Caso DSK: cuesti¨®n de principios
El ruido medi¨¢tico que acompa?a el caso Strauss-Khan, que no tiene en cuenta la presunci¨®n de inocencia, puede llegar a ejercer una terrible influencia sobre el tribunal que en su d¨ªa juzgue los hechos
Mantengo que ese famoso perp walk, esa salida de la comisar¨ªa de Harlem bajo los flashes de los fot¨®grafos convocados por la polic¨ªa, fue una humillaci¨®n deliberada y no contribuy¨® en nada al establecimiento de la verdad.
Mantengo que argumentar que esa prueba es "la misma para todos" es una tomadura de pelo, adem¨¢s de una hipocres¨ªa, pues a todos no les esperan los mismos pelotones de cazadores de im¨¢genes preparados para enviar por todo el mundo los clich¨¦s de su hombre esposado y ya desacreditado. Ese supuesto trato igualitario es una ilusi¨®n que encubre una iniquidad.
Mantengo que al dar esa imagen degradante de Dominique Strauss-Kahn, al insistir torpemente en su confinamiento en una galer¨ªa de la prisi¨®n de Rikers Island reservada a los presos con enfermedades contagiosas y, finalmente, al aderezar su puesta en libertad con unas condiciones dignas de un jefe de la Mafia -y, una vez m¨¢s, in¨²tilmente hirientes-, han hecho como si ya hubiese sido declarado culpable, atentando as¨ª contra el pilar de toda justicia: el principio de la presunci¨®n de inocencia.
Su liberaci¨®n, con unas condiciones dignas de un jefe mafioso, es como si ya lo hubieran declarado culpable
Hay que denunciar este acoso, que es como un castigo anticipado, y dejar que la justicia esclarezca la verdad
Mantengo que los tabloides que, desde el primer minuto y antes de que se supiese nada de la versi¨®n de los hechos del interesado -por no decir de los hechos a secas-, trataron a Strauss-Kahn de "perverso" (portada del New York Post), se indignaron por su puesta en libertad (el New York Post de nuevo: "El villano se ha librado") y se hicieron eco de rumores sin verificar, siempre en su contra y que cambiaban cada dos horas (la partida precipitada... el billete comprado a hurtadillas... su aspecto estresado...), se erigieron en jueces en lugar de los jueces, lo que, una vez m¨¢s, es una infracci¨®n de las leyes m¨¢s elementales del derecho.
Mantengo que hemos visto formarse en torno al presunto inocente Strauss-Kahn un tribunal de opini¨®n que, al rev¨¦s que el otro, no se para ni en indicios ni en pruebas ni en testimonios contradictorios. Y mantengo que ese tribunal es demasiado ruidoso, demasiado espectacular y demasiado poderoso para no ejercer, llegado el momento, una terrible influencia sobre el otro, el de verdad, el que intentar¨¢ establecer los hechos, solo los hechos y nada m¨¢s que los hechos: Estados Unidos teme y sanciona, con raz¨®n, las presiones sobre los testigos; ?qu¨¦ decir de esa otra presi¨®n, no menos delictiva, que ejercen sobre los jueces los autoproclamados fiscales de la prensa sensacionalista y, desgraciadamente, a continuaci¨®n, de la prensa en general?
Mantengo que las palabras que se han empleado participan de la misma l¨®gica de presi¨®n sobre la justicia. Palabras como "la v¨ªctima", en vez de la "presunta v¨ªctima", cuando se habla de una joven de la que no se sabe nada, puesto que la polic¨ªa -algo es algo- preserva su anonimato, y cuya acusaci¨®n tendr¨¢ que ser validada o no por los abogados y el tribunal. Pero si esa joven es ya "la" v¨ªctima, Strauss-Kahn es ya "el" culpable y eso significa que est¨¢ todo dicho y que no hace ninguna falta reunir al gran jurado, o tal vez s¨ª, pero solo para levantar acta de lo que la jaur¨ªa ya habr¨¢ decidido.
Quiero precisar, de paso, pensando en aquellas y aquellos que parecen creer que la lucha contra la banalizaci¨®n de la violaci¨®n pasa por la pulverizaci¨®n de los derechos de la defensa, que considero que la violaci¨®n y el intento de violaci¨®n son cr¨ªmenes; que, si se confirma el crimen, la presunta v¨ªctima tendr¨¢ derecho no solo a esa "compasi¨®n" que, de pronto, invocan continuamente los demagogos esperando adecuarse as¨ª a la todopoderosa opini¨®n, sino a una reparaci¨®n acompa?ada de un castigo para el culpable. Pero mantengo: primero, que por el momento, mientras la justicia no haya terminado su trabajo de reconstituci¨®n, confrontaci¨®n y verificaci¨®n de los distintos puntos de vista, "la" v¨ªctima solo es una presunta v¨ªctima, y segundo, que, en el caso de que el presunto culpable finalmente resulte ser inocente, ser¨ªa ¨¦l la v¨ªctima de todo este affaire y sin reparaci¨®n posible.
Mantengo que los que se sorprenden de que alguien no tome partido por principio por la "mujer pobre e inmigrante" contra el "hombre blanco, rico y arrogante" que se supone la ha violado est¨¢n inventando una justicia de clase a la inversa; no como la de anta?o: "malditos pobres, los ricos siempre tienen raz¨®n", sino "malditos ricos, la palabra de los pobres es sagrada"; y este prejuicio es tan indignante como el anterior, ni m¨¢s ni menos. Esta inversi¨®n recuerda, al menos en Francia, el tristemente c¨¦lebre caso de Bruay-en-Artois, donde, a comienzos de los a?os setenta, un notario fue declarado culpable de un crimen -por ser burgu¨¦s- del que m¨¢s tarde, una vez que remiti¨® el viento de la histeria y su existencia hab¨ªa quedado truncada, se supo que en realidad no lo hab¨ªa cometido; este recordatorio pone los pelos de punta.
Mantengo que, por consiguiente, hoy m¨¢s que nunca, este drama nos sit¨²a frente a una urgencia: hacer callar a los gritones; proteger al inculpado con los mismos escr¨²pulos -y cu¨¢n lejos estamos de ello- que a la presunta v¨ªctima; denunciar este toque de acoso, este rebato, que son como un castigo anticipado y cada d¨ªa, como en un mal programa de telerrealidad, nos dan a conocer una nueva peripecia (hace apenas unas horas que un hotel y luego un campus universitario se han negado a recibir a Strauss-Kahn, el paria, y a Sinclair, la apestada); y dejar que la justicia haga serenamente su trabajo de esclarecimiento de la verdad.
Dominique Strauss-Kahn es amigo m¨ªo. Pero no defiendo a un amigo, sino un principio. -
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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