visita que el Parador (1) (949 39 01 00; www.paradores.es), s¨ªmbolo de la ciudad. Perfectamente rehabilitado, se encuentra en lo alto, donde Sig¨¹enza se pone ret¨®rica. Se trata de un castillo del siglo XII al que no le falta lujo ni historia. Se ubica en una alcazaba ¨¢rabe que se edific¨® sobre un asentamiento romano y tras su construcci¨®n, iniciada en 1123, fue residencia de obispos y cardenales como Mendoza, a quien la ciudad le debe tanta musculatura y puede que hasta las piedras que el viajero pisa a la salida buscando la calle Mayor. Si regresa a comer, pida migas.
11.00 Fest¨ªn medieval
A estas horas, Sig¨¹enza no se ha llenado de turistas y se disfruta de este barrio medieval como hecho de encargo. El silencio es protagonista y se tiene muy en cuenta. Atenci¨®n a la Casa del Doncel (2) (949 39 03 62; www.siguenza.es) o palacio de los Marqueses de B¨¦dmar, en la Travesa?a Alta, del siglo XII, casa solariega ejemplo del g¨®tico civil, en su d¨ªa propiedad de la familia V¨¢zquez de Arce y Sosa, hoy perteneciente a la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, reciclada como espacio cultural. Y eso no es todo: a escasos metros se halla escondida la iglesia de San Vicente M¨¢rtir - C, bell¨ªsima muestra de arquitectura rom¨¢nica, junto a la plazuela de la C¨¢rcel.
13.00 Personajes con capa
Es Sig¨¹enza una ciudad con personalidad. Ello se percibe en la cantidad de edificios antiguos conservados con intenci¨®n. Parece que todo encaje con sentido. La vista de la catedral descendiendo la calle Mayor (4) es un bien muy preciado. M¨¢s que sorprender, fascina. Desde aqu¨ª, su puesta en escena es extraordinaria. Es una calle especial (m¨¢s de bajada que de subida), llena de comercios y restaurantes a los que prestar atenci¨®n. La plaza Mayor (5), porticada y elegante, resulta algo italiana. De estilo renacentista, tambi¨¦n construida gracias al cardenal Mendoza, acoge el palacio Municipal (6) y bajo sus arcos o en mitad de ella agradecer¨¢ haber venido. No se espante si descubre grupos de turistas siguiendo a personajes con capas que bailan o escenifican conductas medievales. Es un poco de picante a tanto refinamiento. La catedral de Santa Mar¨ªa (7) (visitas guiadas por 4 euros, a las 11.00, 12.00, 16.30 y 17.30; los domingos, a las 12.00, 17.00 y 18.00) absorbe visitantes desde su fachada -atenci¨®n a las dos torres- hasta los dos rosetones. De estilo rom¨¢nico cisterciense con acabado g¨®tico y numerosos elementos renacentistas, su interior es imponente. All¨ª se encuentra lo m¨¢s buscado: la capilla de los Arce con la escultura semiyacente en alabastro de El Doncel de Sig¨¹enza. Inexplicablemente no se puede acceder, y hay que verlo a trav¨¦s de la reja. Vale la pena el esfuerzo, es la ¨²nica escultura funeraria en que el protagonista est¨¢ leyendo. ?Hasta Alberti le dedic¨® un soneto! ?Qu¨¦ libro ser¨¢?
De ah¨ª pasamos a la sacrist¨ªa mayor, o de las cabezas, obra de 1561 de Alonso de Covarrubias. M¨¢s de 300 cabezas, florones y querubines, convierten la b¨®veda en un desfile de un poder escenogr¨¢fico arrebatador. Un cruce de miradas entre visitantes de carne y hueso y observadores de piedra.
15.00 Mal sitio para dietas
Es hora de comer. Mal lugar para seguir una dieta. En el libro Sig¨¹enza en la mirada (Intermedio Ediciones), el soci¨®logo, periodista y gastr¨®nomo Lorenzo D¨ªaz analiza las claves de la gastronom¨ªa seguntina. Es habitual encontrar a D¨ªaz en Sig¨¹enza, veraneante m¨ªtico. Antes de sentarse a la mesa no pueden faltar un aperitivo en el bar Alameda (8) (paseo de la Alameda, 2). Ante la magnitud de tapas de la barra, no se asuste, rel¨¢jese y disfrute. Vaya pidiendo unos perdigachos y empezar¨¢ a entender la trama.
Para volver a casa comentando la comida hay que debatirse entre dos imprescindibles. Uno es S¨¢nchez (9) (Humilladero; 949 39 05 45; www.restaurante-sanchez.com), abierto desde 1916, heredero de cocina tradicional, donde jud¨ªas con liebre, lengua de ternera estofada o potaje de vigilia (garbanzos, espinacas, bacalao) ser¨¢n de recuerdo imborrable. Adem¨¢s tiene una historia fascinante: aqu¨ª comieron encantadas Katharine Hepburn e Irene Papas durante el rodaje de Las troyanas en 1970. Todav¨ªa se recuerda c¨®mo ven¨ªan las actrices a tumba abierta a sentarse en la terraza, paseando su belleza ante los ojos masculinos que cre¨ªan ver a los Reyes de Oriente. La mejor manera de fidelizar con el viajero es d¨¢ndole de comer aparte. As¨ª se siente uno en El Doncel (10) (paseo de la Alameda, 1; 949 39 00 01; www.eldoncel.com), algo m¨¢s que un multipremiado restaurante. Cocina creativa con producto aut¨®ctono, experiencia sorprendente por texturas y sabores. Todo est¨¢ pensado al mil¨ªmetro en una antigua casona del siglo XVIII dividida entre hotel y restaurante. En el ¨¢tico est¨¢ la suite con vistas a la Alameda. Y un tercer local, atrayente por su buena relaci¨®n calidad / precio, resulta El Caldero (11) (calle Mayor, 41; 949 34 74 40; www.elcalderodesiguenza.com). Ojo a los pimientos rellenos y al cabrito.
17.00 Tertulia de tarde
Caminar la Alameda quita el sue?o. Resultona y sugestiva, esta arboleda reivindica la pasi¨®n por el paseo. Si ve a un grupo sentado en sillas, busque y tome asiento. Es la tertulia de las tardes de verano. Por aqu¨ª pasaron elogiando al r¨ªo Henares Pla, Pardo Baz¨¢n, Jovellanos o Garcilaso.
M¨¢s all¨¢ destaca el convento de las Clarisas (12) famosas por sus dulces y por ser las costureras del restaurante Zalaca¨ªn de Madrid. No perderse La Antigua (13) (paseo de la Alameda, 14), bar con buenas raciones y c¨®moda estancia. Ni tampoco Ficus - (14) (Vicente Mo?ux, 2), cerveza bien tirada y verm¨² de grifo.
Esta Alameda parece infinita. Es un buen lugar para pensar. Si no sabe qu¨¦ hacer este verano, reserve plaza en el Aula El Doncel, donde se imparten cursos formativos. Se puede aprender c¨®mo cocinar platos imposibles con productos b¨¢sicos. Por ejemplo, c¨®mo se hace una patata trufada con huevo de corral sin estrellar. Puede explicarse as¨ª: "Muy f¨¢cil, ten¨ªa unas patatas, las he lavado y envuelto en aluminio. Las he asado lentamente, pelado y machacado. Luego las he ali?ado con sal y aceite trufado y las he envasado al vac¨ªo 12 horas. Por otro lado he puesto trufa junto con unos huevos en un recipiente herm¨¦tico tres d¨ªas para que adquieran aroma. He moldeado la patata formando cilindros y haciendo una cavidad para alojar la yema de huevo trufado. He alojado la yema y la he templado bajo el gratinador. A la hora de servir he rallado l¨¢minas de trufa, un poquito de sal Maldon y aceite de trufa. Nada m¨¢s...". Se garantiza el ¨¦xito.
? Use Lahoz es autor de La estaci¨®n perdida (Alfaguara).
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