Mediana edad

Si Carta blanca, la ¨²ltima pel¨ªcula por ahora de los hermanos Peter y Bobby Farrelly, y este inesperado regreso de Ron Howard al g¨¦nero resultan indicativos de una tendencia, habr¨ªa que considerar que el universo adolescente ha sido definitivamente desplazado, como objetivo primordial de la comedia estadounidense, en favor de la mediana edad.

Ambas pel¨ªculas parecen responder a patrones tan reiterados en la comedia mediterr¨¢nea que uno, incapaz de encontrar respuesta en su memoria, no puede descartar del todo que sus respectivos territorios no hayan sido previamente explorados por alguna de nuestras farsas del desarrollismo o por comedias italianas posteriores a su ¨¦poca dorada.

Aqu¨ª, un tipo se enfrenta al dilema de si debe revelar o no la infidelidad de la esposa de su mejor amigo, cuando este se encuentra enfrascado en una severa carrera contrarreloj hacia la redenci¨®n profesional. La pel¨ªcula comparte algo m¨¢s con la propuesta de los Farrelly: una misoginia tan interiorizada que, en ning¨²n momento, es planteada como problema y que se remata en el castigo -all¨ª expl¨ªcito, aqu¨ª expresado a trav¨¦s de un radical desplazamiento del foco narrativo- de la mujer infiel. En ambos casos, los pecadillos del var¨®n -masturbatorios, inmaduros- son sancionados como claramente inocuos y no obstaculizan la salvaci¨®n clim¨¢tica del personaje y su aceptaci¨®n en el c¨ªrculo trazado por el restablecimiento del orden.

Pese a todo, ?Qu¨¦ dilema! funciona gracias a la energ¨ªa invertida por Vince Vaughn en la modulaci¨®n crepuscular de su propio arquetipo c¨®mico.

En los ¨²ltimos a?os, en calidad de productor ejecutivo y narrador, Howard ha estado implicado en la telecomedia Arrested development: por desgracia, no hay ni rastro de ese nuevo tono de humor en la competencia, totalmente exenta de sofisticaci¨®n, de este nuevo trabajo.