Rosal¨ªa Mera, indignada de lujo
La empresaria gallega, la espa?ola m¨¢s rica, solidaria con el Movimiento 15-M, sabe combinar filantrop¨ªa y negocio
Todo el mundo en A Coru?a, una ciudad de 250.000 habitantes, se ha tropezado alguna vez con do?a Rosal¨ªa. En la taberna Os Beles, donde la gente va a tomar pulpo y a cantar; caminando por el paseo mar¨ªtimo, junto a su hija Sandra y alguno de sus tres nietos, o en la cola de un cine. Do?a Rosal¨ªa. Sesenta y siete a?os nada mal llevados, solo hay una. Una mujer de gustos sencillos, vestida con cierto atrevimiento, que confiesa ver mucha telebasura, con una indiferencia por el juicio ajeno que solo da el dinero o el ¨¦xito social. Rosal¨ªa Mera Goyenechea ha conseguido las dos cosas.
En su Coru?a natal es casi un mito, una figura protectora que subvenciona proyectos filantr¨®picos, que invierte en empresas innovadoras, y deja constancia de su defensa del galego no normalizado hasta en las entidades que crea, como utilizar el t¨¦rmino Galiza, en el nombre de su Fundaci¨®n Paideia. ?A qui¨¦n podr¨ªa sorprenderle la defensa que hizo esta semana del Movimiento 15-M?
Tras divorciarse, en 1986, estudi¨® Magisterio y se psicoanaliz¨®
Su fundaci¨®n y su corporaci¨®n Rosp Corunna son las dos almas de Mera
Se declara de izquierdas, pero valora el trabajo de los empresarios
Con una fortuna de 3.000 millones de euros, seg¨²n 'Forbes', asume riesgos
"Fue una pregunta que le hicieron al final de una rueda de prensa, que era para presentar un proyecto", dice Jos¨¦ Leyte, mano derecha de Mera en lo tocante a inversiones. Por eso desconf¨ªa de la prensa. ?Se siente manipulada? Mera declinar¨¢ responder a un cuestionario enviado por este peri¨®dico, alegando "que est¨¢ fuera de Espa?a". Pero su declaraci¨®n de apoyo a los indignados no parece un desliz. Se confes¨® dispuesta a sumarse a las acampadas, y deplor¨® "los niveles de corrupci¨®n [que tenemos] tan extendidos, de muchas maneras, y de muchos colores. Tenemos que plantarnos y decir: as¨ª, no".
A Ces¨¢reo, due?o de Os Beles, la cosa no le ha sorprendido. "Rosal¨ªa es una persona de lo m¨¢s normal. Me consta que muy de izquierdas. Va de frente siempre, y no le gusta que le echen flores", cuenta, sin aportar m¨¢s datos. ?ltimamente frecuenta menos el local, "porque la gente le pide cosas continuamente". Tambi¨¦n Pancho Casal, copropietario de la productora audiovisual Continental, de la que Mera es accionista, encuentra natural la posici¨®n de la multimillonaria gallega. "Ella dice lo que piensa, sin reparar en sus circunstancias".
Sus circunstancias son una gigantesca fortuna. Nada menos que el 7% de las acciones del grupo Inditex del que es cofundadora, y una mir¨ªada de inversiones, las m¨¢s importantes cuantitativamente, en sectores inmobiliarios y en la hosteler¨ªa, colocadas todas bajo un paraguas corporativo, Rosp Corunna, a cuyo frente figura junto a su hija mayor, Sandra. La revista Forbes situ¨® en marzo pasado a la inversora gallega en segunda posici¨®n entre las mujeres m¨¢s ricas del mundo, calculando su fortuna en unos 3.000 millones de euros.
Rosal¨ªa Mera encarna el mito de Cenicienta en versi¨®n realista. Naci¨® pobre y se ha convertido en una mujer inmensamente rica. Este gigantesco salto en la escala social puede descolocar a cualquiera. "Soy una desclasada", reconoci¨® al escritor Suso del Toro, en una entrevista publicada por EL PA?S en 2004. Aunque, matizaba, "si me tengo que identificar, me identifico mucho m¨¢s con ese entorno que ha sido mi mundo y del que tampoco he querido moverme demasiado porque me nutre, me sostiene". Su entorno, su pasado, el de una ni?a de familia humilde, nacida y crecida en el barrio de Monte Alto, en A Coru?a, cerca del Matadero. Con un padre empleado de Fenosa y una madre que logr¨®, a fuerza de tes¨®n, regentar una carnicer¨ªa, sin entender de pesos ni de n¨²meros.
Rosal¨ªa Mera dej¨® la escuela a los 11 a?os para trabajar de costurera en la tienda de confecci¨®n La Maja. As¨ª conoci¨® a Amancio Ortega y con ¨¦l llegar¨ªa la aventura de Zara, e Inditex.
?Cu¨¢nto le debe a ella la empresa? "Yo creo que al principio Rosal¨ªa fue fundamental. Trabaj¨® muy duramente. Como la mayor¨ªa de las mujeres gallegas de esa ¨¦poca, cos¨ªa de maravilla", dice el escritor Manuel Rivas, que colabora con ella en su fundaci¨®n. Pero Rosal¨ªa dej¨® pronto la primera l¨ªnea de aquel frente empresarial para atender a sus hijos, en concreto a Marcos, el segundo, que naci¨® con una par¨¢lisis cerebral profunda que apenas le permite caminar. Ese alejamiento fue el principio del fin. En 1986 se romp¨ªa su matrimonio y Rosal¨ªa Mera se encontraba, de repente, sin una idea clara de qu¨¦ hacer con su vida.
Pero era todav¨ªa joven y ya lo bastante rica como para encontrar un camino propio. Ella, que hab¨ªa dejado la escuela a los 11 a?os para trabajar de costurera, se puso a estudiar. Estudi¨® Magisterio, se psicoanaliz¨®, y decidi¨® tomar las riendas de su vida. Cre¨® la Fundaci¨®n Paideia Galiza, para ayudar a los j¨®venes discapacitados a desarrollar su potencial, y para sacar adelante peque?as iniciativas empresariales en el mundo rural.
En el edificio sede de la fundaci¨®n, en la plaza coru?esa de Mar¨ªa Pita, funciona tambi¨¦n su holding financiero. Son como las dos almas de do?a Rosal¨ªa, en perpetua comunicaci¨®n y en perpetuo trasvase de ideas y experiencias. Con Paideia cultiva su lado filantr¨®pico, con Rosp Corunna invierte en el mercado inmobiliario de Estados Unidos o en el de Londres, donde financiar¨¢ el primer hotel de seis estrellas del mundo, en asociaci¨®n con la firma de lujo Bulgari, que estar¨¢ listo en 2012.
Mientras tanto, no para. Lleva una vida sencilla, pero muy activa. Vive en Lians (Oleiros), en la periferia de A Coru?a, con su hijo menor, Marcos. "Tiene una casa buena, pero nada ostentosa", dicen los que la conocen. Su agenda diaria est¨¢ cargada de citas. Recibe a voluntarios europeos, promociona un nuevo concepto integral de turismo rural, inaugura cursos de verano en universidades y auspicia conferencias. En 2007 recibi¨® la medalla al M¨¦rito del Trabajo, y tiene un sinf¨ªn de distinciones. Ha creado Mans, un vivero de empresas para ayudar a poner en pie iniciativas interesantes, pero huye de la caridad. "Se implica en los proyectos que le convencen, pero quiere rentabilidad y resultados. Tambi¨¦n le preocupa la transparencia. Nosotros somos una de las pocas productoras audiovisuales auditadas", dice Pancho Casal, de Continental. Porque, aunque ella es de izquierdas, siempre se ha declarado respetuosa con los empresarios. "Solo los que trabajan consolidan su proyecto. Hay una cultura del pelotazo, ser mediador, no invertir nada, coger el dinero y escapar. Pero montar una empresa es algo muy dif¨ªcil y de mucho riesgo", declaraba a Suso del Toro en la misma entrevista de 2004. En ella se lamentaba tambi¨¦n de la escasa ambici¨®n de los j¨®venes espa?oles, obsesionados con ser funcionarios.
Ese a?o, Mera abandonaba el Consejo de Administraci¨®n de Inditex y volaba definitivamente por libre, en calidad de gran inversora. A su importante cartera de participaciones, con el 7% de Inditex, y el 5% de las acciones de la farmac¨¦utica Zeltia, que investiga en f¨¢rmacos marinos contra el c¨¢ncer, fue sumando m¨¢s. Cuenta con el 10% de la cadena de hoteles Room Mate, invierte en energ¨ªas renovables, en cultivos marinos, en tecnolog¨ªas inform¨¢ticas, en una empresa de identificaci¨®n de reci¨¦n nacidos que utiliza la biometr¨ªa dactilar, y en un largo etc¨¦tera de iniciativas. Tiene tambi¨¦n tres rentables sociedades de inversi¨®n mobiliaria en capital variable (Simcav), y no renuncia a las oportunidades que ofrece el mercado. Su corporaci¨®n estaba en la lista de los defraudados por Bernard Madoff. Pero as¨ª son los negocios. Mera asume riesgos. Pero con su fortuna, no con su persona. Por eso, pese a la buena sinton¨ªa, es poco probable que comparta acampada con los indignados.
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