Una familia repartida en cuatro fosas
La exhumaci¨®n en Ciudad Real de los M¨¦ndez Jaramago rescata la historia de cinco campesinos convertidos en maquis por el acoso de la Guardia Civil
Asunci¨®n M¨¦ndez ten¨ªa 20 a?os y estaba embarazada de siete meses el d¨ªa que vio c¨®mo su padre, de 66, ca¨ªa abatido a tiros por la Guardia Civil mientras preparaba una caldereta para los dos. Era julio de 1941 y llevaban casi un a?o escondidos en el monte. Ella logr¨® agazaparse entre las piedras y huir a Valencia, donde dos meses despu¨¦s naci¨® su hijo. Ni a ¨¦l, ni a los tres que vinieron despu¨¦s, les habl¨® nunca de lo ocurrido. Uno de ellos, Vicente Cars¨ª, de 64 a?os, pis¨® ayer, muy emocionado, la fosa de Puebla de Don Rodrigo (Ciudad Real) donde la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica busca a su abuelo y a otros cinco maquis que corrieron la misma suerte.
"Mi madre muri¨® hace tres a?os y fue entonces cuando empezamos a conocer la historia de esta familia", cuenta Vicente. "Asunci¨®n no habl¨® nunca del asunto, pero al final de su vida, cuando ya no reconoc¨ªa a nadie, gritaba insistentemente el nombre de sus tres hermanos, abatidos tambi¨¦n a tiros por la Guardia Civil", relata Juan Pedro Esteban Palmero, que lleva siete a?os investigando la tr¨¢gica historia de esta familia.
Solo Asunci¨®n, embarazada, se salv¨®. El resto muri¨® a tiros en el monte
"Solo uno de los hermanos, Jos¨¦, hab¨ªa participado en la Guerra Civil, donde perdi¨® una mano. Mi familia no era una familia de maquis, pero se hicieron guerrilleros por el acoso al que les somet¨ªa la Guardia Civil. Por aquella ¨¦poca viv¨ªan en tiendas de campa?a porque estaban trabajando en la construcci¨®n de la carretera entre Agudo y La Puebla de Don Rodrigo y la Guardia Civil, que pensaba que ayudaban a los maquis, iba todos los d¨ªas a interrogar y pegarle a mi abuelo unas palizas que lo dejaban medio muerto", relata Vicente. "Los hermanos mayores se cansaron de aquella presi¨®n y todos decidieron huir. La Guardia Civil mat¨® al peque?o, Antonio, de 17 a?os, para obligar a los otros a volver, y volvieron, claro, pero con las escopetas". Todos, salvo Asunci¨®n, murieron. "Vivi¨® aterrorizada toda su vida y creo que hasta le daba un poco de verg¨¹enza que sus hermanos hubiesen terminado como guerrilleros", cuenta Vicente.
Uno de ellos, Jos¨¦, se convirti¨® en uno de los maquis m¨¢s c¨¦lebres de la zona. Bajo el mote de El Manco de Agudo vivi¨® durante a?os en la sierra hasta que fue abatido a tiros en 1949, con 31 a?os. Su hermano Manuel hab¨ªa muerto un a?o antes, con 34, en las mismas circunstancias.
Los restos de El Manco de Agudo fueron exhumados en marzo del a?o pasado en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). "Manuel", prosigue su sobrino, "est¨¢ en Aliseda (C¨¢ceres) pero donde le enterraron construyeron encima una residencia. Antonio est¨¢ en una fosa com¨²n muy grande en el cementerio de Agudo, pero hay nichos de tres pisos encima y tambi¨¦n es imposible recuperarlo". Vicente est¨¢ decidido a rescatar los restos de su abuelo en esta fosa de Ciudad Real donde tambi¨¦n yacen cinco maquis. "Yo no conoc¨ª a mi abuelo, ni a mis t¨ªos. Pero son mi abuelo y mis t¨ªos y quiero que, en la medida que sea posible, sean enterrados de forma digna y pueda ir a visitarlos cuando quiera. No me interesa nada m¨¢s. Me dijeron el nombre del que mat¨® a mi t¨ªo y no quise ni anotarlo", aclara Vicente.
A pie de fosa est¨¢ tambi¨¦n un hombre de 87 a?os llamado Juan Arias, que cada poco rompe a llorar. ?l ha llevado a los arque¨®logos hasta la fosa porque a ¨¦l le obligaron siendo un chaval a subir a su mula los cuerpos de los cinco guerrilleros y llevarlos al cementerio. "Se siente muy culpable, aunque hemos tratado de explicarle entre todos que ¨¦l no pod¨ªa hacer otra cosa", cuenta Marco Antonio Gonz¨¢lez, vicepresidente de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica. "Los cinco est¨¢n en la parte del cementerio donde se enterraba a ni?os sin bautizar, mendigos, las personas que se suicidaban..."
El arque¨®logo Ren¨¦ Pacheco encontr¨® ayer el cr¨¢neo de uno de ellos, agujereado por una bala. De momento no han aparecido familiares de estos cinco maquis. "Dos antrop¨®logos de Chicago y Gante, que est¨¢n estudiando la represi¨®n en Espa?a, buscan m¨¢s informaci¨®n sobre ellos en archivos militares porque a los guardias civiles que mataban a guerrilleros les recompensaban con dinero o ascensos y todo eso sol¨ªa quedar registrado", a?ade Gonz¨¢lez. Esta fosa es una de las ocho que tienen previsto abrir con una subvenci¨®n del Gobierno de 57.900 euros.
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