De C¨®rdoba a Besal¨² pasando por M¨¦rida: 11 puentes emblem¨¢ticos de Espa?a
Estas pasarelas distribuidas a lo largo de todo el territorio son mucho m¨¢s que una obra de ingenier¨ªa que conecta pueblos y ciudades: hablan de ¨¦pocas y de historia

Hubo un tiempo en que los puentes lo eran todo: peajes de acceso, v¨ªas para alcanzar una meta, lugares de intercambio o construcciones complejas que dieron lugar a respuestas creativas por parte del arte y la ingenier¨ªa. En Espa?a hay miles de puentes, de todas las ¨¦pocas y tipolog¨ªas; unos m¨¢s llamativos que otros, algunos los habremos atravesado muchas veces sin apreciarlos y muchos son monumentos y obras arquitect¨®nicas imprescindibles. Adem¨¢s, centenares de pueblos y ciudades espa?oles llevan la palabra ¡°puente¡±: Puente la Reina, Puente Genil o Pontedeume son solo tres ejemplos.
Sin embargo, muchos de los puentes distribuidos a lo largo de la Pen¨ªnsula son algo m¨¢s que una obra de ingenier¨ªa que forma parte del paisaje y conecta pueblos y ciudades. Estas 11 pasarelas nos hablan de historia.
1. El puente romano de C¨®rdoba: dos mil a?os cruzando el Guadalquivir
Hasta la construcci¨®n del puente de San Rafael, a mediados del siglo XX, C¨®rdoba solo contaba para cruzar el r¨ªo Guadalquivir con el puente Romano, del siglo I. Este es un tesoro para los cordobeses porque lleva 20 siglos en uso. Eso s¨ª, a sufrido varias remodelaciones a lo largo de la historia. La estructura principal data del medievo, siendo la intervenci¨®n m¨¢s reciente de 1876. Consta de 16 arcos, cuatro apuntados y el resto de medio punto.
Despu¨¦s de dos mil a?os de tr¨¢nsito se han borrado casi todas sus huellas romanas. De esa ¨¦poca se conservan el trazado de sus l¨ªneas y los cimientos, sobre todo en la base de la torre de la Calahorra. Todo lo dem¨¢s es medieval. Por si fuera poco, cada regeneraci¨®n de este monumento le ha dado una nueva lectura. La ¨²ltima fue la peatolizaci¨®n y rehabilitaci¨®n del puente de la mano del arquitecto Juan Cuenca. Su intervenci¨®n fue reconocida con el premio Europa Nostra en la categor¨ªa de conservaci¨®n.

En esta construcci¨®n est¨¢ una de las puertas de acceso a la ciudad: la del Puente; que forma parte de la muralla aunque parezca de estilo renacentista. Su azotea es un espectacular mirador sobre el Guadalquivir y la campi?a. En el otro extremo, la torre de la Calahorra alberga el Museo Vivo de Al-?ndalus y cuenta con otra azotea que ofrece vistas de la mezquita de C¨®rdoba y del r¨ªo.
Solo queda asomarnos al Guadalquivir para sorprendernos con que, en realidad, no se ve el terreno natural, sino una gran losa que evita que el puente se erosione y pueda derrumbarse.
Más información en De puentes por España y en la web lonelyplanet.es.
2. El puente rom¨¢nico de Puente la Reina: uno de los hitos del Camino de Santiago
El puente rom¨¢nico de Puente la Reina, en Navarra, se contruy¨® en torno al siglo XI. Situado cerca de la confluencia de los caminos procedentes de Francia que atraviesan Arag¨®n y Navarra, por esta localidad cruzan, anualmente, miles de peregrinos a Santiago desde hace m¨¢s de mil a?os. Esta pasarela sobre las aguas del r¨ªo Arga es uno de los hitos del Camino de Santiago. Pero no hay que limitarse a caminar sobre ¨¦l, hay que pararse a observarlo porque es una obra espl¨¦ndida. No quedan muchos ejemplares completos de puentes medievales, por lo que este es una excepci¨®n. Cuenta con siete arcos de medio punto, el m¨¢s oriental bajo tierra, y 110 metros de largo. Llama la atenci¨®n lo estrecho de su calzada, porque en la Edad Media la circulaci¨®n se limitaba a peatones, jinetes y a alg¨²n carro peque?o.

M¨¢s all¨¢ de su puente, la localidad es un lugar de visita obligada en Navarra porque es uno de los mejores conjuntos de arte rom¨¢nico del Camino. Entre otros monumentos, destacan la iglesia g¨®tica de Santiago o la rom¨¢nica del Crucifijo; y el convento de Trinitarios, situado en la calle Mayor.
3. El puente de Triana: el s¨ªmbolo de Sevilla
En 1171, bajo gobierno del califa almohade Abu Yacub Yusuf, se construy¨® un puente con 13 barcas de madera amarradas con cadenas sobre las que se apoyaban fuertes tablones de madera para conectar Sevilla con uno de sus actuales barrios, Triana. Era tan inestable que necesitaba continuas reparaciones. Se mantuvo hasta 1852, cuando se termin¨® la construcci¨®n del puente de Isabel II, m¨¢s conocido como puente de Triana. Este se ha convertido en todo un s¨ªmbolo de la ciudad andaluza, separada y unida por el Guadalquivir.

El puente de Triana, de tres arcos y construido con hierro y piedra, fue proyectado por ingenieros franceses a imagen del puente del Carrusel de Par¨ªs. Adem¨¢s, esta construcci¨®n fue la primera que salv¨® el Guadalquivir a su paso por Sevilla. Despu¨¦s vendr¨ªan muchos otros. Actualmente, la ciudad tiene 18 puentes.
Mientras se cruza la pasarela, se pueden observar el castillo de San Jorge, sede del tribunal de la Santa Inquisici¨®n. Y, una vez en Triana, parar en alguna de sus tabernas es obligatorio. Destaca Mar¨ªaTrifulca, situada en en la antigua estaci¨®n fluvial donde los barcos un¨ªan Sevilla y Sanl¨²car de Barrameda, con una perfecta panor¨¢mica sobre el r¨ªo.
El puente de Triana es una obra que, en poco m¨¢s de un siglo, se gan¨® el cari?o de la ciudad. Gracias a ello, sobrevivi¨® a su demoli?ci¨®n y sustituci¨®n ¡ªtal y como se pretendi¨® hacer en los a?os sesenta¡ª. Los trianeros, que dicen orgullosos que su barrio es una ¡°rep¨²blica indepiente¡± a la que se accede atravesando el puente, se opusieron y promovieron la declaraci¨®n del viaducto como patrimonio hist¨®rico por v¨ªa de urgencia.
4. El puente romano de M¨¦rida: un viaje al pasado romano de la ciudad
Viajar a M¨¦rida es viajar al pasado, a ese mundo romano que se aprecia todav¨ªa en su templo de Diana, en el teatro, en el anfiteatro o asom¨¢ndose al impresionante Museo Nacional de Arte Romano.

Pero el pasado tambi¨¦n se asoma en forma de puentes. De ellos, destaca el romano, en la V¨ªa de la Plata a su paso por M¨¦rida. Esta construido en su integridad de hormig¨®n forrado de sillares de granito, compuesto por 60 arcos de medio punto y tiene casi 800 metros de largo y 12 metros de alto en los puntos m¨¢s elevados. Todo anima a cruzar este eterno puente del siglo I a.C que atraviesa el r¨ªo Guadiana desde hace dos milenios. Frente a ¨¦l, se alza el contempor¨¢neo puente de Lusitania, del arquitecto Santiago Calatrava. A pesar de que se le conoce como el puente romano de M¨¦rida, su nombre no es muy preciso ya que la ciudad tiene tres ejemplares de la ¨¦poca: este, el Albarregas y la Alcantarilla. Y si sumamos el acueducto de los Milagros, M¨¦rida se convierte en uno de los mejores lugares para ver inge?nier¨ªa romana.
As¨ª que una buena idea para disfrutar de la ciudad extreme?a es pasear por sus puentes, comparar las partes de distintas ¨¦pocas, disfrutar de las vistas y contemplar el atardecer desde el r¨ªo.
5. El puente de Cangas de On¨ªs: una imagen ic¨®nicas del Principado
Los puentes crean paisaje y, en algunos casos, ellos mismos son el paisaje. Este es el caso del puente de piedra de Cangas de On¨ªs, una de las im¨¢genes m¨¢s ic¨®nicas del Principado de Asturias. Esta ciudad fue la primera capital del reino asturiano y siempre est¨¢ llena de gente en su ruta a los lagos de Covadonga. Por la tipolog¨ªa de este puente sobre el r¨ªo Sella es obra del siglo XIV o XV, pero posiblemente sustituya a otro anterior de factura romana.

Forma, junto con las edificaciones de la ribera y el mismo r¨ªo, un escenario dram¨¢tico que es paisaje y mirador, dependiendo de si se contempla desde el cauce o desde su lomo de asno (la curva del puente). La sensaci¨®n de ser un paisaje se ve reforzada por la integraci¨®n de la obra en la naturaleza. El arco central, del que cuelga una r¨¦plica de madera de la Cruz de la Victoria ¡ªjoya del prerrom¨¢nico situada en la c¨¢mara santa de la catedral de Oviedo¡ª, parece emerger de las rocas, como si estas brotaran del cauce y se prolon?garan en vertical para crear el puente. Por otro lado, gracias a las enredaderas parece que se confunde con la vegetaci¨®n.
La escasa distancia entre el puente y la carre?tera nacional hace que solo se pueda contemplar desde una distancia reducida, por lo que el imponente arco central se nos an?toja m¨¢s grande a¨²n de lo que realmente es al dominar toda nuestra visi¨®n.
6. El puente de Prado: un viaducto colgante que no cuelga en Valladolid
En la geograf¨ªa espa?ola no hay solo puentes de piedras medievales o modernos con ¡°tirantes¡± estilo Calatrava. Entre los m¨¢s rom¨¢nticos figuran tambi¨¦n algunos de hierro ¡ªque recuerdan al Golden Gate de San Francisco o al puente de Brooklyn¡ª, como el Puente Colgante (llamado en inicio Puente de Prado) de Valladolid, aunque, en realidad, no cuelga de ning¨²n sitio.

Los puentes colgantes nacieron con una funci¨®n militar: una v¨ªa pr¨¢ctica para que las tropas cruzaran r¨ªos en sus avances r¨¢pidos. Sin embargo, el de Valladolid, inagurado en 1865 tras 14 a?os de contrucci¨®n, no ten¨ªa esa funci¨®n. En realidad, ni siquiera es un puente colgante, sino uno de arco tesado que invent¨® en el siglo XIX el ingeniero brit¨¢nico Isambard Brunel aprovechando los avances de la ingenier¨ªa. El puente del Prado, con su imagen de un arco con flechas en tensi¨®n, fue el primero de este tipo que se construy¨® en Espa?a. Destaca por su versatilidad: podr¨ªa transportarse enterno a otro r¨ªo y funcionar¨ªa igual de bien.
Situado junto al monasterio de Nuestra Se?ora del Prado, a las afueras de la ciudad, cruza el r¨ªo Pisuerga conectando dos avenidas principales paralelas al agua: la de Salamanca y el paseo Zorrilla. Es uno de los s¨ªmbolos m¨¢s reconocibles de la ciudad.
7. Los puentes de El Camino de Hierro de La Fregeneda: cita para los amantes del senderismo
Los amantes del senderismo y la historia tienen una cita en el Camino de Hierro de La Fregeneda, una localidad salmantina situada cerca de la frontera con Portugal. Este recorrido de 17 kil¨®metros por los Arribes del Duero permite ver el pai?saje y las estructuras desde una perspecti?va desconocida para el gran p¨²blico: la de un maquinista de ferrocarril del siglo XIX. El paisaje se contempla desde arriba, desde unos puentes que ni siquiera son visibles la mayor parte de las veces, pero que llevan a penetrar en el paisaje como si fuera una pel¨ªcula.

La Fregeneda tiene 10 puentes que sostienen la v¨ªa muchos metros por encima del r¨ªo y que permiten ver el vac¨ªo y el salto entre puntos de la monta?a. Estos viaductos se dise?aron mediante celos¨ªas de acero siguiendo el modelo de los de gran longitud que se proyectaron por toda Europa en el ¨²ltimo cuarto del XIX. Al avanzar en el recorrido podemos entender la complejidad de su construcci¨®n y la dificultad que entra?aba transportar los materiales.
De todos, el m¨¢s singular es el llamado puente del Poyo Valiente. Este es un viaducto de tres tramos en?cajado entre dos t¨²neles sobre el que la v¨ªa discurre en una curva cerrada y que, en todo momento, se adapta a la orograf¨ªa.
8. El puente de San Pablo (Cuenca, 1903): una construcci¨®n atrevida
Cuenca se levanta entre las hoces de los r¨ªos J¨²car y Hu¨¦car, y sobre este ¨²ltimo muestra su cara m¨¢s famosa: las Casas Colgadas, que se asoman al r¨ªo desde balcones de madera desafiando la ley de gravedad. Toda la ciudad es patrimonio mundial y en ella no faltan edificios espectaculares, como la catedral o el Ayuntamiento, o rincones rom¨¢nticos como el barrio de San Mart¨ªn, que invita a descubrir los conocidos como ¡°rascacielos de Cuenca¡±.

Es en el puente de San Pablo, que cruza a 60 metros de altura el Hu¨¦car y que va desde el antiguo convento del mismo nombre (hoy parador de Cuenca) hasta el casco antiguo de la ciudad, desde donde se obtiene la imagen m¨¢s fotog¨¦nica de la localidad puesto que se observa toda su orograf¨ªa. Desde sus inicios, este puente fue audaz. En el siglo XVI se construy¨® con madera y, posteriormente, en 1589, se termin¨® con la piedra sillar. Por desgracia, se demoli¨® a finales del siglo XIX, y en su lugar se alz¨® el actual en 1903 utilizando parte de las pilas antiguas para soportar la celos¨ªa met¨¢lica. As¨ª, se fusionaban ambos puentes.
Al cruzarlo, se puede apreciar la profundidad de la hoz y lo atrevido del puente. Adem¨¢s, atravesarlo es para valientes porque, como todos los puentes met¨¢licos, se mueve mucho, aunque pocos se detienen lo suficiente para notar el tambaleo. Lo mejor es el paisaje, entre ocres y amarillos, que envuelve la construcci¨®n.
9. El puente Nuevo de Ronda: el modo de cruzar un tajo
Colgada en lo alto de una meseta cortada por el Tajo, Ronda es una de las localidades m¨¢s espectaculares de M¨¢laga y una de las ciudades m¨¢s antiguas de Espa?a (fue fundada en el siglo IX a.C.). Rodeada por una magn¨ªfica serrran¨ªa, la ciudad tiene un interesante pasado ¨¢rabe y est¨¢ envuelta en leyendas de bandoleros rom¨¢nticos, que atrajeron a artistas de todo el mundo. Adem¨¢s, su casco antiguo est¨¢ lleno de mansiones renacentistas y museos. En su parte nueva destacan la plaza de toros y el parque de la Alameda del Tajo.

Sobre el Tajo hay tres puentes que conectan las dos partes de la ciudad: el de las Curtidur¨ªas, el Viejo y el Nuevo. Este ¨²ltimo, de 1793, es el m¨¢s espectacular y una de las obras m¨¢s ic¨®nicas de Espa?a. Los ingenieros, sin embargo, dicen que es un mal puente, pero eso no le quita su belleza. Y es que puede verse como una prolongaci¨®n del Tajo.
Su historia es dram¨¢tica. En 1735 Ronda inaugur¨® su primer puente Nuevo con un ¨²nico arco que salvaba los 35 metros que separaban los ambos lados del Tajo. Para la ¨¦poca, era una estructura imponente y pionera. Ocho a?os despu¨¦s de su apertura se derrumb¨® y caus¨® la muerte de cincuenta personas. Hasta 1751 no comenz¨® la construcci¨®n de un puente sustituto. En medio de la desconfianza de la poblaci¨®n y con las ruinas del anterior todav¨ªa a la vista, en la construcci¨®n del nuevo no se pod¨ªa fallar. Por ello, se opt¨® por una estructura m¨¢s conservadora y segura: se maciz¨® el barranco y se contruy¨® un arco de tan solo 15 metros, bajando sus apoyos 100 metros hasta el cauce del r¨ªo. El resultado fue la maravilla que hoy podemos contemplar y cuyas obras finalizaron 40 a?os despu¨¦s, en mayo de 1793, coincidiendo con la celebraci¨®n de la Real Feria de Mayo en Ronda. Lo mejor es asomarse al atardecer, en medio del conjunto ocre-dorado que ofrece el paisaje, justo antes de que el sol se oculte a nuestra espalda.
10. El puente colgante de Portugalete: el primer viaducto-transbordador
En Bilbao, en la entrada de la r¨ªa, casi en el puerto, est¨¢ el puente colgante de Portugalete, el primer viaducto-transbordador del mundo. Inaugurado el 28 de julio de 1893, esta estructura es un fiel reflejo del esp¨ªritu emprendedor e innovador de la ciudad y es considerada como una de las m¨¢s representativas de la Revoluci¨®n Industrial. Tambi¨¦n es el primer sitio del Pa¨ªs Vasco que fue reconocido como patrimonio mundial por la Unesco (en 2006).

La estructura es un puente colgante con dos grandes torres y una viga principal de 45 metros de altura. Hay dos cables que crean el equilibrio y vuelan por encima de las casas o se cuelan entre ellas. Una barquilla ¡ªen la que se embarcan personas y veh¨ªculos¡ª se suspende de la estructura y se desplaza de Portugalete al barrio de Las Arenas, en el municipio de Getxo. Una vez en all¨ª, se puede cruzar por una pasarela peatonal que discurre por el interior de la viga principal. Las vistas del entorno y de la estructura son magn¨ªficas.
Este puente consigui¨® salvar la gran separaci¨®n entre orillas (160 metros) sin reducir el arco del canal de entrada y, al mismo tiempo, dejaba pasar a las embarcaciones sin ocupar parte del r¨ªa gracias a apoyos en el fondo. El modelo se copi¨® en muchas partes del mundo.
El transbordador fue volado durante la Guerra Civil y hubo que restaurarlo. Durante este proceso, se opt¨® por pintarla en rojo, aunque su color original era el negro. A pesar de esto, hoy la obra es casi exacta a la original.
11. El puente de Besal¨²: la entrada al pueblo

Aunque las estrechas callejuelas de piedra de Besal¨² son una verdadera joya y un im¨¢n para los turistas, no hay nada tan fotografiado como su puente de entrada ¡ªdocumentado desde el siglo XI¡ª, con el perfil de las construcciones que dan al r¨ªo Fluvi¨¤ al fondo. Es m¨¢s que recomendable deternerse a contemplar esta obra de ingenier¨ªa medieval y ver c¨®mo se va abriendo la ciudad. Una opci¨®n es bajar por las escaleras que llevan al cauce desde el arranque del puente y ver sus dos tramos. Tras ellos, el viaducto cuenta con un arco apuntado que cambia de direcci¨®n y, desde aqu¨ª, el r¨ªo ensancha su cauce y discurre hasta la entrada de este encantador pueblo de Girona. Tambi¨¦n quedan restos en el puente de cuando era levadizo.
Una vez en Besal¨², se puede disfrutar de una de las mejores muestras de villas medievales conservada hasta nuestros d¨ªas. Entre otros monumentos, destacan el Mikve (ba?o) jud¨ªo y el monasterio de San Pedro. Tambi¨¦n merece la pena una visita el restaurante Curia Real.
Al caer la tarde, el Fluvi¨¢ se oscurece convir?ti¨¦ndose en un enorme espejo que refleja las casas, el puente y un duplicado perfecto de Besal¨²; que, en ocasiones, distorsiona la divisi¨®n entre el reflejo y la realidad.
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