?Y si gobierna Bildu?
El regreso triunfal de Batasuna-Bildu ha generado un buen n¨²mero de inc¨®gnitas y algunas sombras de inquietud que gravitan particularmente sobre los futuros gobiernos del Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n y de la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa, las dos grandes piezas institucionales que puede reclamar con derecho propio por su condici¨®n de lista m¨¢s votada. ?No chirr¨ªa un alcalde de Bildu en la ciudad que, tras dos d¨¦cadas de gobierno del socialista Od¨®n Elorza, pretend¨ªa caracterizarse como espacio de paz, concepto sobre el que se articula su candidatura a capital cultural europea del 2016? ?Un Ayuntamiento en manos del hasta hace poco considerado brazo pol¨ªtico de ETA podr¨¢ honrar y cultivar la Casa de la Paz y el Parque de la Memoria de las v¨ªctimas inaugurados recientemente o prestar¨¢ la ciudad para los homenajes a los etarras excarcelados? ?No emborronar¨ªa con su est¨¦tica borroka y la visi¨®n ramplona y folcl¨®rica de lo vasco la imagen de una capital de vocaci¨®n cosmopolita, liberal, abierta, que vive en buena medida del turismo, de los congresos profesionales, de su gastronom¨ªa y de su p¨¢tina de elegancia y distinci¨®n?
?No ha llegado la hora de situar a Batasuna ante su responsabilidad frente a la gesti¨®n institucional?
En su candidatura donostiarra, Bildu apenas ha ido m¨¢s all¨¢ de reivindicar una ciudad participativa, euskaldun, paritaria en los g¨¦neros y respetuosa con el medio ambiente. Pero es sabido que Batasuna rechaza proyectos como el del metro, la incineradora, la pasarela de Monp¨¢s (prolongaci¨®n del paseo del litoral urbano) y la llegada del AVE vasco. ?Respetar¨ªa el modelo de biling¨¹ismo actual o aplicar¨ªa su idea de hacer del euskara la ¨²nica lengua "nacional, oficial y prioritaria", que reza en su programa? ?Se aventurar¨ªa a poner en marcha en San Sebasti¨¢n su modelo de recogida de basuras puerta a puerta, tachado de engorroso y caro, que contra viento y marea est¨¢ imponiendo en los municipios donde gobierna?
Estos y otros interrogantes, extensibles al resto de Ayuntamientos a su alcance, adquieren mayor trascendencia en el caso de la Diputaci¨®n de una provincia, Guip¨²zcoa, en la que Bildu ha cosechado uno de cada tres votos. ?Qu¨¦ pasar¨ªa con los grandes proyectos estrat¨¦gicos como la construcci¨®n del puerto exterior de Pasaia, la ampliaci¨®n del aeropuerto de Hondarribia o el propio AVE vasco que Batasuna rechaza. Confiar en que EA o Alternativa ejerzan de elemento corrector en estas materias es un ejercicio voluntarista porque Bildu no deja de ser una carcasa electoral dominada por Batasuna por medio de los denominados "independientes". Permitirles tomar posesi¨®n de la Diputaci¨®n guipuzcoana supondr¨ªa dejar en sus manos un presupuesto de gesti¨®n de 840 millones de euros, de un total de ingresos que ascender¨¢ este a?o a 4.200, y, sobre todo -esto es algo que se piensa y se habla, pero no se dice en p¨²blico-, toda la documentaci¨®n fiscal de las empresas y de los ciudadanos que guarda la Hacienda p¨²blica de Guip¨²zcoa.
Aunque Batasuna se ha deslindado de la violencia y ya no ejerce de brazo pol¨ªtico de ETA, la falta de un grado de confianza b¨¢sico persiste y persistir¨¢, seguramente, mientras "los otros" (ETA), la amenaza, contin¨²en latentes, sin disolverse, a la espera de una negociaci¨®n con el Gobierno. ?Habr¨ªa que cerrar el paso a Bildu como medida preventiva? Es la pregunta que se hacen estos d¨ªas muchos vascos. De la mano de un partido (EA) que parec¨ªa condenado al desahucio y de un grup¨²sculo (Alternativa) escindido de la equivalente vasca de IU, Batasuna, que s¨ª es una verdadera formaci¨®n, cohesionada, disciplinada y poderosa, ha vuelto montada sobre la poderosa ola de Bildu para desbaratar las correlaciones de fuerzas, echar un primer suelo institucional y apoderarse de esa cuarta parte del espacio electoral dominado por el independentismo.
Ha vuelto sin autocr¨ªtica por el pasado y reivindicando, incluso, su vinculaci¨®n afectiva a ETA -muchos de sus interventores y militantes estuvieron en las urnas con la pegatina que reclama el agrupamiento de los presos de la organizaci¨®n terrorista-, pero con el marchamo legal del Tribunal Constitucional, requerida por el conjunto del nacionalismo y con la aquiescencia final de los altos dirigentes socialistas. ?Tiene l¨®gica oponer, ahora, un cord¨®n sanitario, ?democr¨¢tico?, en torno a Bildu cuando se ha sostenido la idea de que su regreso a las instituciones favorece precisamente la desaparici¨®n de ETA y que su ausencia menoscababa la democracia? En las Juntas Generales de Guip¨²zcoa, Parlamento que decide el Gobierno de la Diputaci¨®n, Bilbu ha obtenido 22 esca?os frente los 14 del PNV, la segunda fuerza. Una alianza PNV-PSE permitir¨ªa a los primeros mantener la Diputaci¨®n guipuzcoana y a los segundos la alcald¨ªa donostiarra, pero, as¨ª las cosas, para lo bueno y para lo malo, ?no ha llegado el momento de situar a Batasuna y a sus electores ante su responsabilidad en el campo de pruebas de la gesti¨®n institucional, de forzarles a abandonar el reducto del no, su permanente condici¨®n victimaria, y a tener que homologarse al resto de siglas? Es el dilema al que se enfrenta la pol¨ªtica vasca.
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