"La sensaci¨®n de impotencia te desarma"
Los m¨¦dicos de Hamburgo atienden a una avalancha de enfermos graves
La Unidad de Cuidados Intensivos de la Cl¨ªnica Universitaria de Hamburgo (UKE) est¨¢ reservada para las v¨ªctimas del brote de la bacteria E. coli enterohemorr¨¢gica (EHEC). La mayor¨ªa son mujeres. Christine J?hn, jefa de prensa de la UKE, a¨²n dud¨® un momento antes de abrir la puerta de la UCI. Por en¨¦sima vez advirti¨®: "No toque nada". ?Se puede hablar con las enfermas? "No le van a responder, porque est¨¢n en coma; y le ruego que no lo intente". No apetec¨ªa nada intentarlo.
Ya en los pasillos, las camas de las pacientes parec¨ªan carretas atestadas de aparatos y mantas, empujadas por enfermeros bien pertrechados de mascarillas, guantes y batas protectoras. De las afectadas se percib¨ªa su silueta entre los dispositivos que han de salvar sus vidas. J?hn no da permiso para entrar en las habitaciones, pero todas presentan el mismo panorama a quien se asome. Una gran cama muy cargada de aparatos. Uno o dos enfermeros. Un cuerpo bajo las mantas y, asomando, una cara con la boca entubada, los ojos cerrados y el pelo cubierto. Por encima penden complicadas arboladuras de sueros, bolsas de plasma, cables y tubos atendidos por el personal sanitario, que viste de verde.
"En 49 a?os no he visto nada igual. La ola de enfermos crea consternaci¨®n"
Es uno de los cuarteles generales de la guerra contra la bacteria que mantiene en jaque a las autoridades sanitarias alemanas. Manda en sus 52 hect¨¢reas el profesor J?rg Debatin, un hombre atildado que ayer entr¨® en la cl¨ªnica protegi¨¦ndose de la lluvia con un paraguas negro. A sus 49 a?os, dice que nunca hab¨ªa vivido una situaci¨®n similar "ni en la cl¨ªnica ni fuera de ella". Debatin explicaba ayer que "cuando llega una ola as¨ª de enfermos, un jefe cl¨ªnico siente desasosigo y consternaci¨®n". Reconoce que, pese a que considera que la UKE est¨¢ "perfectamente capacitada" para responder, "la sensaci¨®n de impotencia te desarma". A fin de cuentas, "nunca ninguna enfermedad nos hab¨ªa dado tantos quebraderos de cabeza".
En la Cl¨ªnica Universitaria explican que el brote est¨¢ demasiado localizado y todav¨ªa no ha durado lo suficiente para hablar de epidemia. No obstante, el brote infeccioso de E. coli mantiene a m¨¢s de 10 personas en su planta de Urgencias. La amenaza de que este n¨²mero aumente a 35 en unos d¨ªas obliga a la enorme cl¨ªnica a desviar a las v¨ªctimas de accidentes de tr¨¢fico a otros hospitales de Hamburgo. Aqu¨ª se concentran en los 88 pacientes graves que ya sufren el s¨ªndrome ur¨¦mico hemol¨ªtico (HUS). Es la complicaci¨®n m¨¢s grave que puede acarrear una infecci¨®n de bacterias E. coli enterohemorr¨¢gicas. Dos tercios de las v¨ªctimas son mujeres, quiz¨¢ -es una tesis barajada por los m¨¦dicos- porque ellas comen m¨¢s ensaladas. Unos 30 pacientes de este s¨ªndrome necesitan di¨¢lisis diaria. 20 de estos enfermos graves ingresados en la UKE son ni?os.
Cuenta Debatin que los peque?os responden bien al primer tratamiento de plasmaf¨¦resis. Para los que no mejoran mediante la limpieza de plasma se est¨¢ aplicando un tratamiento experimental. A la entrada del gran recinto cl¨ªnico, un gran luminoso pide al visitante: "Done sangre: hace falta plasma".
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