Las caras de Europa

Le¨ªa el otro d¨ªa en los pasillos de mi facultad un manifiesto sin firma -redactado con toda probabilidad por un grupo de estudiantes radicales de izquierda- en el que, entre los enemigos de una filosof¨ªa aut¨¦nticamente libre y emancipadora a los que es preciso combatir, se mencionaba al pensamiento d¨¦bil. No pude evitar decirme a m¨ª mismo que, parafraseando la vieja m¨¢xima, por lo visto hay quien cree que una bobada mil veces repetida puede acabar pasando por afirmaci¨®n razonable. En realidad, quien quiera conocer de primera mano las consecuencias pol¨ªticas que se desprenden de la propuesta te¨®rica de Gianni Vattimo lo tiene muy f¨¢cil. No tiene m¨¢s que asomarse a las p¨¢ginas de su obra El socialismo, o sea, Europa (volumen con el que se inaugura la colecci¨®n Filosof¨ªa Pol¨ªtica, dirigida por Santiago Zabala, en la que est¨¢ previsto que aparezca a continuaci¨®n el muy estimulante libro de Danilo Zolo Terrorismo humanitario). En ellas plantea con toda claridad sus puntos de vista tanto acerca de cuestiones doctrinales de fondo como acerca de los problemas m¨¢s concretos que se plantean en la actualidad. Vattimo se define como un comunista hermen¨¦utico, posmoderno, determinaciones que ¨¦l hace equivaler a menos dogm¨¢tico y menos cient¨ªfico. Esta definici¨®n le sirve a la vez para criticar nuestra realidad pol¨ªtica europea (en la que la izquierda lo m¨¢ximo que alcanza a plantear es la limitaci¨®n de los da?os de la crisis) y para presentar sus propias propuestas. Ambos aspectos constituyen inequ¨ªvocamente para Vattimo las dos caras de una misma moneda. Por decirlo con sus propias palabras: "Latinoam¨¦rica es el futuro de Europa". El chavismo de Vattimo (as¨ª como su simpat¨ªa por Castro, Correa o Evo Morales), tan f¨¢cil de caricaturizar, se basa en el convencimiento de que en algunos pa¨ªses de aquel continente se puede encontrar hoy una energ¨ªa democr¨¢tica como en ninguna otra parte del mundo. No es seguro que Vattimo acierte en esto, pero, en todo caso, en lo que no yerra es en la constataci¨®n de que el callej¨®n sin salida es el representado por todos esos proyectos, tan frecuentes en Europa y que, reclam¨¢ndose de izquierdas, no albergan m¨¢s pretensi¨®n que la de reconducir el capitalismo salvaje en direcci¨®n hacia un ox¨ªmoron llamado capitalismo razonable.