La m¨¢quina ambidiestra

Aureli¨¦n Bory viene del mundo de las ciencias f¨ªsicas y del circo: tan extra?a mezcla da buenos frutos en Sans objet, espect¨¢culo protagonizado por un gigantesco brazo mec¨¢nico multiarticulado, de los que se usaban en los a?os setenta en la industria automovil¨ªstica, que se mueve con una sutileza impropia de su tama?o. Esta m¨¢quina demi¨²rgica convierte en t¨ªteres a Olivier Alenda y Olivier Boyer, sus dos partenaires acr¨®batas: los ense?a a caminar, deja que trepen por ella o se pone a girar con ambos colgados de lo m¨¢s alto, ingr¨¢vidos como astronautas durante un paseo espacial.

Contra lo que podr¨ªa esperarse, la expresividad del robot herc¨²leo atrapa: con su cuello de jirafa erguido, nos mira como un desangelado ET de ojos met¨¢licos. Su figura resulta amenazadora y protectora sucesivamente, y sus movimientos, felinos: parece un animal de otrora. Les chupa foco a sus ¨¢giles antagonistas.

Cuando la m¨¢quina se queda sola y empieza a levantar limpia y silenciosamente enormes secciones rectangulares del suelo esc¨¦nico, que coloca en vertical con gran sentido pl¨¢stico, esa acci¨®n de transformar el espacio a la vista del p¨²blico sin que presencia humana alguna rompa la calidad geom¨¦trica de la composici¨®n es un ejemplo radical de teatro de la forma pura.