El viento pol¨ªtico cambia en Italia
Las municipales reflejan el hartazgo con Berlusconi y el deseo de renovaci¨®n del centro izquierda
La humillante derrota cosechada por Silvio Berlusconi y la Liga del Norte en las elecciones municipales parciales de esta semana ha dejado una huella profunda en la pol¨ªtica italiana y parece enviar una se?al de que no todo est¨¢ perdido para la izquierda en Europa. Muchos ciudadanos italianos han despertado, hartos quiz¨¢ de ser vistos como el pueblo occidental m¨¢s tolerante con las vilezas de sus gobernantes, y con el voto local han infligido al primer ministro y a la alianza que sostiene su Gobierno un sever¨ªsimo castigo, que de momento no har¨¢ caer al Ejecutivo, pero que deja a Berlusconi en una situaci¨®n de gran precariedad.
El magnate quiso convertir la cita en un plebiscito para legitimar su guerra contra los jueces, y ahora sabe a ciencia cierta que los italianos est¨¢n hartos de ¨¦l, de sus cuitas con la justicia y de su propaganda hueca y sin resultados. Un d¨ªa antes del voto, un estudio del Instituto Nacional de Estad¨ªstica revel¨® que en la ¨²ltima d¨¦cada, durante la cual la derecha ha gobernado ocho a?os, la econom¨ªa italiana ha sido la que menos ha crecido de la UE.
La derrota ha agudizado la crisis interna del Pueblo de la Libertad, un partido sin estructura
Cuando faltan dos a?os para el final de la legislatura, el l¨ªder populista ha sufrido la derrota electoral m¨¢s contundente de su carrera, y la primera en el ¨²ltimo lustro. El emblem¨¢tico vuelco de Mil¨¢n, coraz¨®n de su imperio medi¨¢tico y financiero, donde pierde por primera vez en 18 a?os, ha hecho tambalearse la alianza con la Liga de Umberto Bossi, que retrocede y pierde poder local en todos sus feudos hist¨®ricos. El mito padano (la independencia de una amplia zona del norte de Italia) pasa de momento a mejor vida, y la izquierda resucita casi sin esperarlo en las ciudades y pueblos donde la peque?a empresa familiar era vista hasta hace nada como el gran sost¨¦n social de la xenofobia y el racismo.
Los resultados, elocuentes de norte a sur, alcanzan la m¨¢xima carga liberatoria en N¨¢poles, la ciudad torturada por la Camorra y por la basura, que de un solo plumazo ha despreciado las falsas soluciones m¨¢gicas de Berlusconi y ha mandado tambi¨¦n a casa a un Partido Democr¨¢tico que ha gestionado de forma dolosa y clientelista el Ayuntamiento estos ¨²ltimos 20 a?os. Aunque la abstenci¨®n en el segundo turno lleg¨® al 50%, elegir alcalde de la plataforma popular, militar y econ¨®mica de la Camorra a un juez en excedencia, Luigi de Magistris, miembro del partido justicialista Italia de los Valores de Antonio di Pietro, es un gesto de un ins¨®lito coraje ciudadano. Y un grito de legalidad de enorme fuerza dram¨¢tica.
La derrota ha agudizado la crisis interna del Pueblo de la Libertad, un partido sin estructura que el l¨ªder m¨¢ximo fund¨® desde el estribo de su coche hace dos a?os. Berlusconi ha entregado todo el poder a Angelino Alfano, su ministro de Justicia, siciliano de 40 a?os, para tratar de frenar la sangr¨ªa entre las facciones. El primer ministro ya anunci¨® hace meses, durante una cena con la prensa extranjera, que Alfano podr¨ªa ser su sucesor. Ha sido coronado como delf¨ªn en el peor momento, cuando el barco hace agua por todas partes. Berlusconi paga y quiz¨¢ pagar¨¢ siempre el error de haber purgado a su viejo y contestatario aliado Gianfranco Fini. Aquella expulsi¨®n dej¨® al PDL hu¨¦rfano de materia gris y en manos del extremismo de la Liga y de los gritones coroneles que solo dicen s¨ª se?or.
El final de Berlusconi empez¨® hace dos a?os, no ahora. Las manifestaciones del Pueblo Violeta, la masiva protesta de las mujeres y la rebeli¨®n de los j¨®venes anunciaban la ca¨ªda. El berlusconismo, esa mentalidad antipol¨ªtica, antiestatal y anticultural que ha cambiado el rostro de Italia y ha prendido por Europa como lo hizo en su d¨ªa el fascismo, perdurar¨¢ en los pliegues profundos del pa¨ªs. Ha intoxicado incluso al centro-izquierda, que recibe en las urnas un premio excesivo para sus escasos m¨¦ritos. Su victoria bebe del desencanto con el rival y se debe al ¨¦xito de las primarias abiertas. All¨¢ donde las convoc¨® con limpieza, el PD ha arrasado. En Cagliari, Trieste y Mil¨¢n, las bases eligieron a candidatos de la izquierda real contra el criterio de la nomenclatura. Ese es el segundo mensaje de las urnas. El centro-izquierda debe perder el miedo a ser izquierda.
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