El edificio Calatrava se agrieta

En la lejana estirpe de Gaud¨ª, primero, y de Ricardo Bofill, despu¨¦s, Santiago Calatrava (Benimamet, Valencia, 1951) fue, en su d¨ªa, un arquitecto espa?ol que asombraba al mundo. Sigue si¨¦ndolo pero ya no ¨²nicamente por razones t¨¦cnico-art¨ªsticas, sino tambi¨¦n por su capacidad para generar controversia all¨¢ donde va y donde construye.

Asiduo desde hace tiempo de los procesos judiciales y protagonista de culebrones jur¨ªdico-financieros acordes con el calibre de su indudable sabidur¨ªa y de sus proyectos, Calatrava da que hablar, aunque ¨¦l no hable casi nunca. Y todo el argumentario de su prestigio global, ganado durante lustros a base de emocionar a la gente con apabullantes y revolucionarias obras de ingeniera civil -muchas de ellas inspiradas en formas de p¨¢jaros- pero tambi¨¦n cimentado sobre proyectos multimillonarios gracias a la filantr¨®pica firma de alg¨²n que otro pol¨ªtico sin escr¨²pulos, contrasta brutalmente con un inacabable rosario de problemas de todo tipo.

La ¨²ltima batalla abierta en el variado frente de Santiago Calatrava se ha librado en Oviedo, donde un juez fall¨® recientemente en su contra en el asunto del flamante -y problem¨¢tico- Palacio de Congresos y Exposiciones. Calatrava, su estudio valenciano Hoc Signo Vinces, la promotora Fiaga y la subcontrata Esdehor deber¨¢n pagar tres millones y medio de euros a la aseguradora Allianz. El motivo: el desplome, en agosto de 2006, de parte de la estructura del edificio durante su construcci¨®n (lo que caus¨® heridas leves a tres trabajadores).

La sociedad promotora y la compa?¨ªa constructora achacaron el incidente a "un problema de dise?o, direcci¨®n y ejecuci¨®n" de la obra, imputable, en su opini¨®n, al estudio de arquitectura. Y sostuvieron adem¨¢s en la vista que "el personal era insuficiente": solo hab¨ªa, dijeron, un arquitecto y un aparejador contratados para la supervisi¨®n de una obra de gran envergadura.

El equipo arquitect¨®nico, que, cuando sobrevino el derrumbe, aleg¨® que el estudio estaba cerrado por vacaciones, lo atribuy¨® a la constructora. Por la direcci¨®n del proyecto, Calatrava cobr¨® siete millones de euros. Fue llamado a declarar, pero no compareci¨® y present¨® un informe m¨¦dico, aunque el juez consider¨® "injustificada" su falta.

La empresa promotora, de titularidad privada, ha expresado adem¨¢s sus discrepancias con el equipo del arquitecto a causa de uno de los elementos m¨¢s singulares del edificio: una gran visera dise?ada para ser levantada, "un alarde de ingenier¨ªa" que no funciona por defectos en el complejo sistema hidr¨¢ulico, pero que supuso una inversi¨®n de al menos cuatro millones de euros de un total de 350.

El complejo de Calatrava en Oviedo, que alberga centro comercial, hotel de cuatro estrellas, consejer¨ªas de Cultura y Salud del Principado y aparcamiento subterr¨¢neo, en suma, la obra privada m¨¢s cara nunca realizada en Asturias (79 millones de euros), fue pol¨¦mico desde el principio por su ubicaci¨®n -est¨¢ encerrado entre edificios y solo es visible desde las zonas altas de las ciudad- y porque su tama?o es desproporcionado para el espacio en el que se levanta: sus estructuras laterales (sendos brazos en forma de "u" que rodean la c¨²pula central del Palacio de Congresos) rozan pr¨¢cticamente con algunas viviendas.

El Ayuntamiento de Oviedo, del PP, abon¨® una factura a Calatrava por un importe de mill¨®n y medio de euros por la redacci¨®n de tres de los proyectos para esta parcela que nunca se ejecutaron porque el consistorio los acab¨® desestimando: el Palacio de las Artes, la Facultad de Bellas Artes y el que iba a ser el nuevo palacio municipal.

Pero el de Oviedo es tan solo el m¨¢s reciente de los m¨²ltiples quebraderos de cabeza experimentados por el arquitecto valenciano. Diversos incendios en la Comunidad Valenciana han venido a sumarse a los rescoldos a¨²n humeantes de pol¨¦micas como la pasarela de Zubizurri, construida en Bilbao (y conocida como "la de los morrazos", por la ilimitada capacidad deslizante del material empleado), y que provoc¨® un cruce de querellas entre el Ayuntamiento y el arquitecto que se sald¨® en tablas. Como tampoco se han apagado nunca del todo las cr¨ªticas a su intervenci¨®n en el aeropuerto de Loiu, en las cercan¨ªas de Bilbao: un a¨¦rodromo espectacular en el plano est¨¦tico pero sin zona habilitada para la espera de viajeros. Tampoco su muy discutido puente sobre el Gran Canal de Venecia (se inaugur¨® entre temores de desplome y cr¨ªticas a su coste, de 11 millones, por parte de la oposici¨®n ciudadana) sirvi¨® para que Calatrava viviera tranquilo. El puente acab¨® siendo inaugurado en septiembre de 2008 casi con sordina, pese a la evidente espectacularidad del proyecto.

El arquitecto, verdadero profeta en su tierra, como demuestran los m¨²ltiples hitos que llevan su nombre en la Comunidad Valenciana y Baleares, se ha visto envuelto en turbias adjudicaciones de proyectos a dedo por gobiernos del PP, as¨ª como asediado por cr¨ªticas fundadas en los considerables sobrecostes de sus obras. Esquerra Unida denunci¨® en marzo que, en 2006, la Generalitat firm¨® un contrato sin concurso con el arquitecto para el dise?o y la construcci¨®n de un Centro de Convenciones en Castell¨®n que iba a costar 60 millones de euros. Por esa iniciativa, Calatrava habr¨ªa cobrado 2,7 millones. La fiscal¨ªa del caso de Castell¨®n recibi¨® adem¨¢s denuncias de otros dos proyectos fantasma del arquitecto: el de unos rascacielos cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el de una intervenci¨®n en el puerto de Torrevieja, tambi¨¦n paralizados. En total, Calatrava habr¨ªa cobrado 5,8 millones por las tres iniciativas.

El arquitecto se defendi¨® a trav¨¦s de un comunicado en el que asegur¨® que los honorarios cobrados a la Generalitat estaban "dentro de la legalidad" y que su despacho hab¨ªa cumplido "en todas y cada una" las cl¨¢usulas de los contratos. Tambi¨¦n afirmaba que se sent¨ªa "lesionado en su derecho fundamental al honor".

Este asunto se asemejaba al destapado en el caso Palma Arena, donde se investiga el pago en 2006 del entonces presidente balear Jaume Matas de 1,2 millones de euros a Calatrava por el anteproyecto, la maqueta y unos v¨ªdeos de un palacio de la ¨®pera.

El proyectista acumula en el antiguo cauce del Turia cuatro puentes, un cine Imax, una ¨®pera (el Palau de les Arts, que en septiermbre de 2007 se inund¨® por fallos de estructura), un museo de las ciencias (de indiscutible ¨¦xito social) y un edificio, llamado ?gora, que de momento ha acogido torneos de tenis, alg¨²n que otro recital y poco m¨¢s.

Su obra espa?ola m¨¢s famosa, la Ciudad de las Ciencias y de las Artes, iba a costar 150 millones de euros, pero el PP lo modific¨® y pas¨® a presupuestarse en 308 millones. Finalmente, 16 a?os despu¨¦s, el coste ha multiplicado por diez el inicial, para llegar a los 1.282 millones.